La Apacheta, el histórico cementerio de Arequipa que alberga más de 200 mil tumbas y esconde uno de los grandes misterios de la ‘Ciudad Blanca’

Mujeres ahorcadas, espíritus que regresan de la muerte son algunos de los personajes de la noche que se presentan en el cementerio de La Apacheta| Composición: Infobae

El cementerio general La Apacheta destaca como uno de los camposantos más icónicos de Arequipa. Reconocido como un importante elemento del patrimonio cultural, este lugar se levanta sobre 130 mil metros cuadrados y ofrece la oportunidad de difundir la riqueza cultural no solo entre los habitantes de Perú, sino también a nivel internacional.

Alrededor de 200 mil personas se encuentran enterradas allí, donde se amontonan piedras y que representa la separación de dos caminos: el mundo y el más allá.

Se creía que La Apacheta era uno de los cementerios más antiguos de la ciudad, pero esta creencia resultó ser incorrecta. En realidad, a lo largo del siglo XVIII, existía un cementerio muy conocido en la zona de Miraflores. Sin embargo, debido al aumento del número de fallecidos durante ese período, este camposanto se saturó, lo que llevó a la búsqueda de un nuevo lugar alejado de la ciudad para evitar ser un peligro para la salud de los ciudadanos.

Fue en 1825 cuando se inició a la construcción del cementerio general, por orden de Simón Bolívar. Esta obra se considera una de las más significativas del siglo XIX.

Cada día de luna llena, la Beneficencia Pública de Arequipa organiza paseos nocturnos para los amantes de lo oculto y lo sobrenatural.

Mujeres ahorcadas, espíritus que regresan de la muerte son algunos de los personajes de la noche que se presentan en el cementerio de La Apacheta.

Uno de los misterios más populares gira en torno a la figura de Mónica ”la condenada”, una mujer vestida de blanco con una chaqueta de cuero. Según cuenta la leyenda urbana, esta enigmática mujer se oculta en los pasillos del cementerio con el fin de seducir a jóvenes que salen por la noche. Posteriormente, se apodera de alguna prenda de sus víctimas, la cual se halla posteriormente en la tumba de la misteriosa mujer.

Otra historia popular gira en torno de la familia Lira, un mausoleo en forma de pirámide y con iconografía egipcia. La entrada de este sepulcro se encuentra resguardada por una mujer y una esfinge con los ojos en blanco. Una integrante de esta familia practicaba la hechicería y cuando falleció, sus parientes construyeron esta edificación con íconos egipcios para proteger su espíritu.

Este recorrido termina en el pabellón de los excomulgados, personas que se suicidaron y fueron apartadas por la iglesia Católica.

Según relatan, esta mujer camina por las noches en las calles de Arequipa.
Según relatan, esta mujer camina por las noches en las calles de Arequipa.

A lo largo del siglo XX, una multitud se congregó en las cercanías de la prisión de hombres para presenciar un acontecimiento que marcaría la historia como el último fusilamiento registrado en Perú. El protagonista de esta historia era Víctor Apaza Quispe, esposo de Agustina Belisario Capacoyla, un hombre que desde temprana edad había mostrado una profunda devoción religiosa.

Sin embargo, un día, obsesionado con los pecados de otros, perdió la razón y tomó la trágica decisión de acabar con la vida de su esposa, golpeándola en la cabeza con una piedra. Después de un prolongado proceso judicial que se extendió por más de dos años, el homicida fue declarado culpable de asesinato y condenado a la pena de muerte por fusilamiento. Sus restos descansan en un nicho del pabellón San Hilarión del cementerio general de La Apacheta.

A pesar de la condena, aún persistían voces que sostenían su inocencia, lo que podría explicar la presencia de más de dos mil personas que acompañaron el cortejo fúnebre hasta su última morada. Con el paso de los años, los restos de Apaza Quispe se convirtieron en objeto de veneración por parte de los habitantes de Arequipa, quienes comenzaron a visitar su tumba de forma regular. Además de flores, dejaban diversos regalos en muestra de su devoción.

La última morada de Víctor Apaza Quispe es testigo de miles de arreglos florales y regalos (Radio Yaraví)
La última morada de Víctor Apaza Quispe es testigo de miles de arreglos florales y regalos (Radio Yaraví)

Uno de los mausoleos más importantes del cementerio guarda los restos de diversos personajes importantes en la historia del Perú.

Mariano Melgar Valdivieso: Un mártir de la independencia nacional y un poeta romántico famoso por su apasionado amor por Silvia, es considerado la figura más emblemática de Arequipa.

Fue ejecutado por fusilamiento en Umachiri. Se creía que sus restos habían sido trasladados a Arequipa y enterrados en La Apacheta en 1833. Sin embargo, con el tiempo se demostró que los restos en la urna que se creía que eran los suyos, pero en realidad no le pertenecían.

Antes de morir, Mariano Lorenzo Melgar profetizó a sus captores que antes de 10 años el Perú sería independiente. Y así sucedió. (UJCM)
Antes de morir, Mariano Lorenzo Melgar profetizó a sus captores que antes de 10 años el Perú sería independiente. Y así sucedió. (UJCM)

Horacio Zevallos Games: Originario de Moquegua, este individuo desempeñó un papel crucial en la creación del Sindicato Único de Profesores de Arequipa, conocido como SUPRA.

Su destacada trayectoria sindicalista lo llevó a ser elegido como el primer Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) durante el Congreso Nacional de Unificación de 1972, marcando el inicio de una nueva fase de fortalecimiento del sindicalismo en la comunidad educativa peruana. Participó activamente en las movilizaciones en busca de mejoras en la calidad de la educación.

Primer Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) | Facebook
Primer Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) | Facebook

Luis Duncker Lavalle: La figura de Duncker Lavalle representa un punto crucial en la evolución musical de Perú, destacando por su contribución al perfil peruano del lirismo romántico.

Su importancia radica en su capacidad para expresar este estilo musical en un entorno cultural aún conservador, lo que, paradójicamente, subrayaba la autenticidad y singularidad local de su obra de forma natural y genuina.

El compositor arequipeño, fue un músico excepcional cuyos arreglos destacan por sus melodías, acordes mestizos, estilos europeos del vals vienés, minuetos y mazurkas.
El compositor arequipeño, fue un músico excepcional cuyos arreglos destacan por sus melodías, acordes mestizos, estilos europeos del vals vienés, minuetos y mazurkas.

El cementerio fue oficialmente inaugurado el 16 de septiembre de 1833 en la ciudad de Arequipa como respuesta a la urgencia planteada por Simón Bolívar. La necesidad de proporcionar un nuevo lugar para el entierro en la ciudad se hizo evidente, ya que el antiguo cementerio de Miraflores, de origen colonial, se había vuelto insuficiente. La práctica de enterrar cerca de las iglesias estaba contribuyendo al surgimiento de epidemias locales.

Desde ese momento hasta el presente, se pueden identificar tres fases distintas en la historia de La Apacheta:

  1. Desde su fundación hasta 1874: La gestión del cementerio, que inicialmente estaba bajo la responsabilidad de la Municipalidad Provincial, pasó a manos de la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa. Años más tarde se dio la tragedia del 13 de agosto de 1868. Ese día la rutina transcurría con normalidad en la ‘Ciudad Blanca’, y los habitantes disfrutaban de un ambiente apacible. Sin embargo, a las 17:15 horas, se desató uno de los terremotos más devastadores que haya afectado al sur del Perú. Este trágico evento, que alcanzó una magnitud de 11 grados en la escala Mercalli, provocó la destrucción de edificios, viviendas, templos e instituciones en la ciudad, cobrando la vida de más de doscientas personas. Esta tragedia, combinada con el rápido crecimiento de la ciudad, llevó a la necesidad de expandir el cementerio en aproximadamente 100 metros.
  2. Desde 1874 hasta 1960: Un 13 de enero de 1960, a las 10 de la mañana con 40 minutos, la tierra arequipeña tembló con una magnitud 7.5 grados en la escala de Mercalli. Un nuevo terremoto arrasa con la ciudad, donde murieron 63 personas, de las cuales 30 eran residentes de Chuquibamba, distrito de la provincia de Condesuyos, zona que fue una de las más afectadas con el fuerte sismo, desconfigurando la edificación del cementerio La Apacheta, pues muchos de los pabellones quedaron destrozados.
  3. De 1960 hasta la actualidad: Inicia una nueva era en el cementerio La Apacheta. Iniciaron las construcciones de nuevos pabellones que llevan el nombre de un santo, conformado por hileras de nichos, éstas edificaciones pasarán por variaciones para aumentar la vida útil del cementerio que actualmente se cree que serán de 10 años.

La Apacheta, el histórico cementerio de Arequipa que alberga más de 200 mil tumbas y esconde uno de los grandes misterios de la ‘Ciudad Blanca’