Crítica de ‘Nine Perfect Strangers’, el macabro retiro espiritual de Nicole Kidman

Nicole Kidman ha aprovechado el tirón del suspense televisivo para dar vida a personajes complejos y envueltos en profundos dramas, con los que lucirse de una forma aún más expansiva de lo que acostumbra en la pantalla grande. Desde que se pusiera al frente de ‘Big Little Lies’, también la hemos visto en ‘Top of the Lake’ y ‘The Undoing’, completando un tridente de apuestas que, con mayor o menor acierto, entrelazaban el atractivo del thriller con conflictos poderosos. Y, sin salirse de esa carretera por la que circula a velocidad punta, la oscarizada actriz protagoniza ahora ‘Nine Perfect Strangers’, un intrigante drama en el que se ha rodeado de varios de sus sospechosos habituales.

Nicole Kidman regenta un atípico negocio en ‘Nine Perfect Strangers’

Basada en la novela homónima de Liane Moriarty, autora también de “Big Little Lies”, y bajo la supervisión creativa de David E. Kelley, creador de ‘Big Little Lies’ y ‘The Undoing’, ‘Nine Perfect Strangers’ despliega sus tramas en Tranquilum, un centro de bienestar alejado de la contaminación sonora, visual y ecológica de la gran ciudad. A este espacio recóndito, exótico y lujoso acuden, en solitario o en familia, nueve personas al borde del colapso. Todas ellas han sido elegidas específicamente por Masha, la dueña del complejo, que tiene fama de ser capaz de “sanar” las condiciones psicológicas más desafiantes. No obstante, los métodos de esta gurú de origen ruso tienen muy poco de ortodoxos, ya que su meta pasa por la confrontación extrema con los traumas que ahogan a aquellos que se ponen en sus manos.

“Habéis venido a morir y os voy a traer de vuelta a la vida” es la máxima con la que Masha deja claro a sus huéspedes que no es una terapeuta tradicional. Pretende controlar sus subconscientes y hurgar en sus heridas más profundas, aquellas que ha diagnosticado de antemano al analizar sus perfiles, independientemente del torrente de pus y sangre que pueda derramar en el proceso. Aun así, por excesiva que parezca esta estrategia, la aplica sin despojarse de un aura de pureza y amabilidad realmente inquietante. Una radiante luz que atrae y ciega a sus visitantes, quienes están tan desesperados por volver a casa como personas nuevas que se someterán a la manipulación de una titiritera que también huye de sus propios fantasmas.

Bobby Cannavale es uno de los extraños de 'Nine Perfect Strangers'

Bobby Cannavale es uno de los extraños de ‘Nine Perfect Strangers’

Una terapia peligrosa

En vez de sostener su misterio sobre un asesinato irresuelto o una desaparición imprevista, ‘Nine Perfect Strangers’ convierte a sus protagonistas en las auténticas incógnitas. No hay un interrogante que convenza como hilo conductor, más bien hay una docena de enigmas andantes, cuyas inquietudes y pasados se van destapando en cada capítulo o, lo que es lo mismo, en cada jornada de este retiro. A medida que los métodos de Masha se van intensificando, el estilo visual de la serie va mutando hacia la experimentación y una sinceridad forzada tira la puerta abajo para mostrar el reverso oscuro de los huéspedes, los trabajadores y la propia dueña del establecimiento.

En este sentido, se pueden trazar ciertos paralelismos con ‘Homecoming’, ya que ‘Nine Perfect Strangers’ también trata de esbozar un misterio relacionado con su protagonista principal que podría remediar la dispersión de tramas, pero lo hace sin demasiado ahínco y sin llegar a tener el empaque suficiente como para que la serie funcione como thriller. En cambio, donde sí consigue brillar a lo largo de los seis episodios que hemos podido ver es en el apartado dramático, sobre todo gracias al desempeño de un extraordinario elenco que, a pesar de su naturaleza coral, se reparte muy bien el tiempo en pantalla para destacar tanto individualmente como en conjunto. Evidentemente, no todos los personajes interesan lo mismo y algunos están mejor desarrollados que otros, pero el trabajo de los intérpretes es sin duda lo mejor que alberga la ficción.

Michael Shannon, en pleno discurso en 'Nine Perfect Strangers'

Michael Shannon, en pleno discurso en ‘Nine Perfect Strangers’

Dentro de ese extenso reparto destacan Bobby Cannavale, Michael Shannon, Grace Van Patten, Melissa McCarthy, Tiffany Boone o la propia Kidman, que han trabajado mano a mano con el cineasta Jonathan Levine para que sus personajes sean tan honestos como reservados. Del choque entre ambos polos emergen reflexiones sobre la vida contemporánea, desde la obsesión con el físico que promueven las redes sociales al sentimiento de vacío de la juventud, explorando también cuestiones más profundas como la fijación de soterrar el dolor para aparentar que todo va bien, que somos perfectos, aunque sea en el exterior. A través de las agresivas técnicas de Masha, ‘Nine Perfect Strangers’ saca a relucir todas esas falsedades y miedos de sus protagonistas, pero lo hace tendiendo más al melodrama al suspense, y dejando la sensación de que no ha sabido encajar sus piezas como pretendía, sobre todo en un verano en el que ‘The White Lotus’ ha triunfado en un cometido similar.

Crítica de ‘Nine Perfect Strangers’, el macabro retiro espiritual de Nicole Kidman