Servicios ecosistémicos: así funciona el “gran abanico” de beneficios que brinda la naturaleza

Desde lo tangible hasta lo espiritual. Así es el gran abanico de beneficios que entrega el medioambiente y sus ecosistemas a las personas, servicios que contribuyen a valorar la relación indisoluble que mantenemos con la naturaleza y el mundo que nos rodea. Claudia Cerda, académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, explica la conexión entre los sistemas ecológicos y sociales, así como su importancia para nuestro bienestar. Fuente: Universidad de Chile, 29 de agosto de 2023.


Desde la sombra de un bosque hasta la brisa que nos acaricia en una pradera, los servicios ecosistémicos son el compendio de dones que la naturaleza ofrece a la humanidad. “Son todos los beneficios que nos entrega la naturaleza. Estos beneficios pueden ser tangibles como la madera, los productos forestales no madereros, el agua, los alimentos, fibras de uso textil; así como también intangibles, como la espiritualidad, el sentido de pertenencia a un territorio, la cohesión social, la posibilidad de recrearnos al aire libre, las posibilidades de que niños y niñas puedan observar especies carismáticas, entre otros”, explica Claudia Cerda, académica y directora de Postgrado de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN) de la Universidad de Chile.

Este enfoque de servicios ecosistémicos contribuye a “comprender” la conexión entre los sistemas ecológicos y los sistemas sociales, beneficios que varían según los vínculos individuales y colectivos de las personas con la naturaleza. Mientras para actores urbanos los parques naturales cercanos son cruciales para poder recrearse y relajarse, para aquellos que dependen del bosque la leña, acceder a agua potable y contar con agua para su ganado cobran vital importancia. Podemos tener una misma área o un mismo bosque, pero los actores relacionados con este lo valorarán por diferentes razones porque los beneficios que importan son muy distintos para cada actor. Esto hace que muchas veces los valores entre actores se contrapongan, generando conflictos de uso territorial.

La académica enfatiza que los servicios ecosistémicos son un canal importante de comunicación con los responsables de decisiones que afectan la vida de las personas. El bienestar humano, clave en las políticas públicas, exige considerar los diferentes sistemas de valores que explican las relaciones y vínculos de las personas con la naturaleza y diferentes visiones de bienestar social. El trabajo con servicios contribuye en esta dirección. Esto no solo involucra métodos y modelos, sino que también, a medida que se va adquiriendo experiencia en este tema, es inevitable llegar a la discusión sobre justicia en el acceso a los diferentes servicios.

“Gran parte de los procesos de toma de decisión deben lidiar con valores humanos y, por lo tanto, es esencial entender los diferentes sistemas de valores sociales y cómo se relacionan con la naturaleza. Las políticas públicas deben razonar con bienestar social y, a través de servicios ecosistémicos, podemos avanzar en ese tema (…) siendo inevitable tener que reflexionar con aristas de justicia socio-ambiental”, señala la profesora Claudia Cerda. En este sentido, agrega, “muchas veces se mal entiende que trabajar con servicios ecosistémicos implica satisfacer exclusivamente necesidades humanas sin consideraciones ecológicas. Sin embargo, es precisamente al revés: dado que dependemos de la naturaleza y sus servicios es que tenemos que mantener una apropiada salud ecológica porque el flujo de beneficios y nuestro bienestar depende de ella”.

De esta forma, explica que no siempre el uso de los servicios por parte de la sociedad es sostenible y que es necesario entender bajo qué contextos se generan relaciones insostenibles. La insostenibilidad o la sobreexplotación de sistemas naturales puede darse por múltiples razones, como -por ejemplo- las relaciones de poder entre distintos actores, sistemas de gobernanza insostenible, falta de transparencia en procesos de toma de decisión, comunidades locales poco cohesionadas, niveles de participación, incentivos perversos, entre otros. Esta no es una pregunta trivial porque requiere de miradas inter y transdisciplinarias. Entender esto resulta clave para una gestión apropiada de los ecosistemas y para asegurar beneficios en el largo plazo, visión que, de acuerdo a la profesora Claudia Cerda, claramente requiere de una robusta investigación socio-ecológica.

¿Cómo se estudian los servicios de la naturaleza?

No solo es un desafío interdisciplinario, sino que también hay una cuestión de enfoque. “Trabajar con servicios requiere entender algo fundamental: la relación entre los sistemas ecológicos y las personas que usan, valoran o disfrutan estos sistemas”, destaca la investigadora de la Universidad de Chile. Ni es el ecosistema primero que las personas, ni son las personas primero que el ecosistema, sino que es la relación entre ambos la que nos interesa explorar para ver cómo puede ser sostenible en el largo plazo.

La académica detalla que hay tres factores que influyen en cómo abordar una investigación de los servicios ecosistémicos: a) comprensión de la capacidad ecológica de los ecosistemas de suministrar servicios, b) económico, que se refiere a comprender la importancia de los servicios al nivel de vida de las personas, la cual se puede expresar en términos monetarios, o c) sociocultural, que permite valorar la importancia que los servicios tienen para la sociedad utilizando enfoques no económicos.

Claramente, como todos los enfoques, este tiene limitaciones y hoy en día se desarrollan otros, como las contribuciones de la naturaleza que pueden contribuir a llenar vacíos. “Trabajar con servicios ecosistémicos permite bajar a la vida real de las personas que viven en contacto directo con la naturaleza, entender sus necesidades y conflictos de uso del territorio, al mismo tiempo que comprendemos las necesidades de mantener el apropiado funcionamiento ecológico«, sostiene la profesora Claudia Cerda.

«Es complejo porque necesitamos saber ecología, economía y otras disciplinas de las ciencias sociales para una apropiada comprensión. En la práctica, quienes trabajamos con servicios ecosistémicos nos hemos despojado de nuestra chaqueta disciplinar y, en un trabajo muy personal y al mismo tiempo colaborativo, hemos ido avanzando a comprender problemas desde perspectivas más amplias», cierra la académica.

Servicios ecosistémicos: así funciona el “gran abanico” de beneficios que brinda la naturaleza