Ventanas, bifurcaciones y puentes

Sorprendente debut de Celine Song. Película de las que con facilidad se catalogan como especiales o diferentes. La promocionan como una hermosa historia de amor, pero sobre todo es sobre compromiso e integridad. 

“Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán”.

Los últimos versículos del capítulo 11 del Génesis nos cuentan que Taré decidió irse con su familia a otro lugar. Desde un punto de vista humano, no tiene por qué parecernos sorprendente, el hecho de que un padre de familia, o un matrimonio consideren que su futuro puede ser mejor y más próspero en otra parte es algo que sigue muy vigente. 

Como la familia de Taré, la de la protagonista de Vidas pasadas también considera que su futuro está lejos de Corea del Sur y deciden partir rumbo a América, en concreto a Canadá. Ella no tiene la opción de quedarse en su lugar de origen, aun es una niña. No parece que vaya a dejar demasiadas cosas atrás. Tan solo, sus raíces y a su mejor amigo. 

Vidas pasadas es una película a contracorriente por varios motivos. Voy a destacar dos: uno que tiene que ver con la manera en que está contada la historia y el otro con el comportamiento de los personajes. En cuanto al primer motivo, el formal, está muy lejos de la mayoría de los productos audiovisuales que intentan ser atractivos con la superficialidad de la imagen. Un guion realmente inteligente y meticuloso, que a la hora de llevar a la pantalla ha sabido mimar con el máximo cuidado. Si ya es raro encontrar a alguien que ruede en 35mm, el tratamiento que ha dado a la fotografía se puede calificar de inverosímil. Cada secuencia tiene una luz y una textura adecuada a lo que se nos está contando, no dependiendo tanto del entorno, sino del interior de los personajes. Una atmósfera asociada a los sentimientos. Un ejercicio ejemplar de expresionismo. 

El segundo aspecto por resaltar tiene que ver con su mensaje o lo que motiva las decisiones de los protagonistas. En una palabra se podría definir como: contención. En una sociedad tan dada a dejarse llevar por las emociones, a justificar comportamientos inmorales, a disfrutar del momento, que se nos exponga un ejemplo de saber estar, de compromiso y de integridad como el que muestra el triángulo protagonista, es una agradable sorpresa. 

La película sí exige al espectador, pero sabe responder generando múltiples reflexiones, algunas verdaderamente profundas. Otro equilibro que demuestra Celine Song en su doble faceta como directora y guionista. Diálogos estupendos apoyados en unas interpretaciones muy medidas y mucho simbolismo en la escenificación: hay ventanas por todas partes que se convierten en un juego de apariencias. Son incontables las bifurcaciones que nos señalan la cantidad de decisiones que debemos de tomar a lo largo de nuestra vida. Y los puentes tienen una presencia casi constante, símbolo de unión. 

Más que buscar un lugar en la historia del cine, parece que lo que ha intentado Celine Song es encontrar un sitio en la historia de cada espectador. El alcance que vaya a tener la película será siempre subjetivo. La experiencia vital de cada uno va a determinar la empatía con la película. 

He destacado varios aspectos que la hacen una película a contracorriente y no quiero dejar de señalar uno que sí tiene que ver con su tiempo y lugar, es la falta de espiritualidad en la vida de los personajes. Aunque el título hace referencia a la reencarnación, tan asumida en la cultura coreana, parece que el pretexto que articula la trama, ni siquiera los propios personajes se lo pueden tomar muy en serio. 

Al pasar la página de la Biblia y llegar al capítulo 12 del Génesis, nos encontramos con que la perspectiva humana era muy limitada a la hora de saber por qué Abraham había accedido a abandonar su tierra e irse con su familia. Con un flashback se nos muestra la vital importancia de tomar nuestras decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. 

“Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”

Ventanas, bifurcaciones y puentes