Anne Hathaway: ‘En muchos momentos del pasado sufría de ataques de ansiedad’

El rostro de Anne Hathaway es uno de los más reconocidos y admirados de Hollywood. Desde sus comienzos en la pantalla grande, en The Princess Diaries (2001), la estadounidense ya había dado de qué hablar, primero por su gran talento, segundo, por el brillo de sus inmensos ojos, y tercero, por el innegable magnetismo de su cara.

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Por entonces, ya se percibía que iba a ser una gran estrella. Fue su rol como Andrea Sachs, la dedicada asistente de una directora de revista de modas, en The Devil Wears Prada (2006), el que confirmó todo su potencial. Dos años después, en el 2008, Hathaway fue nominada al Óscar por Rachel Getting Married, y otros dos más se destapó en cuerpo y alma en Love and Other Drugs (2010), junto a Jake Gyllenhaal, película por la que fue nominada a un Globo de Oro. Pero fue su interpretación de Fantine, en la adaptación cinematográfica de Les Misérables (2012) –en la que se transformó en una prostituta enferma, en la película del director británico Tom Hooper–, el rol que le abrió las puertas del olimpo de Hollywood, tras ganar el Óscar a mejor actriz de reparto en el 2013.

No obstante, esa fue una experiencia que no fue del todo feliz para ella, debido a que en ese entonces sufrió una ola de mala prensa por cuenta del arresto de su ex novio italiano por fraude, asunto del que ella nada tuvo que ver. Pero en la entrega de los Óscar se le vio poco cómoda: “Tuve que pararme frente a una audiencia. No podía sentirme plena en ese momento. Pareciera obvio que, si ganas un Óscar, se supone que deberías estar feliz. Pero no me sentía así. Me sentí mal por estar parada allí con un vestido que costó más de lo que algunas personas van a ver en su vida, y ganando un premio por retratar el dolor que todavía se sentía como una parte muy importante de nuestra experiencia colectiva como seres humanos. Traté de fingir que estaba feliz y me llamaron la atención por eso. Pero lo que aprendes de eso es que, aunque sientas que puedes morir de vergüenza, en realidad no mueres por eso”.

La destacada actriz neoyorquina, que acaba de cumplir 40 años, también fue mundialmente conocida por su trabajo con el director Christopher Nolan, en el papel de ‘Gatúbela’ en The Dark Knight Rises (2012); además de compartir escenario junto a Matthew McConaughey en Interstellar (2014) y, más recientemente, junto a Jared Leto en la serie de Apple TV+ llamada WeCrashed (2022).

 En el 2009, Hathaway fue incluida en el listado anual de Forbes de ‘Celebrity 100’ con ganancias de más de 7 millones de dólares. De allí en adelante, su carrera ha sido una jugosa y muy interesante máquina de fabricar éxitos. Al momento, sus películas han recaudado más de 7.000 millones de dólares en todo el mundo, lo que hace a Hathaway una de las actrices más atractivas para los espectadores y una de las mejor pagadas. Es, sin más, una de las 10 actrices más taquilleras del siglo XXI.

Anne Jacqueline Hathaway nació en Brooklyn, Nueva York, el 12 de noviembre de 1982 y se crió en los suburbios de Millburn, Nueva Jersey. Su padre, Gerald, era abogado, mientras que su madre, Kate McCauley, era una actriz que inspiró a Hathaway a seguir el mismo camino creativo. “Uno de los momentos más afortunados que tuve fue nacer en una familia donde la actuación no era temida, sino respetada y valorada”, dice Anne. “Aunque al mismo tiempo, vieron de primera mano que no es necesariamente la carrera mentalmente más saludable para los niños”, explica sobre el apoyo de sus padres a su temprano interés por la actuación.

Así que la inscribieron en clases de teatro y evitaron que buscara roles profesionales hasta que ella misma encontró un agente, con el permiso de ellos, a la edad de 14 años. Rápidamente consiguió un aviso nacional para la revista Better Homes & Gardens. Los talentos naturales de Hathaway demostraron estar mucho más desarrollados que la estrella de teatro promedio en la escuela secundaria, lo que resultó en que la adolescente fuera aceptada en la prestigiosa compañía de teatro The Barrow Group, en la ciudad de Nueva York.

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Hathaway también había sido entrenada como soprano, precisamente por lo cual hizo parte del Coro de Honores de la Escuela Secundaria All Eastern, que se presentó en el Carnegie Hall. Tres días después de esa actuación trascendental, le ofrecieron un papel en el drama televisivo de corta duración del canal Fox titulado Get Real, en 1999. Después de una temporada en Hollywood, Hathaway regresó para graduarse en Millburn High School y estudió en el Vassar College antes de transferirse a la Universidad de Nueva York, donde pudo mantener una presencia en el mundo de la actuación y, al mismo tiempo, sostener una vida normal con estudiantes de su edad.

En el 2001, la desconocida joven de 18 años se convirtió en una sensación de la noche a la mañana con su papel principal en The Princess Diaries de Disney, después de haber encantado al director Garry Marshall al caerse accidentalmente de su silla durante su audición. “Esa película es uno de los mayores regalos de mi vida y siempre lo será. Pensar en lo amada que es después de todos estos años. Hace que la gente se sienta cómoda y segura. Hace reír a la gente y la siguen descubriendo incluso ahora”, dice. “Y Garry Marshall me cuidó mucho en ese rodaje. Fue tan encantador que me hizo sentir que valía la pena. Nunca experimenté nada que una chica de 18 años no debería experimentar, ni me pusieron en una posición en la que no se debería poner a un chico de 18 años. Eso no debería hacerte afortunado ni debería sentirse, pero esa seguridad la viví”.

Hathaway siguió con un papel como la seductora artista Madeline Bray en la adaptación de la novela de Dickens Nicholas Nickleby (2002). Un papel secundario en la entonces controvertida película Brokeback Mountain (2005), película nominada al Premio de la Academia, mostró que su talento iba en franca evolución y que cada vez más alcanzaba una enorme audiencia mundial. Luego protagonizó películas como Rio (2011), One Day (2011), The Intern (2015), Colossal (2016) y Ocean’s 8 (2018).

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La destacada actriz vive en Manhattan con su esposo, el productor y diseñador de joyas Adam Shulman, y sus dos hijos, Jack, de dos años, y su hermano mayor, Jonathan, de seis. “Me considero muy afortunada, porque no nací para esto, pero criarlos me ha dado una perspectiva diferente al respecto y es algo que aprecio mucho”. La pareja se conoció a través de amigos en el año 2008 y se casaron en Big Sur, California, cuatro años después. “Él es el chico para mí”, dice ella. “Hago lo mejor que puedo para ser la mujer para él y él me hace sentir todo el tiempo que lo soy. En realidad, hacemos nuestro mejor esfuerzo el uno por el otro”.

Defensora de la igualdad y los derechos humanos desde hace mucho tiempo, actualmente está cumpliendo el sueño de toda su vida de convertirse en Embajadora de Buena Voluntad de la ONU, cargo que comenzó en el 2016. “Es una forma de ofrecer mi tiempo y dedicación a una causa que nos concierne a todos, trabajar por un mejor bienestar de tantos que lo necesitan en el mundo”, comenta.

Ahora, la actriz forma parte de la película Armageddon Time, el drama semiautobiográfico sobre el paso de la niñez a la adultez del escritor y director James Gray. Una historia que toca fibras sobre privilegios, religión, raza y lo que cuesta crecer dentro de una familia judía-estadounidense a principios de la década de 1980, en Queens, Nueva York. “La verdad es que, a pesar de los altibajos que pueda uno encontrar en la vida, esta historia recuerda las separaciones y las diferencias sociales que aún existen”, dice la actriz, que actúa junto a Jeremy Strong e interpretan a Irving y Esther Graff, cuyo hijo Paul (interpretado por Banks Repeta) actúa en contra de ellos y sus maestros, sobre todo en su adolescencia.

Hathaway pudo darse cuenta de que el mensaje de la película era de carácter universal cuando Armageddon Time se estrenó en el Festival de Cine de Cannes. “Esta es una película sobre una familia en una ubicación muy específica, en una época muy específica. Me di cuenta de que la audiencia lo entendió por completo. Hay temas en esta película tan específicos que son muy universales. Este es un hogar en el que el amor y la violencia están entrelazados. Es muy raro encontrar un filme que quiera explorar eso, y más raro encontrar un cineasta que quiera explorar esa parte de sí mismo”.

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El acto de pararse frente a una cámara es muy vulnerable, por lo que tiendo a pensar en ello como la cosa más natural del mundo

Armageddon Time es una película que pareciera inocente en sus comienzos, pero, a medida que avanza, muestra un lado oscuro de la sociedad. ¿Qué le llamó a atención de la historia?

En gran parte, eso. Pero, además, tras escuchar la historia por parte de James, teniendo la voluntad y el coraje de profundizar y hacer un inventario moral real de su propia vida y sus propias fallas, encontré muchas cosas con las que relacionarme en lo que él había escrito.

Esta película muestra un comportamiento violento por parte de un padre hacia su hijo joven. ¿Cómo madre, qué le pasó por la mente al revivir esto en el filme?

No sé por qué todavía no somos un mundo en el que ser un niño sea seguro. Y no creo que Esther o Irving no estuvieran tratando de ser malos padres. De hecho, creo que estaban haciendo lo que se prescribió en ese momento como crianza de los hijos. Estaban tratando de preparar a su hijo para el mundo. Pero, ¿para qué tipo de mundo estamos preparando a los niños cuando tenemos que arrollarlos para que encajen en él? El abuso físico y verbal nunca es la solución ni la forma de tratar a un niño, bajo ninguna circunstancia, y es algo que la sociedad poco a poco se ha dado cuenta, aunque sigue faltando mucho.

¿Cómo surgió esta idea de ser elegida como la madre de James, esencialmente?

Si me pusiera a pensar: “¡Oh, estoy interpretando a la madre de James!”, ya eso me aleja del personaje y cierro una oportunidad para que él y yo encontremos la verdad juntos. Entonces, realmente no pensé que estaba interpretando a la madre de James. Tenía que tratarla como trataría a cualquier personaje. El hecho de que ella fuera la madre de James significaba que yo era muy sensible en la forma en que discutíamos cómo se interpretarían las escenas. Puedo ser una persona muy, muy franca y tenía muchas opiniones muy fuertes sobre mis personajes, pero adopté un enfoque más suave.

¿Y lo hizo?

Lo hice porque, volviendo a lo que me atrajo de esta historia, en primer lugar, cuando tu agente te llama y te dice: “James Gray tiene un guion y hay un papel apropiado para tu edad”, estás como, “está bien, sé que tengo que leer antes de decir que sí, pero dejarte saber eso es lo que quiero decir”. Y yo estaba tan atraída por las contradicciones de ella. Y luego, a medida que me metía más y más en el proyecto, me di cuenta de que las contradicciones de ella son las contradicciones del hogar, las contradicciones de nuestro país, sobre el alma de nuestro país. Y pensé: “no sé cuántas veces he tenido la oportunidad de contar una historia centrada en una familia que contiene tanto amor y tanta rabia”. Y la forma en que los espacios íntimos pueden pasar de tontos a violentos muy rápidamente. Y tuve la sensación de que sería familiar. Más familiar de lo que supondría en función de la forma en que hablamos de estas cosas o no hablamos de estas cosas.

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Hay muchas escenas físicas con los niños. ¿Cómo abordan eso como actores?

Bueno, creo que todos estamos luchando con esto de una manera nueva, que es cómo contar historias violentas sin perpetuar el daño. Y creo que la forma en que lo abordamos fue que hablamos de ello. Sabía exactamente lo que quería hacer en la escena. Hablé con Banks al respecto. Obtuve el permiso de Banks para hacerlo. Hablé con la madre de Banks y le pedí permiso. Hubo conversación en todo momento. Hubo registros. Banks fue muy, muy directo acerca de que quería ser tratado como un actor y quería que lo trajéramos, y estaba emocionado. Y creo que existe este instinto, tal vez, de pensar en ciertas personas, niños, varias personas como vulnerables, y tal vez necesitan ser mimados. Pero sé, por mi propia experiencia como joven actriz, que también pueden tomar muy en serio tu oficio desde una edad temprana. Y es importante no mimar, sino crear un entorno que sea seguro, que puedas arriesgarte, y punto. Escuché a Cate Blanchett decir que el arte no siempre es cortés. Ella dijo eso recientemente sobre su película Tár. Entonces, creo que esa era una especie de línea en la que estábamos caminando, ¿cómo hacemos que todo sea tan seguro que podamos arriesgarnos a la violencia?

De seguro no es algo fácil de tratar…

Todos estábamos muy conscientes de querer respetar el trabajo como es. Pero también se entiende que Banks es, ante todo, un niño. Y así, antes de rodar la escena de la bañera, me acerqué y tuvimos una conversación. Cuando terminó, el equipo se quedó en silencio, porque lo que hizo fue muy impresionante y evocador y difícil de ver. Pero todos estábamos completamente impresionados, porque un actor de cualquier edad haciendo eso nos hubiera dejado sin aliento, pero que todavía seas tan joven en tu carrera fue realmente magistral. Yo entré corriendo para verlo, y nunca lo olvidaré, pasó de llorar a ponerse de pie y decir: “¡Esa era la toma indicada! [risas]. Entonces, quizás, para resumir todo lo dicho, lo hicimos con responsabilidad, respeto y como una familia.

Por supuesto, pero ¿no es un poco extraño cuando se interpreta a la madre del propio director? ¿La dinámica es diferente por eso?

Dudo en etiquetar cualquier actuación como rara porque una vez que estás en ese espacio ya estás en un rol. Y el acto de pararse frente a una cámara es muy vulnerable, por lo que tiendo a pensar en ello como la cosa más natural del mundo. Pero diré que interpretar a alguien que se basó en un miembro de la familia de alguien que me importa mucho requería de confianza, de mucha confianza. Yo estaba obligada a confiar en un principio. Aprecié la moderación que se incrustó en el proceso porque realmente pensé con mucho cuidado antes de hacer cualquier pregunta, porque sabía que no solo estaba haciendo una pregunta sobre arte; estaba haciendo una pregunta sobre su vida. Y debo decir que aprecié el elemento que introdujo en la interpretación y la relación, tanto con James como persona como lo es como director.

¿Qué piensa de esta historia como parte de lo que ha sido los Estados Unidos, al interpretar a una madre judía?

Para mí fue un honor interpretarla. Mi esposo es judío y hablamos mucho sobre lo que significaría representarla. Mi suegra, que falleció recientemente, era simplemente la gran madre judía y su legado aún influye en mi vida de maneras profundas por las que estoy verdaderamente agradecida. La mano de una madre judía guiará el resto de mi vida. Y si he hecho algo es capturar la profundidad de ese amor y esa conexión. Y eso, honestamente, ni siquiera lo intenté poner en palabras, porque está más allá. Es por eso que estoy tan agradecida con el cine, porque te permite decir cosas sin palabras. Y solo les agradezco por darme la oportunidad de decir que Jacqueline Banks (su suegra) fue absolutamente una de mis heroínas, y por traer una parte de mi vida y mi familia a este trabajo.

¿Entonces ella fue muy especial para usted?

Ella inspiró los momentos más hermosos de mi personaje, no los más feos. Y la calidez, la dulzura y el toque de la maternidad, eso fue lo que ella inspiró. Y creo que James hizo un excelente comentario sobre observar el pasado sin juzgarlo y, de hecho, permitir que el dolor causado en el pasado sirva al presente. Y cada uno de nosotros tiene la oportunidad todos los días de nuestras vidas de decidir si queremos o no continuar con las prácticas dañinas, conscientes o inconscientes, y tomamos una decisión sobre cómo queremos comportarnos, cómo queremos ver a los demás, cómo deseamos pensar sobre los demás y cómo deseamos pensar sobre nosotros mismos. Y en este caso, creo que hicimos un trabajo bastante saludable.

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Siempre el mismo día (2011)

Usted también ha trabajado en televisión, en seriados como WeCrashed. ¿Cómo es la relación con la televisión en su hogar, cómo es allí, y cómo lo disfrutan en familia?

Hay tanta televisión genial. El programa de televisión que realmente me ayudó a superar el año pasado en pandemia fue Schitt’s Creek, que realmente me sentí agradecida que lo hayan realizado. Me hizo reír mucho, tenía tal sentido de alegría… Fue agradable pasar tiempo con la familia, y eso me encantó. Y me encantó The Last Dance, la docuserie de Michael Jordan. De hecho, quiero volver a verlo porque realmente me tocó el alma, me encantó. En cuanto a la relación de la familia con la televisión, con mi esposo tratamos de guardarla para después de que los niños se vayan a la cama, así que la vemos en nuestra habitación.

¿Puede hablar sobre su primer recuerdo que tiene de haber visto televisión?

Recuerdo el espectáculo animado Jem And The Holograms. Era uno de mis grandes favoritos. A mi hermano mayor le gustaba mucho He-Man, así que estaba eso y luego, justo en el momento en que comencé a seguir esa serie animada, me preguntaba: “¿A quién voy a interpretar cuando interpretemos a He-Man?” Entonces salió She-Ra, y eso fue enorme. Yo tenía el escudo. Yo tenía la espada. No sé por qué, pero no tenía la corona. Alguien me la robó, pero de todos modos fue muy divertido y solíamos jugar a He-Man y She-Ra todo el tiempo. Esos son algunos de los primeros recuerdos que tengo de la televisión.

¿Siente que sigue aprendiendo en cada película o serie que realiza? ¿Cuáles son las experiencias que puede aprender en cada una de ellas?

Sigo aprendiendo, sin duda alguna. Creo que si no sintiera que estoy aprendiendo de cada película, probablemente me haría a un lado y le daría una oportunidad a alguien más, porque hay muchas personas que quieren hacer este trabajo. He aprendido en mi carrera cuán poderoso puede ser dejarse llevar, no tener tanto control sobre tu desempeño, porque hay tantas cosas que están fuera de nuestro control, hay tantas limitaciones. No se trata de poner excusas, se trata de profundizar y encontrar y usar nuestra creatividad para descubrir cómo resolver problemas.

Como actriz, hay un componente público, un componente de celebridad que viene con eso en su vida. ¿Le ha afectado el hecho de cómo la ve la gran audiencia que, obviamente, está fuera de su control?

Creo que he tenido mucha suerte porque tuve tantos años para adaptarme a lo que hago y a cómo me perciben los demás. Creo que el momento de realización sobre mi imagen llegó cuando me di cuenta de que no me importaba. Creo que ese fue un momento muy poderoso.

Está claro que la música ha sido algo muy importante en su vida. ¿Hay alguna banda que siempre escuche?

Hay muchas, pero tengo que decir que mi músico preferido, el que me ayudó a pasar los meses de cuarentena en pandemia, fue Sam Cooke: ¡Qué hombre para haberme hecho compañía con su música! Me ayudó a superar tantos momentos en los que sentí que realmente iba a perder el control. Él es solo la melodía, el sentimiento y la espiritualidad, la alegría, todo eso, y si alguna vez tienen la oportunidad, hay este gran álbum, creo que es Sam Cooke – Essentials, donde he disfrutado de uno de los momentos sonoros más fantásticos que haya podido experimentar en mi vida. Es fabuloso.

Tras vivir por varios años siendo fotografiada para portadas de revistas, en alfombras rojas y seguimientos de paparazis, ¿qué siente al ver su vida capturada en fotografías?

Soy una persona de naturaleza extrovertida y amigable, pero en privado no siento que sea mi entorno natural. Recuerdo que en muchos momentos del pasado sufría de ataques de ansiedad al descubrir que estaba siendo fotografiada en la calle en instantes de mi vida normal. Nunca me he acostumbrado del todo a eso, pero lo importante es que se respete la vida privada de la familia siempre.

El diablo viste a la moda (2006)

Y cuando ganó el Óscar, ¿qué recuerdos le llegan de esa instancia?

Fue un momento extraño. Todo un logro, pero también pienso que hubiera sido maravilloso si hubiera sido menos complicado lo que vivía en ese entonces. Sentí que era lo único que podía decir que contenía toda la experiencia; la mayoría de la gente interpretó la mitad de esa frase con precisión, pero muchas no. Pero lo dije: “Los sueños no son las únicas cosas que pueden hacerse realidad”.

Fue un momento inolvidable de todas maneras…

Era mi forma de reconocer ambas realidades, la alta y la baja, lo mejor que pude en ese momento. Sin hablar directamente de ello. Porque contaba con que llegara un momento en que la parte negativa estuviera en el retrovisor. Así que he seguido trabajando, intentando y creciendo. Seguí haciendo lo que amo y trabajando en mí misma y eso me ha llevado hasta aquí hoy.

Portada Revista BOCAS #123

Gracias por leernos.
Esta entrevista fue realizada por Mario Amaya
Fotos Getty
Edición #123 Noviembre – Diciembre 2022

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