Sonia Olea en Comité ampliado de la REPAM: “Cáritas española se ha amazonizado”

El análisis de la coyuntura sociopolítica, eclesial y territorial en un diálogo entre actores diversos que buscan hallar el mejor camino para seguir avanzando en las prioridades para los pueblos amazónicos, marcan la reunión del Comité ampliado de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) que se realiza del 8 al 10 de noviembre en Florencia-Caquetá.

Una porción de los asistentes, llegó con la experiencia del Encuentro anual del Núcleo de Derechos Humanos e Incidencia Política, una de las líneas fundamentales en el trabajo que adelanta la Repam desde hace casi una década. La preparación de este aniversario suscita diversos análisis y reflexiones, el camino emprendido, los logros alcanzados y las realidades que desafían la acción de cada día.

Una novedad eclesial

Mirando en retrospectiva, Sonia Olea Ferreras, miembro del equipo de incidencia política en Cáritas española, recuerda que esta institución lleva acompañando mucho tiempo la realidad de vulneración de los derechos en América Latina y especialmente en los países de la Amazonía.

Esfuerzos que se han acrecentado durante los últimos años por la presencia de las multinacionales, las industrias extractivas e hidroeléctricas. Se trata de una entidad que lleva acompañando a las comunidades más allá de los parámetros que caracterizan a las organizaciones de cooperación internacional. La diferencia según explica la abogada es que «la REPAM ha sido un nuevo paradigma, una novedad eclesial que ha impregnado a toda la Cáritas española en muchas de sus reflexiones y cuestiones emprendidas».

Este argumento permite entender las razones por las cuales se afirma que «Cáritas española es parte de la REPAM. Es una organización que ha sentido el dolor de la Amazonía. Nosotros no estamos en la Amazonía, estamos en Europa pero acompañar y estar presente en las dudas, miedos, reflexiones, logros, daños y dolores; ese ‘amazonizarnos’ nos ha llevado a entender la propuesta de la REPAM y por ende replantearnos como organización, aplicando el concepto del trabajo en red,“ afirma.

“Es un espacio donde todos estamos en horizontal, donde no hay una institucionalidad jurídica, esto hace que todas las entidades que estamos ahí, podamos equivocarnos, podamos proponer,” esto sin apartarse de “la acogida que Cáritas española ha tenido por parte de las organizaciones territoriales, tanto de iglesia como laicales o nacionales”.

Superar las categorías

Su participación en procesos y proyectos les ha hecho conscientes de que “lo que le pasa a la Amazonía, le pasa al mundo, porque hemos estado en sus ríos, conocido a su gente, sus pueblos ya sea afro, campesinos e indígenas… los hemos tocado, sabemos que corren peligro y si la Amazonía se muere el mundo no va a tener protección contra el cambio climático y eso nos duele en Cáritas española”.

Es desde ese contexto institucional frente al cual indica que “Cáritas española se ha amazonizado”. Es el fruto de vivir la pertenencia a “una red circular donde todos tenemos el mismo protagonismo, ya sean instituciones grandes, locales o globales.  Aquí no hay categorías, todos hacemos parte. Todas y todos somos parte de un río. Estamos interligados”. Experiencia que en su caso trascendió del escenario profesional al personal.

“Amazonizarme en mi vida ha sido conectarme con la naturaleza, el oxígeno, las plantas, los ríos y la indignación que siempre he experimentado ante la vulneración de los derechos, es una opción personal junto a la lucha por la justicia, lo que en la Amazonía ha encontrado cauce. Sentí que había que encontrado un lugar donde la tienda de campaña se debía poner, porque era un lugar donde había motivos para luchar”.

La voz del territorio

Otro de los frutos de este camino “es que el aprendizaje obtenido lo hemos trasladado a procesos en España”. Experiencia que la responsable de la incidencia internacional de la REPAM compara con la imagen de una barca pero con una particularidad: “está manejada por la persona vulnerada, ella es quien toma las decisiones, el indígena, el campesino, el afrodescendiente, son ellos los que deciden y van a los espacios nacionales o internacionales, donde finalmente se toman las decisiones que afectan para bien o para mal la vida de los colectivos. Pasar de ser la voz de los sin voz, al acompañar para que tengan voz, aquellos a los que se les ha negado esa posibilidad ha sido muy importante y un aprendizaje que hemos trasladado a las personas que acompañamos en el estado español».

Práctica que implica apertura tanto para la organización internacional como para las comunidades. En esta línea la integrante del Núcleo de Derechos Humanos de la REPAM advierte que es fundamental tener espacio para parar, no solo para las personas vulneradas, sino para todos.

“En cuanto hay un espacio donde parar y hablar sobre lo que nos está pasando y quien lo causa, ese es el comienzo del empoderamiento, provocar para pensar” un proceso muy difícil pero no imposible.

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Dueños de su historia

“Cuando paras logras sentir que tienes una herida abierta, ves la violación del derecho humano y entonces puedes empezar a pensar en cómo vas a acabar con eso que causó la herida. Cuando la persona vulnerada puede parar, respirar, ese es el primer trabajo. Ahí la persona ya es protagonista, dueña de su historia”.

Así explica que Cáritas española solo es un instrumento que apela a la técnica y la articulación de procesos pero “quien sabe aquello que se puede decir es la persona” y esa es una labor que se logra entre las dos partes.

Luego de tres Escuelas de derechos en la REPAM, Cáritas española ha logrado experimentar que lo teórico se hace práctico. “Hemos trabajado una metodología de incidencia política que se ha implementado en las escuela de la REPAM, para Cáritas española es una conexión entre el querer y el hacer” en casos que identifican situaciones complejas para las comunidades.

“A nivel personal lo que me han aportado las escuelas es mi espiritualidad amazónica; la indígena, la campesina, es la cosmovisión y la esperanza, esa pasión y energía de la gente que pese al sufrimiento histórico, siguen luchando por cambiar situaciones sin perder la fe. Esa es una lección de vida, que tengo presente cuando estoy haciendo incidencia frente a quienes tienen responsabilidades políticas…tengo en mi mente las caras y los nombres de las personas de las situaciones que acompañamos. El impacto es claro porque son personas que no solo van a contar lo que está pasando. Ellas llevan propuestas como herramienta de la incidencia, ofrecen caminos de resolución”.


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