“A Dalí le hubiera gustado ver ‘El Cristo’ en su museo”: la icónica obra recala por primera vez en Figueres

El óleo ‘El Cristo’ (1951) de Salvador Dalí.CSG CIC Glasgow Museums and Collection

El Cristo (1951), un óleo sobre lienzo de 2 metros de alto por 1,15 metros de ancho, una de las creaciones más emblemáticas de Salvador Dalí, se podrá ver hasta el 30 de abril en el Teatro-Museo de Figueres, como pieza central de la muestra Dalí. El Cristo de Portlligat. Se trata de una exposición “especial” porque “seguramente a Dalí le hubiera gustado mucho ver el Cristo en su museo”, apunta la directora de los Museos Dalí y comisaria de la muestra, Montse Aguer. Este óleo, que induce a la contemplación, está en la galería Kelvingrove de Glasgow desde 1952, año en que el Ayuntamiento de la ciudad la adquirió por 8.200 libras y se expuso por última vez en territorio español en Madrid y Barcelona. Según señala Aguer sobre esta pintura, “Dalí la tenía en mente mucho antes de pintarla”, y dialoga con La cesta de pan, dos obras maestras en las que el artista “habla de pintura, de la perfección, de maestría y sobre todo del oficio de pintor”.

La exposición, que han presentado este miércoles el presidente de la Fundación Dalí, Jordi Mercader, y Aguer, ahonda en el proceso de creación del artista y destaca la importancia del paisaje, así como el lugar de ejecución de la pieza, el taller de Portlligat. “Hablamos de Dalí, de su modo de pintar, de un proceso que empieza en EE UU, pero que se materializa en su taller”, dice Aguer.

La muestra también presenta, en una de las cinco salas vestidas con largos cortinajes rojo oscuro, La cesta de pan (1945), que deja su puesto de honor en la Sala del Tesoro. Según explicó el mismo genio, ambas comparten “la maestría técnica, la composición formal, un realismo fotográfico, el claroscuro que da relieve a la crucifixión y una luz que aporta dramatismo a la figura e intensifica su percepción mística”. El diálogo entre ambas la hace “una exposición única”, asegura Aguer, “ya que no se podrá ver en ningún otro lugar porque la Cesta de Pan -como dejó dicho el artista-, no saldrá de su museo”. Coinciden en composición, técnica, textura y el tratamiento especial de la luz que da volumen a la figura o el pan.

También forma parte de la exposición material inédito que permite conocer el contexto creativo: cinco fotos, seis piezas de elementos preparatorios, un cuaderno con estudios y esbozos de entre 1948 y 1958 que se muestran en formato original con el soporte de un monitor y dos audiovisuales.

Dalí pintó El Cristo como conclusión de un momento de transformación y de culminación de su deseo de convertirse en clásico y en “salvador” de la pintura moderna. Las representaciones y episodios religiosos en su corpus artístico son, con la recuperación de los postulados de la física cuántica, resultado de la evolución de su pensamiento. Pintó un cristo que sigue la tradición de Goya, Velázquez o Rafael, pero a la vez la rompe porque quiere pintar un cristo sin los rasgos del sacrificio, bello; nos habla de metafísica, de espiritualidad, de religión, pinta una obra enigmática, un cristo en una perspectiva zenital absolutamente sorprendente que mira hacia un paisaje muy concreto, Portlligat.

La figura es la de un Jesucristo dignificado. “Dalí respira enigma, provocación”, apunta la comisaria. El mismo genio detallaba “Porque he pasado por el cubismo y el surrealismo, mi Cristo no se parece a los demás, sin dejar de ser clásico. Creo que es al mismo tiempo el menos expresionista de todos los que han estado pintados actualmente. Es un Cristo bello, como el Dios que es”. Para materializar esta idea buscó un modelo de belleza apolínea y, por su amistad con el productor de cine Jack Warner, llegó al gimnasta y especialista de cine Russ Saunders, quien, como doble de acción, había participado en Los tres mosqueteros (1948) o Cantando bajo la lluvia (1952). Gracias a unos negativos de la fundación también vieron que había otro modelo que aún no ha sido identificado.

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Inspiración en San Juan de la Cruz

El proceso de trabajo de Dalí “es complejo y meticuloso, con gran riqueza de recursos técnicos”, destaca Aguer, que detalla que además de los esbozos en vivo, “se sirvió de fotos para trasladar ese cuerpo a la tela”. La figura crucificada mira hacia abajo, hacia el paisaje que completa la obra con una escena habitual en la bahía: unos pescadores trabajando en la orilla, pero, en el barco, aparece un labrador francés pintado por Le Nain y otra silueta del estilo de Velázquez. El artista confesó en una revista escocesa que su cuadro “había sido inspirado por el dibujo en el que el propio san Juan de la Cruz representó la crucifixión”, ilustración que vio en un viaje en el que 1948 visitó en Monasterio de la Encarnación en Ávila.

La exposición la completa un libro publicado por Planeta, “¿Por qué, Dalí?. El enigma como provocación del arte”, que, de la mano del escritor Juan Sierra, del artista Antonio López y de Aguer indaga sobre los motivos por los que el genio creó El Cristo. Otros cuatro artículos de especialistas de la fundación hablan del proceso creativo. Para Aguer “es un libro clave para entender esta icónica obra, un momento determinado que empieza con su regreso de EE UU en 1948 y cómo va evolucionando su creación”.

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