Ateneo Insular: 33 años esculpiendo la palabra

Con la presentación del libro Movimientos literarios dominicanos, de Bruno Rosario Candelier, inició el encuentro del 33 aniversario del Ateneo Insular, una hermosa celebración que tuvo lugar en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, el pasado mes de julio. Fue dedicado a la excelsa interiorista Ofelia Berrido, de la cual se estudiaron tres obras literarias. «Hay tres aspectos que todo movimiento literario ha de plasmar para tener la categoría de una estética literaria que, según la valoración de la retórica del arte y la literatura, otorga el rango de movimiento literario. Esos tres aspectos son la imagen, el tono y la técnica», expuso Bruno Rosario Candelier en su libro (publicado en el año 2022), en el que estudió cuatro importantes movimientos literarios de la República Dominicana. 

En primer lugar, Bruno Rosario Candelier estudió el Movimiento Postumista o Postumismo. Dijo que este es el «primer movimiento literario dominicano y fue creado por Domingo Moreno Jimenes». Expuso que este excelso poeta «lo dio a conocer en la República Dominicana a partir de 1921, cuando lo proclamó en Santo Domingo», pero que «ese movimiento fue concebido y gestado en Sabaneta»: «Quiero subrayar que en esa comunidad noroestana de la República Dominicana vivió Domingo Moreno Jimenes. Sabaneta es cuna del Postumismo».  

Explicó que «el poeta fue nombrado profesor, a petición suya, para estar con su madre que vivía en esa localidad a principios del siglo xx, y viviendo en Sabaneta, que en ese entonces era una aldea, conoció la realidad rural dominicana, la idiosincrasia de los cibaeños, el impacto de la tierra en el desarrollo de la sensibilidad y la conciencia, así como las tradiciones y costumbres de los parroquianos, con el habla rural y la mentalidad aldeana del hombre sencillo, hecho que contrastaba con el lenguaje preciosista y galante de los modernistas, que en la etapa de su juventud ese ideario dominaba la mentalidad estética de los poetas». 

«Al valorar el impacto de la tierra, el lenguaje popular, la realidad campestre, aldeana y tradicional, con la cultura sencilla del pueblo dominicano, optó por dejar atrás la estética del lenguaje modernista (que abandonó para escribir según el sentir del alma criolla, con las voces del español dominicano, con los sentimientos de los humildes del pueblo llano, con la entonación poética de la pobreza y sus limitaciones materiales) y llamó Postumismo a su ideario literario, porque detrás de lo popular y aldeano, de lo tradicional y lo propio, había un sentido póstumo que el lenguaje de la emoción estética entrañaba en esa forma sencilla y humilde de decir».  

Ratificó que «con este movimiento arranca la poesía nacional, autóctona, con incorporación de los elementos populares», hecho que «influye en las demás corrientes literarias posteriores». Según Rosario Candelier, las características de los creadores postumistas pueden observarse en las «tres facetas» que abordan sus creaciones literarias: «la temática criollista, la renovación métrica y la vertiente trascendente». De la primera agregó (a lo dicho en el sentido de «lo criollo»), que hubo un «obvio influjo del pensamiento literario de la Generación del 98 de la literatura española». De la segunda dijo que estuvo «estimulada por los simbolistas franceses y el versolibrismo de factura rubendariana». Y de la tercera, que tiene «la huella de la mística cristiana, la tradición espiritual oriental y la impronta lírica de los poetas místicos ingleses».    

Infografía
Rafael Peralta Romero leyendo su ponencia. (FUENTE EXTERNA)

Poesía Sorprendida. Fue el poeta y narrador Rafael Peralta Romero que explicó esta parte del libro de Rosario Candelier. Dijo que «la Poesía Sorprendida fue un movimiento literario bautizado por Mariano Lebrón Saviñón en 1943, en la capital dominicana». Indicó que «sus integrantes tenían la intención de “sorprender a la poesía en su nacimiento” o de “ser sorprendidos por la poesía” o de concitar la sorpresa de la creación poética». En cuanto a «las características estéticas», escribió Rosario Candelier que esta «tendencia literaria está caracterizada por el modo subjetivo (imaginativo, mitopoético y metafísico) en la poesía dominicana; la potenciación de los procedimientos imaginativos; y la aplicación de aportes creativos de los movimientos de vanguardia». 

«”Poesía con el hombre universal” fue su lema. Este empeño se manifestó en las siguientes direcciones: 1. Dar rigor formal con una selección de los temas y motivos de la creación. 2. Dar a conocer y divulgar en el país los movimientos poéticos europeos, como el Simbolismo y el Surrealismo, a través de sus principales representantes. 3. Mantener viva la tradición de la gran poesía de todos los tiempos, así como de las principales culturas mediante la reproducción de sus creaciones (clásicos españoles, principalmente)».                     

Pluralismo. Otro de los movimientos literarios tratado por Bruno Rosario Candelier en su obra fue el Pluralismo. Consignó que «la estética del Pluralismo fue creada por Manuel Rueda, uno de los grandes cultores de la literatura dominicana de vanguardia». Expresó que «como movimiento de vanguardia el Pluralismo presenta características como [entre otras]: 1. Gestación de una corriente literaria integradora con diferentes aportes técnicos de la modernidad. 2. Elaboración del bloque poético o pluralema para la expresión de la polisemia y la multivocidad. 3. Superación del verso lineal, mediante un bloque que integra formas aleatorias de lecturas e interpretación. 4. Empleo de recursos experimentales. 5. Incorporación de formas musicales, cromáticas, gráficas y verbales. 6. Adecuación de la formalización literaria a una veta temática enraizada en la tradición nacional, desde el folklor hasta la expresión erudita».  

Explica la obra que entre los «recursos compositivos que Manuel Rueda crea está el “bloque” o ´pentagrama poético´ para sugerir que el poema es una creación de la palabra en la mente abierta, plural, multívoca y variable, como las variaciones musicales»: «El bloque poético, en lugar del verso tradicional, abre el espacio a nuevas dimensiones para plasmar o interpretar la expresión múltiple y simultánea, vale decir la pluralidad de sentido, en la que el lector, como cocreador está en la libertad de aportar nuevas interpretaciones visuales, semánticas y asociativas porque se trata de un poema abierto en el que lo simultáneo y lo aleatorio hallan su espacio creado».             

Movimiento Interiorista o Interiorismo. El cuarto movimiento literario expuesto en esta obra es el Interiorismo, creado por Bruno Rosario Candelier en 1990. La obra explica, bajo el subtítulo de «Concepto estético del Interiorismo» que este es un «movimiento literario creado y orientado por Bruno Rosario Candelier para fomentar el modo de ficción trascendente». Explicó que «como tendencia estética, impulsada por el Ateneo Insular para promover la Poética Interior, ha implantado una nueva sensibilidad a la luz de la conciencia. En tal virtud, el Interiorismo promueve el enfoque de la realidad trascendente, expresa el impacto de lo real en la conciencia y procura la intuición de verdades profundas mediante la belleza sutil y el sentido místico de lo viviente con la emoción estética y fruición espiritual».  

«La opción estética del Interiorismo postula que cada escritor se encuentre a sí mismo mediante el conocimiento de su sensibilidad, que siempre se respeta como un atributo personal, y propone que el autor se instale en el interior de la cosa mediante la contemplación de lo viviente para hacer la obra que formalice la voz interior, la dimensión interna y mística de lo real y los efluvios de la realidad trascendente, de manera que pueda hallar su propio camino y orillado desde su propia conciencia con el concurso de intuiciones y vivencias para testimoniar su personal percepción del mundo con la expresión de la verdad poética, la voz personal, y la voz universal como legado de la sabiduría espiritual del Numen y la sabiduría espiritual del Nous en busca de verdades de muy antiguas esencias».   

La obra de Ofelia Berrido 

Uno de los expositores sobre el poemario Pájaros del olvido, de Ofelia Berrido, fue el teólogo Luis Quezada Pérez. Destacó que «Ofelia Berrido nació adulta al mundo de la poesía», pues este «primer poemario (de octubre de 2012) da señales evidentes de una madurez poco común en alguien que se inicia en el exigente mundo de la poesía. ¿Cuál es la lógica epistemológica que se esconde detrás de la lógica estética de la poeta?». Manifestó que «su estructura epistemológica está basada en cuatro grandes temas: la guerrala vidala muerte y la sabiduría».  

«En su poema “Veredas del desencuentro”, su lógica estética plantea que el ser humano ha creado un desencuentro que estereotipamos como conflicto, violencia, guerra. En “Pan y miel” se deja entrever los dos extremos que provocan la guerra: el hambre y la hartura. En cuanto al tema de «la sabiduría», Luis Quezada exaltó que «si la muerte es para Ofelia Berrido “la formalidad del ser” (“somos muriendo”), la finalidad de esa formalidad es conducirnos a la fuente: el Amor: El Amor no es una esencia solamente: es una presencia; la muerte es fragilidad y la fugacidad que nos lleva a las raíces mismas de la existencia».  

Josanny Moní estudió la novela El sol secreto, de Ofelia Berrido. La distinguida exégeta interiorista tituló su estudio «El sol secreto, una estación de penumbras y caminos a la luminosidad». «La vida está llena de días que se hacen años y que se convierten en historias, historias que se empalman con el pasado, vivencias que echan raíces profundas, tan hondas que traspasan épocas y conectan con el futuro. Los días son inagotables lazos que sostienen las dimensiones de los tiempos». Señaló, además, que «El Sol secreto, primera novela de Ofelia Berrido, publicada en 2006, es un tratado sobre las dudas existenciales, la búsqueda y el encuentro del origen»: «En esta obra los días tienen formas peculiares, nacen con formas de gotas, gotas de lluvias o lágrimas, formas circulares como el sol, o de días interminables. A través del interior de Lucía, personaje principal, nuestra autora nos muestra la geometría de la búsqueda del sentido».  

Miguel Ángel Durán presentó la novela El infiel, de Ofelia Berrido: «Pudiéramos clasificar esta novela como realista, ya que representa la realidad social y psicológica de una época y un lugar determinado». Argumentó que «los sucesos transcurren en un espacio geográfico amplio, comentado por un narrador omnisciente que intercala varias historias puntuales que dan pie al conflicto». «¿Novela de amor, drama, intriga o policial? Es que en El infiel se dan todas esas consideraciones», apuntó Durán. No obstante, expuso que «más que la resolución de un crimen, lo más importante de esta narrativa es el retrato de la ambigüedad moral de sus personajes; el chisme elevado a sistema, en una sociedad moderna o postmoderna»: «¿Novela negra? ¿Por qué no? Esta novela nos permite canalizar y dar rienda suelta a [la] parte más oscura y perversa del ser humano, nos ayuda a activar el cerebro a la hora de analizar pistas y hacer deducciones superficiales».  

En otro orden y como es costumbre, hubo lectura de cuentos, un espacio para la «narrativa y realidad social». Destacadas intervenciones narrativas estuvieron a cargo de la capitaleña Carmen Estrada Paulino y del vegano Rafael Hernández Figueroa. Una ocasión especialmente tierna fue el momento de la lectura del poeta interiorista de Nagua y místico Leopoldo Minaya, quien elevó al canto musical un tramo de su lectura, cuya música fue compuesta por él para este poema. Estuvieron, entre otros escritores, William Acevedo Fernández, Carmen Pérez Valerio, Ana Valdez, Giselle de Peña, Víctor Escarramán, Ramón Cordero, Sandra Berroa, la novelista Morilla e Ilumerlyn Rodríguez Santiago. 

Ateneo Insular: 33 años esculpiendo la palabra