Escuela, ética y sentimientos – El Nuevo Diario (República Dominicana)

Lo ético no se asocia a los sentimientos, porque los sentimientos resultan de procesos mentales que ocurren en lo inmediato, después de un proceso en donde las personas  experimentan emociones. Los sentimientos son vivencias de momentos que marcan en el cerebro un proceso, en donde el individuo vive el estado anímico que le ocasiona algún énfasis emocional, produciéndose a partir de ahí, el sentimiento.

Primero la familia y luego la escuela, están llamados a trabajar el mundo ético en los sujetos que componen su nómina de membresía. Pero, los protagonistas de la educación deben saber que la sociedad culpa a la escuela del comportamiento ciudadano en sentido general.

En la vida de los individuos del género humano, ocurren situaciones que comprometen a las personas a través de una fuerte incidencia que conducen a acciones, actitudes y toma de decisiones basadas en emociones y sentimientos. No es aconsejable a la persona actuar bajo la influencia de las emociones, porque el curso de las acciones que se producen, no garantiza de ningún modo una solución ética de la situación o situaciones que se producen durante las vivencias humanas.

La ética es un sistema que nace y se desarrolla con el propósito de evitar acciones y actitudes sustentadas en lo irracional. Esa es una de las razones por las cuales la escuela debe educar al respecto de que la ética no se asocia a lo sentimental.

El sistema que conforma el mundo de la ética tampoco se debe vincular al mundo religioso. Las regiones en sentido general son un conjunto de sistemas culturales, fundamentado en creencias, misiones y visiones del mundo. Ellas conducen a las personas hacia la espiritualidad y en ocasiones  buscan imponer los valores morales de su particularidad. Por eso la ética no se fundamenta en la religión.

Es que la ética no está definida por religión de ningún tipo ni forma. Aunque algunos pensadores han indicado que “la religión constituye la base de la ética” y otros apuntan a que “la ética se fundamenta en asuntos netamente racionales”.

Es cierto que la mayoría de las religiones fundamentan sus preceptos en principios éticos, pero la ética en su quehacer esencial trasciende ese ámbito, porque ella se aplica tanto a los actores y protagonistas religiosos como no religiosos. Las religiones buscan creyentes doctrinales, la ética busca generar conciencia en los entes sociales, para que como individuos humanos, lleguen a tomar decisiones fundamentados en la generación del bienestar particular de cada persona y en el bienestar de sus semejantes y si es posible, a todo el conglomerado  social.

El mundo escolar debe conocer y entender que la ética es algo diferente a la ley. Las leyes se refieren a las normas y regulaciones jurídicas que se establecen en conformidad con los intereses de un país o nación, implicando castigos para quienes no cumplan sus mandatos. La ética en cambio, se fundamenta en los principios de la moral, para que desde ellos, las personas actúen en favor de la convivencia pacífica, la participación equitativa e integral, procurando prosperidad y armonía de conjunto.

A través de este proceder ciudadano, se busca que la ley se sustente en cánones éticos, pero la ética no está configurada ni definida por la ley. En mucha ocasiones y en procura de beneficio del Estado, las leyes se han separado del mundo ético, lo que ha devenido en detrimento y perjuicio del ciudadano común.

La sociedad tampoco define el mundo ético. Es que la sociedad está integrada por un conjunto de individuos que se  relacionan y buscan intereses entre sí. Se trata de personas agrupadas en forma integral, bajo normas y reglas de organización social, bajo contrato jurídico y consuetudinario que comparten una misma cultura en un espacio de tiempo determinado e integrando una civilización establecida desde un sistema conjunto de personas con diferentes propósitos en lo particular que (teóricamente), luchan para lograr bienestar común.

En ese sistema o civilización los principios éticos son aceptados por lo menos por una mayoría de ciudadanos, para desarrollar procesos de convivencia sobre la honestidad, la confianza, la responsabilidad, el compromiso, respeto mutuo, así como otros principios y valores que traen paz, progreso, armonía, convivencia social y perduración en el tiempo, para construir la historia en particular de un conglomerado.

Por Francisco Cruz Pascual

Escuela, ética y sentimientos – El Nuevo Diario (República Dominicana)