Aina Clotet: «La crianza perfecta no existe en Suecia, ni aquí ni en ninguna parte»

Aina Clotet (Barcelona, 1982) estrena Això no és Suècia en 3Cat, su primera gran serie como creadora y directora. Después de casi cinco años de trabajo, el próximo lunes 27 de noviembre llega a la pequeña pantalla un proyecto que pone un espejo sin filtros ante la maternidad y paternidad. ¿La trama? Una pareja que busca la excelencia en la crianza se acabará dando cuenta de que el miedo tiene mucha influencia en la manera de educar. El Món entrevista a la que también es actriz protagonista de una ficción en catalán coproducida a caballo entre 5 ciudades en 4 países diferentes.

Productora y codirectora de su primera gran serie, un proyecto que ha tardado 4 años a hacer. ¿Cómo describiría el proceso hasta aquí?

Han sido muchos años de trabajo y, de hecho, todavía me parece irreal que finalmente haya llegado lo que hemos estado cociendo en la intimidad. Ahora sentimos que entregamos el proyecto a la gente, que es para quien lo hacemos al final. Es muy bonito ver que se estrena. A nivel creativo ha sido un proceso super bonito porque adoro al equipo con el que he codirigido la serie, es gente con quien me gustaría hacer proyectos toda la vida.

¿Cuesta encontrar socios para una producción así?

La parte creativa siempre viene condicionada por la económica, que ha sido lenta y complicada. Tuvimos suerte y recibimos la primera ayuda que pedimos, la de desarrollo del Instituto Catalán de las Empresas Culturales (ICEC) que nos permitió dar el primer impulso a la serie. TVE fue la primera cadena que confió en nosotros y les estamos muy agradecidos, ya que pusieron la primera piedra. Después, todos los siguientes han sido muy importantes también cómo es el caso de TV3 y la ICEC que han resultado claves. Ellos nos han aportado una parte muy importante del presupuesto y han hecho que Això no és Suècia se pudiera hacer como tenía que hacerse; una serie en catalán en un barrio barcelonés y con la mezcla de idiomas que necesitaba el proyecto con una parte en sueco, otra en inglés y una en castellano. 

Això no és Suècia llega a la plataforma con un premio europeo bajo el brazo. La serie tiene Collserola como escenario, pero ¿se entiende igualmente fuera de aquí?

Fue muy importante el momento en el que disparamos el proyecto a Europa, sí, ya que desde Serializados nos recomendaron que lo lleváramos a los festivales europeos y allí me di cuenta de que la serie dialogaba con otros países. Realmente se entendía muy bien el concepto a escala universal. A pesar de pasar en un barrio de Barcelona, este barrio existe en cualquiera un país occidental y privilegiado. Esta busca de espiritualidad y de excelencia está presente en todos los lugares, así como el miedo a cuando las cosas se tuercen. Participamos en el Festival de Gotemburgo, estratégico en los países nórdicos, y nos fue muy bien. 

Al final, son años de preparación que quizás acaban en nada si no se consigue la financiación necesaria.

El proceso es muy lento y requiere que muchas fichas caigan en el mismo sentido. Lo más doloroso es esto, que mientras la preparas tienes muchos momentos en los que te das cuenta de que estás haciendo un montón de trabajo y quizás, al final, no sale. Nosotros lo hemos levantado como una película, casi, con un sistema de financiación más propia del cine que de las series. Ha habido mucha incertidumbre y también mucho sufrimiento. Yo al final ya sentía una necesidad vital de hacer realidad la serie hasta el punto de creer que sería capaz de hacerla gratis. Yo lo he podido hacer porque los otros trabajos de actriz que iba haciendo me mantenían a nivel económico, porque si no…

«Al final sentía una necesidad vital de hacer realidad la serie hasta el punto de creer que sería capaz de hacerla gratis»

Ha conseguido crear una serie financiada por televisiones públicas. ¿Se apuesta suficiente en ficciones propias en catalán?

Sí que hay una voluntad de apostar por el contenido en catalán, hay muchas ganas de hacerlo y TV3 tiene una voluntad importante de hacer ficciones en nuestra lengua. Se está viendo y se está entendiendo que esta es una gran puerta al mundo, una manera de que viaje nuestra cultura. Ha habido grandes ejemplos en los últimos años, como Carla Simón, que han situado el catalán en el mapa y creo que, desde aquí, se entiende estratégicamente cada vez mejor. Nosotros formamos parte de este momento en el que el ICEC y TV3 apuestan por tres proyectos con una dotación económica extraordinaria. Quieren que se hagan series de calidad y saben que, para hacer cosas de calidad, necesitas tiempo y dinero. Los guiones tienen que reposar y tiene que haber una manera crítica sobre lo que estás explicando.

¿Hace especial ilusión, como actriz y directora catalana, que el estreno de la primera serie sea en 3Cat?

Sí, me hace mucha ilusión porque era la manera de poder estrenarla en las lenguas que necesitaba la historia. Pienso que las lenguas tienen que servir para explicar unos personajes y soy superdefensora de ellas. No haces política cuando haces una ficción y no lo tienes que hacer, pero los personajes y las historias te mandan aquello que tienes que explicar en la lengua que toca. A mí me gusta que en esta serie el catalán sea el idioma mayoritario, pero que también se mezcle con otros que tenían que formar parte si queríamos explicar lo que queremos explicar.

La idea central de Això no és Suècia tiene como base unas charlas sobre crianza respetuosa a las que la invitaron. ¿En qué consistían?

A mí y a mi pareja, Marcel Borràs, nos invitaron a unas terapias que se hacían sobre la crianza respetuosa en nuestro barrio con otras madres y padres. Estas charlas estaban lideradas por una especialista en crianza que te permitía acudir y hacer preguntas que te ayudaran a mejorar como padre. Esto nos enganchó cuando nuestra hija tenía dos o tres años, justamente cuando tienes que empezar a poner límites. Fuimos allí ansiosos y contentos, descubrimos unos padres maravillosos y nos dimos cuenta que había un material muy interesante. La serie como tal, sin embargo, se creó más adelante cuando se unieron a nosotros los otros codirectores con quienes analizamos qué había de común en este grupo de padres que buscábamos esta excelencia en la paternidad.

Todos tendrían vidas diferentes, pero la misma voluntad de dar garantías a los hijos.

Sí, te das cuenta de que cuando eres madre o padre te acabas cuestionando otra vez muchas cosas: qué padres has tenido, qué modelo de padre o de persona quieres ser para tus hijos… Allí nos pusimos a explotar esta búsqueda que hacemos los padres de nuestra generación. Nos dimos cuenta de que todo estaba guiado por el miedo y por la voluntad de control. Esta serie pone la crianza en el centro, pero también explora el miedo. El miedo y el control son diferentes caras de una misma moneda, de hecho. Mi personaje está guiado por el miedo, quiere acercarse a su hija y acaba alejándose porque se equivoca. Todos los personajes son muy bienintencionados, pero se equivocan.

Marcel Borràs interpreta a su marido en la serie y también es su marido en la vida real. Juega en casa, en este sentido, pero ¿esto a la vez hace más difícil separar realidad y ficción?

Ha sido difícil porque ha sido un año en el que hemos trabajado mucho los dos. Si él entró en el proyecto es porque creo que es muy buen actor, todos los directores estábamos de acuerdo en que creíamos que lo podría hacer de manera excelente. Y sí, he intentado jugar en casa con todos los elementos posibles, no solo con Marcel. También he contado con los padres de la escuela que yo conozco, quienes hacen de ellos mismos y entran dentro del guión de la serie. Del mismo modo, las madres que participan en las terapias de la serie también son madres reales porque yo quería que realmente compartieran inquietudes reales. También quién interpreta la terapeuta se dedica a esto realmente, ya quería que diera feedback real a los padres y madres. Ahora puedo avanzar que hemos preparado unas piezas transmedia que permitirán que aquel que quiera pueda ver unos minutos más largos de terapia, los que estarán divididos por temas. No sé cuándo se colgarán en la plataforma, pero espero que pronto.  

La serie es una comedia, pero ¿tiene también una parte didáctica?

No sé si le llamaría didáctica porque no me siento con la capacidad o condición de poder dar ningún consejo a nadie, de hecho siempre pienso que yo no sé. Sí que me gusta, no obstante, que la gente pueda hacerse suyos algunos consejos de la terapeuta y poner una mirada de humor. Creo que la serie tiene tres patas que se van entrelazando permanentemente: la comedia, el drama y la tensión de thriller.

Usted es madre en la vida real, también. ¿Lo ha aprovechado para inspirarse a la hora de pensar escenas de la serie o has intentado separarlo muy bien? ¿Esta ficción tiene una parte autobiográfica?

Todos aquellos que hemos participado en Això no és Suècia hemos volcado muchas cosas personales en su creación, aunque hablamos de una ficción con intención de parodia. Yo me he abierto en canal y he entregado muchas de mis experiencias y me he reído de ellas para poner una mirada crítica sobre ciertas actitudes. No es autoficción porque no parte de ninguna situación real más allá de estas terapias que sí que son un poco la semilla de todo.

¿Cree que refleja bien cómo son los padres y madres catalanes?

Creo que no se puede generalizar y que cada padre y madre es un universo diferente. Ahora bien, todos nos podemos sentir identificados en muchas cosas diferentes; cada uno se verá más reflejado en un aspecto concreto de uno de los personajes. Todos están extremados un poco y buscamos poner una mirada de humor sobre ellos, pero siempre intentando empatizar. Queremos entender cuáles son sus heridas y por qué están haciendo esto. De Mariana, la protagonista, explicaremos de dónde viene, quién es su familia, qué educación ha tenido, por qué se comporta como se comporta, por qué tiene un miedo tan fuerte… ¿Por qué el incidente que sucede la afecta mucho más a ella que al resto de gente del barrio? La serie viene a decir que depende de la mochila que lleves, tendrás que hacer más o menos trabajo. En el fondo, te decimos que para criar bien te tienes que trabajar a ti mismo antes. Te tienes que exponer para intentar ser un ejemplo para los niños y será mejor a medida que más crezcas.

Aquí una pareja se traslada a Collserola con los hijos para intentar buscar una vida mejor, una búsqueda de ideales con la que muchos padres y madres pueden verse reflejados. ¿Por qué ha escogido esta zona de Barcelona?

Hay un movimiento bastante extendido entre los padres de intentar salir un poco de la ciudad, pero sin alejarte demasiado porque todavía buscas una conexión profesional y una vida capitalista. Creíamos que Collserola era un ejemplo de barrio aspiracional en las afueras de Barcelona o de cualquier ciudad grande. Era importante para mí que fuera un barrio privilegiado, pero sin ser pijo o cómodo y me gusta porque aquí hay una busca de valores como también podría haber en el Poble-sec en la zona de Montjuic o en Vallcarca. Los protagonistas no se van a la selva a criar los hijos, sino a un barrio no muy lejano y que les permite estar cerca de la naturaleza. Esto tiene unas consecuencias, sin embargo, como tener que andar más, no tener coberturas, que haya subidas y bajadas, que se encuentren jabalíes… Nos gustaba que hubiera esta mirada de humor y demostrar que no vas a una zona así y, de golpe, te encuentras una casa con jardín y césped con asistente. Hemos rodado en muchos lugares diferentes y, de hecho, nunca decimos el nombre de Collserola porque queríamos que cualquier persona de cualquier lugar pudiera entender el concepto de este espacio.

Siempre se ha dicho que Suecia es un referente en la conciliación y la crianza de los niños. ¿Aquí intentan desmitificar el mito o aplaudirlo?

La serie viene a desidealizarlo totalmente a nivel bidireccional. El título sintetiza muy bien el sentido de la serie, esta búsqueda y la utopía de la perfección que podría representar la idea de los países nórdicos perfectos. La crianza perfecta no existe en Suecia, ni aquí ni en ninguna parte. No hay ningún lugar con estas garantías.

¿Qué puede aportar ver esta serie para un padre o una madre?

Yo espero que les sea un lugar para pasárselo bien, que puedan reflexionar y disfrutar de todos los temas que trata la serie. Además de la crianza, explora mucho el miedo y el intercambio de roles, la nueva masculinidad, la salud mental… Això no és Suècia toca muchos temas y espero que genere debate entre las personas que la miren. Tenía ganas de explorarlos y ahora tengo ganas de charlar.

«Això no és Suècia toca muchos temas y espero que genere debate entre las personas que la miren»

La serie parece claramente dirigida a padres y madres, pero ¿puede gustar también a gente más joven que no haya tenido hijos?

Está teniendo muy buen recibimiento entre la gente joven, está conectando mucho con quienes la están viendo y esto me está haciendo mucha ilusión. Creo que la serie toca muchos más otros temas, aunque la crianza sea el principal. Nos centramos en la vida de estos padres relativamente jóvenes, en su búsqueda de felicidad… La gente bastante joven se lo pasa superbien también y se ríen mucho porque también hablamos del fracaso. Siempre gusta conectar con personajes que son erráticos, ya que acaba siendo universal y transversal. También podemos atraer gente que ya ha superado el periodo de crianza. El otro día hablábamos con personas de 60 años a quienes les hace gracia la serie porque la miran desde su experiencia, que ha sido muy diferente a la de nuestra generación. Ellos saben que se han equivocado en algunas cosas, pero se dan cuenta de que nosotros también hacemos cosas mal. 

¿Cree que la serie es cerrada o puede dar pie a una segunda temporada?

Esta pregunta la dejaremos en el aire porque queda un final bastante abierto, aunque en el final del octavo capítulo se aporte luz al personaje principal. Ya lo veremos, de momento tenemos que descansar porque ha sido muy intenso y hemos hecho una serie a la velocidad de la luz con una postproducción superapretada a nivel calendario. La estamos entregando hoy y se estrena la semana que viene, así que ahora tenemos que reposar y pensar qué haremos.