¿’Sound of Freedom’ es una buena película o es pura propaganda?

‘Sound od Freedom’ está en los cines. Aquí están cinco razones para darle una oportunidad, más allá de las controversias.

Por fin se estrenó ‘Sound of Freedom’, también llamada ‘Sonido de libertad’. Luego de las polémicas previas, es el momento de que el espectador de Ecuador la mire y saque sus propias conclusiones. ¿Es una buena película? ¿O es un mal largometraje, una decepción para aquel que pagó su boleto?

Depende. En las películas de ese tipo, a veces se cae en la tentación de evaluar por el tema antes que por los resultados artísticos. Y el tema es indudablemente trascendental: la trata de niños. Y también es dificil dejar de lado el lema del personaje estelar, “los niños de Dios no están en venta”.

No es fácil decidirse a abordar la pedofilia ni tampoco encontrar una manera de filmarla desde la ficción sin herir susceptibilidades. Porque eso hay que entender: estamos ante una película que, aunque se basa en una historia real, se toma licencias en beneficio del relato. Lo importante es si ese relato funciona.

Desde lo artístico, hay defectos. Empecemos por ahí esta crítica. El protagonista, interpretado por Jim Caviezel, parece infalible. La parte de las FARC es emocionante, pero difícil de creer. La oscarizada actriz Mira Sorvino está desconcertantemente desperdiciada. Está ese gran cliché de América Latina como sinónimo de caos.

Además, Eduardo Verástegui, el productor y cara visible de la promoción de ‘Sound of Freedom’, tiene un papel extraño y prescindible. Podía haber sido recortado.

En cambio, los aciertos son mayores y permiten concluir que esta película sí funciona. Emotiva, narrada con fluidez y seguridad, logra contar una historia terriblemente cruel con una estética desprovista de violencia. Ahí está el mayor logro del director mexicano Alejandro Gómez.

A continuación, ofrezco otros cinco aspectos detallados que permiten concluir que ‘Sound of Freedom’ es una buena película, filmada con esmero y talento.

Jim Caviezel, en un escena de ‘Sound of Freedom’. Angel Studios

El tema el demasiado delicado y difícil de tolerar. Normalmente, nadie dice: “vamos al cine a ver una película de trata de niños”. Por eso, elegir el tono era crucial para no caer ni en el heroísmo exagerado ni en la banalidad. Todo se narra con sobriedad y la estética, que sí existe, no está por encima del tema sino a su servicio. El humor es escaso pero se lo usa para descomprimir la tensión de algunos momentos muy emotivos.
Escena de ‘Sound of Freedom’, película del mexicano Alejandro Monteverde. Angel Studio

La banda sonora tiene la firma de Javier Navarrete, nominado al Óscar por la música de ‘El laberinto del fauno’. En esta ocasión, la música refuerza la sensación de drama y de solemnidad del relato. ‘Sound of Freedom’ no es abiertamente una película religiosa, pero se vale de la música para sumergir al espectador en una atmósfera espiritual.
Eduardo Verástegui y Bill Camp, en una escena de ‘Sound of Freedom’. Angel Studios

El protagonista es correctamente interpretado por Jim Caviezel. Pero el papel que se lleva las palmas lo interpreta Bill Camp, experimentado actor de reparto que aquí encarna a un exnarco que lucha, a su modo y en la clandestinidad, contra los pedófilos. En una narración donde los villanos no tienen matices, Camp construye un personaje que tiene un pie en el heroísmo y otro, en el inferno.
La actriz cubana Yessica Borroto, en una escena de ‘Sound of Freedom’. Angel Studios

La actriz cubana es otro de los puntos altos de ‘Sound of Freedom’. Ellla es el eje de la impactante escena inicial y representa el mensaje de que el peligro para los niños puede llegar disfrazado de belleza y bondad. Borroto ha salido antes en las series ‘Cuatro Estaciones en La Habana’y ‘Narcos’.
Jim Caviezel encarna al protagonista de ‘Sound of Freedom’, basada en una historia real. Sitio web del filme.

El español Gorka Gómez Andreu está a cargo de la fotografía, que refleja la espiritualidad de la narración, y acompaña las escenas largas y los diálogos. También aporta con una mirada a la Colombia por fuera de la postal turística. No obstante, también acierta en destacar el rostro del protagonista y en especial su mirada, la parte más importante de este agente que decide rescatar niños y no solo limitarse a arrestar pedófilos.