Si pensamos en piedras preciosas, una de las que seguro que nos vienen a la mente es el diamante. Quizás es una de las gemas más conocidas y que más relacionamos con el lujo y el glamour, gracias, en parte, al cine, los libros y las muchas celebrities que los han lucido.
Sin embargo, no es tan conocido el gran poder espiritual del diamante que convierte a esta piedra en una de las más poderosas para mejorar nuestro estado físico y emocional.
Ahora que está de moda conocer las propiedades y los beneficios de las piedras preciosas más importantes, es un buen momento para descubrir cómo podemos utilizar el diamante para sentirnos mejor.
¿Qué es y para qué sirve el diamante?
El diamante está formado por carbono cristalizado y tiene una superficie cúbica. Es lo que se denomina un alótropo del carbono y del grafito, es decir, que el diamante surge de la capacidad del carbono para presentar distintas estructuras, con propiedades físicas y comportamientos químicos bastante diferentes.
Es una de las piedras preciosas más duras que existen y es una gran conductor térmico, por lo que se considera un mineral único muy utilizado en joyería y en otros ámbitos.
Si nos centramos en las propiedades espirituales del diamante, nos encontramos con una gema muy poderosa. Este mineral tiene la capacidad de potenciar el poder del resto de gemas para que nos podamos beneficiar de todas las propiedades curativas de las piedras preciosas.
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¿Qué propiedades y beneficios tiene el diamante?
El diamante es una de las piedra preciosas con más poder espiritual y con una energía muy fuerte. Además, tiene una gran capacidad para mejorar la conexión con nuestra propia espiritualidad.
Esta gema se relaciona con la intuición y se considera una vía para acceder a nuestros sueños e interpretarlos mejor.
Una de las propiedades más importantes del diamante es que puede potenciar el poder de otras piedras preciosas y puede llegar a producir energía vibratoria.
También puede limpiar los campos energéticos que activan el aura y se asocia al chakra de la corona.
El poder del diamante es tan fuerte que lo suelen utilizar, muy a menudo, los sanadores y los trabajadores de la luz.
Tipos de diamantes
Aunque todos los diamantes tienen la misma composición, existen diferentes grupos de diamantes que se puede clasificar según su forma, su corte o según los tratamientos que hayan recibido.
Según su forma existen los siguientes diamantes:
- Diamante cubo. Este diamante se caracteriza por tener 8 vértices, 12 aristas y 6 caras.
- Diamante rombododecaedro. Diferenciaremos este diamante por sus 12 caras pentagonales y 30 aristas.
- Diamante dodecaedro. Esta gema tiene 20 vértices, 12 caras pentagonales y 30 aristas.
- Diamante octaedro. Un diamante que tiene 12 aristas, 8 caras triangulares y 20 vértices.
Si nos fijamos en el corte de la piedra tenemos los siguientes tipos de diamantes:
- De corte radiante. Es la manera en que suele cortarse esta gema para colocarla en el centro de un anillo. Se caracteriza por sus vértices rectos y las esquinas cortadas.
- De corte redondo. Este corte se realiza para potenciar al máximo el brillo del diamante.
- Corte marquesa. Su nombre proviene de la Marquesa de Pompadour, ya que se considera que estos diamantes recuerdan a la sonrisa de esta aristócrata.
- Corte princesa. No se recortan las esquinas y tiene una forma que hace que el diamante brille más. Es la forma más utilizada para anillos de compromiso.
- Corte corazón. Se corta imitando la forma del corazón y se utiliza para joyería.
- Corte lágrima. Estos diamantes su utilizan para crear pendientes y anillos, y tienen forma de lágrima, como su propio nombre indica.
Los diamantes pueden tratarse para mejorar su apariencia y su brillo. Según el tratamiento que reciban, encontramos los siguientes diamantes:
- Diamantes perforados con láser. Se eliminan sus inclusiones internas con un corte limpio con láser que mejora su brillo y claridad.
- Diamantes de claridad realzada. Se inserta algún material parecido al diamante para solucionar pequeñas imperfecciones de la piedra.
- Diamantes de color realzado. Se mejora su color aumentándolo o alterándolo.
Finalmente, los diamantes se pueden clasificar por su tonalidad. Aunque en realidad deberían ser transparentes, sin ningún color ni matiz, ningún diamante es totalmente perfecto. De este modo nos encontramos con diamantes incoloros, ligeramente incoloros y con una tonalidad amarilla muy ligera.
¿Cuál es el valor del diamante?
Si hablamos del diamante como piedra preciosa con propiedades para mejorar nuestro bienestar físico y emocional, su valor es muy elevado. Esta gema tiene una gran poder espiritual del que nos podemos beneficiar y es capaz de activar otras piedras preciosas con capacidades curativas muy importantes.
Si lo que queremos saber es el precio material de esta gema, entonces podemos decir que un diamante de corte brillante redondo cuesta entre 2.500 y 18.000 dólares por quilate.
¿Qué piedra es el diamante?
El diamante se forma de manera natural cuando el carbono se ve sometido a una alta presión y temperatura. Esta piedra preciosa, de gran belleza, no deja de ser el mineral resultante de una cristalización del carbono. Es por este origen humilde, que se utiliza la expresión de “ser un diamante en bruto”.
Los diamantes naturales, que se crean por si solos en la naturaleza, son muy difíciles de encontrar. Por ello, existen maneras artificiales de crear esta piedra preciosa.
¿Cómo se hace el diamante?
Los diamantes naturales se forman en el manto de la tierra, dentro de roca fundida, donde se consiguen la temperatura y la presión necesarias para que el carbono cristalice en diamante. Este proceso es complejo y la dificultad para encontrar diamantes naturales ha hecho que se busquen alternativas para crear diamantes artificiales.
Existen dos sistemas para fabricar diamantes:
- Recrear la naturaleza. Este método consiste en recrear en un laboratorio las condiciones de temperatura y presión que se producen en la naturaleza para obtener diamantes naturales.
- Diamantes artificiales. Se pueden obtener diamantes sintéticos al mezclar, a altas temperaturas, metano y gas de hidrógeno con carbón en estado gaseoso.
