Siete claves y una pregunta sobre la seducción autoritaria

1) CLIMA Y HUMOR. Las crecientes demandas y movilizaciones sociales (Chile, Colombia, Ecuador y Perú) no parecen estar recibiendo respuestas adecuadas de las democracias tal cual las conocemos. Las movilizaciones adquieren visibilidad, tienen un cenit y luego decaen. La situación pre movilización sigue igual. Por sobre la superficie se conocen casos de corrupción, faltas éticas, deterioro de los modelos de convivencia e inseguridad (por acciones criminales, peligro de perder empleo o incierta perspectiva jubilatoria). Todo amplificado por las redes y con una alta polarización política, aunque en la mayoría de los países esa polarización está fragmentada. La insatisfacción y la frustración están a la vuelta de la esquina.

2) EROSIÓN DE LAS INSTITUCIONES. Las mediciones de Latinobarómetro muestran que partidos políticos (expresados en el Poder Ejecutivo y Parlamentos o Congresos) muestran un inquietante deterioro en las distintas sociedades. El tono del debate público y la fragmentación política van construyendo un aroma o clima que intoxica las relaciones en la sociedad. Se suma al cuadro inquietante de los partidos políticos, la percepción negativa sobre la Justicia. Por tanto, los 3 pilares de esta democracia representativa están en jaque y con poca credibilidad. Crisis de confianza bastante extendida.

3) POLÍTICOS Y JUSTICIA. En una dinámica que se retroalimenta, políticos y Justicia parecen ser un binomio explosivo en el panorama político y social en América Latina. Al tóxico debate político se le suma un factor que hasta hace 20 años no estaba presente: la judicialización de la política. Por tanto, la política se extiende a los estrados judiciales y sus actores. Un documento elaborado por el presidente de la Asociación de Fiscales del Uruguay, el Dr. William Rosa dice que “en la polarización asfixiante que vivimos se va a hablar de politización de la justicia como fenómeno”, según texto que difundí en columna pasada. Dice el fiscal uruguayo que esa dinámica afecta el Estado de Derecho, la democracia y las repúblicas.

4) FRAGMENTACIÓN E INESTABILIDAD. La baja calidad de la democracia en varios países de América Latina -excepción de Uruguay y Costa Rica, aunque en tendencia a la baja- justifica el título del último informe de Latinobarómetro: la recesión democrática de América Latina. En Brasil hay cerca de 40 partidos; en Argentina aparecen y desaparecen partidos expresados en las tendencias mayoritarias (peronismo-antiperonismo); en Guatemala hay 15 partidos. La fragmentación es la madre de las inestabilidades. El cóctel está completo y arroja el resultado del deterioro de la calidad de la democracia representativa y liberal.

5) LOS CANDIDATOS MILITARES. La combinación de bajo apoyo a la democracia, pero apoyo al autoritarismo, se expresa -en varios casos- en discursos autoritarios o protagonistas de origen militar. En los escenarios de inestabilidad y denuncias de corrupción, han irrumpido Hugo Chávez, Ollanta Humala, Jair Bolsonaro y Guido Manini Ríos. No tan visibles son algunos políticos de América Latina con origen militar como Mario Abdo Benítez, subteniente de Reserva de Aviación y paracaidista militar (Paraguay). Hay una interesante similitud entre Bolsonaro, Manini y Mario Abdo: los tres son de la rama paracaidista. El fenómeno de Galdámez en Guatemala es interesante porque, junto al actual presidente Jimmy Morales, pertenecen al partido Frente de Convergencia Nacional, creado en 2008 por un grupo de miembros retirados del Ejército que componían la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala. Un tema interesante y paradójico: las opciones autoritarias con origen militar se dan dentro de los límites de la democracia representativa y liberal. Por tanto, es una conquista de la democracia que esas opciones -que antes se canalizaban a través de golpes de Estado- acepten las reglas de la democracia que en algunos casos cuestionan.

6) SE DETERIORA LO QUE SE DEBATE. Latinobarómetro también informa sobre las instituciones y las simpatías en la ciudadanía. Los partidos políticos y los Parlamentos tienen una baja simpatía; las fuerzas armadas y la Iglesia tienen una alta simpatía. Es interesante esta situación porque estas dos últimas instituciones, no están en el debate público, no exponen en forma diaria sus encuentros o desencuentros. No tienen visibilidad; no se desgastan ante la opinión pública. Paradojalmente, el carácter deliberativo y público de la democracia liberal y representativa son los motivos de su desgaste y erosión. Las fuerzas armadas son un bastión del “orden” y la Iglesia o las Iglesias son un refugio para el “alma” y la “espiritualidad” (el auge de los pentecostales y los evangelistas se podría explicar desde este lugar, en un mundo de incertidumbres, inseguridades y angustias). “Orden” y “espiritualidad” tienen directamente que ver con la “seguridad” en su más amplia acepción.

7) LA FANTASÍA DEMOCRÁTICA. Parece existir una fantasía social -un constructo social- de que las democracias, los partidos políticos, darán satisfacción a las demandas. Les piden más de lo que pueden dar. La fragmentación y atomización partidaria, más la polarización (en Argentina, peronistas por un lado y antiperonistas por otro, más la fuerte aparición de Milei y su partido nuevo; en Uruguay, Frente Amplio por un lado y los neoconservadores “republicanos”) impiden cumplir con la fantasía. Y así aparecen las frustraciones y los outsider populistas, con la galera y el conejo, para prometer el ansiado cielo por buena parte de la ciudadanía.

LA DEMOCRACIA. ¿Está en juego la democracia o el problema es esta democracia tal cual la conocemos?

Siete claves y una pregunta sobre la seducción autoritaria