Crítica de Kübra, la serie de Netflix: la tecnología es nuestro Dios

Crítica de Kübra, dirigida por Durul y Yagmur Taylan para Netflix. La serie turca está protagonizada por Çagatay Ulusoy, Aslihan Malbora, Ahsen Eroglu, Nazan Kesal y Ahmet Mümtaz. El estreno de Kübra en Netflix España es este 18 de enero de 2024.

Este thriller de Netflix está protagonizado por Çagatay Ulusoy, Aslihan Malbora, Ahsen Eroglu, Nazan Kesal y Ahmet Mümtaz, entre otros artistas turcos, bajo la dirección de los hermanos Durul y Yagmur Taylan, que tienen en su haber otros dos títulos en Netflix: Andropausia y Azizler.

Los directores turcos han dado el salto de la comedia al thriller con esta historia basada en la novela homónima original de Afsin Kum. Por nuestras tierras poco ha llegado del dúo, pero los hermanos Taylan son sinónimo de éxito con varios grandes premios en Turquía.

Kübra cuenta la historia de Gökhan Sahinoglu, un hombre afable y responsable con una vida completamente normativa: tiene trabajo estable, una novia con la que mantiene una relación algo tortuosa, y poco más destacable.

Pero Gökhan vive atormentado desde sus años en el ejército. Los fantasmas de sus compañeros le persiguen, lo que lo ha llevado a cambiar las directrices de su vida para enfocarse en la espiritualidad y sus creencias islámicas.

En el piloto podemos ver que, de hecho, se ha vuelto bastante impertinente con su impostada rectitud. No parece que sea el objetivo que quieren transmitir con el personaje, pero sus constantes juicios hacia todos los que lo rodean, que también parecen profesar su propia fe sobre él, se vuelven harto repetitivos.

Gökhan forma parte de una comunidad virtual, “SoulTouch”, en la que conoce a otro usuario que dispara la trama, llamado Kübra. Este misterioso personaje mensajeará a nuestro protagonista con información sobre su futuro inmediato. Y sus predicciones comenzarán a hacerse realidad.

No creas que Kübra adivina el número de la lotería, ni el tiempo que va a hacer mañana. Kübra predice eventos que llevarán a Gökhan a convertirse en casi una figura mesiánica cuando empieza a compartirlos con los demás. Y si algo nos han enseñado las redes sociales es que tener muchos seguidores también conlleva ciertos riesgos.

Las demostraciones de poder de Kübra y las incesantes reflexiones filosóficas que recibe por mensaje terminan por acabar con su ya tocado temple. Gökhan parece convencido de que Alá se comunica con él… por mensajería online.

La religión de la tecnología moderna

La plataforma líder de audiencia en España estrena una serie con un fuerte componente religioso muy en la línea de producciones propias como La Mesías, que, paradójicamente, tiene su gran pecado: el ritmo.

Los capítulos se desarrollan con tempo y estructura en forma de campana de Gauss invertida; lo podemos diseccionar del piloto de la serie, en el que arranca con ideas y un montaje prometedores, pero se ralentiza excesivamente entre alardes de grandilocuencia narrativa, para terminar con el arquetípico gancho del siguiente capítulo.

Sus episodios duran 40 minutos, así que la carga no será tan pesada. Acompañaremos a Gökhan en su proyecto de pseudomesías moderno que recibe inspiración a través del móvil. Unos pondrán en tela de juicio su cordura y otros lo seguirán cual pastor que acabará con las drogas, la muerte y el sufrimiento.

Son parte de sus temas: la depresión ligada a las adicciones, a su vez ligada al trauma, que acaba apuntando a la falta de como respuesta de la mala fortuna. Y el carácter de Gökhan tratando de ser la respuesta a todos los males de la humanidad termina siendo tan tortuoso para el espectador como sus recuerdos.

A pesar de que orbita constantemente alrededor de la fe y la pérdida de ésta en la sociedad moderna, poco tiene de misticismo en su aura. Nada malo per se, quiere ser un thriller mundano que cabalgue entre la realidad más seca y la búsqueda del virtuosismo personal. Quiere seguir con los pies en la tierra.

Kubra

Kübra tiene madera narrativa para ser una buena apuesta cinematográfica turca en Netflix. Su producción y su fotografía dicen “soy una producción de altura”. Sus reivindicaciones son menos grandiosas que las de Mesías, por seguir con el ejemplo, pero es mucho más verosímil.

¿Gökhan es la boca de Dios o simplemente ha perdido la cabeza? La serie estudia la idea mediante la tecnología, pero es ciertamente complicado darle un valor trascendental a sus reflexiones cuando las conversaciones internas de Gökhan se tropiezan con una suerte de WhatsApp comunitario. El desarrollo torpedea sus buenas ideas.

Aun así, su reflexión sobre la fe y la espiritualidad florece con el cierre de la temporada. La necesidad de respuestas a preguntas emocionales complejas ha sido siempre el principio de la fe y de la religión. Y hoy nuestro Dios puede ser un familiar, una idea o… la propia tecnología.

Kübra tiene un planteamiento original y sólido, pero pierde demasiado tiempo en los retorcidos pensamientos intrusivos de Gökhan. Su estructura narrativa también es su peor aliada en este juego, pero la recompensa final es suficiente como para darle una oportunidad. Y también su condena. Ahora te toca elegir a ti la respuesta.

VALORACIÓN:

Kübra es un thriller turco de Netflix que explora la fe mediante la tecnología con una premisa y una recompensa satisfactorias; la espiritualidad es una base sólida para cuestionar las columnas que sostienen nuestra sociedad, pero el ritmo y la estructura la hacen languidecer en exceso.

LO MEJOR:

Sus reflexiones sobre la fe y la tecnología llegan por rachas, pero tienen una atractiva recompensa final.

LO PEOR:

El principal problema de Kübra es su ritmo y el pesadumbroso espíritu de su protagonista.

Crítica de Kübra, la serie de Netflix: la tecnología es nuestro Dios