Programación: ¿Qué ver hoy en TV? Domingo 23 de octubre

Con “yo soy la Juani”,
quiero seguir dando ganas de vivir.

La Juani paga
el alto precio de la libertad

pero lo hace con la vista al frente,

consciente de que esa libertad
y su propia independencia

es el único patrimonio que
le va a acompañar toda su vida.

Estamos aquí con dos amigos de Bigas

que compartieron
con él muchas vivencias,

para que nos ayuden
a acercarnos un poco más a su mundo.

Bienvenidos de nuevo
Aitana Sánchez Gijón.

Carles Sans.
Gracias.

Pues “Yo soy la Juani” de nuevo,

ese peliculón que salió
de esa cabeza tan privilegiada

y tan fascinante y tan única,
como era la de Bigas Luna.

Decidme: ¿qué es lo que
más os gusta de la película

once años después, Aitana?

Lo estábamos hablando
antes de empezar Carles y yo.

Tuvimos la misma impresión,

que Bigas era el director
más joven de nuestra cinematografía.

-¿Verdad, Carles?
-Sí.

-Que lo podía haber filmado un chaval
de 30, y de hecho, es lo que parece.

-De no saberlo, me dicen eso,
lo ha filmado un director de 30 años

y me lo creo,
porque el ambiente, el enfoque,

el trabajo con los actores jóvenes…

También es cierto
que todo esto responde

a que a Bigas siempre le había
gustado trabajar con gente joven,

rodearse de jóvenes, le interesaba
mucho lo que la gente joven le decía.

Antes has hablado de ese Bigas pagés,
yo diría “tecno pagés”,

porque, en realidad, era
una persona que le gustaba la tierra,

se sentía muy unido
a la naturaleza, a lo más básico

y sin embargo,
era un tecnológico espectacular.

-Sí, yo lo recuerdo haciendo
talleres de cine con gente muy joven.

No estamos hablando de hace muchos
años pero ya hace unos cuantos,

cuando aún no existía esta cosa
de las redes tan a saco como ahora

ni de la tecnología
y él ya vaticinaba:

“El cine se va a democratizar,
a partir de ya,

cualquiera que tenga
un teléfono o una pequeña cámara

podrá hacer su propia película,
ya lo veréis”.

Pensábamos que exageraba

y fíjate, esto nos lo contaba
hace a lo mejor quince años, diez.

-Sí, sí.

– Y en este lapso de tiempo,
es nuestra nueva realidad.

Ha cambiado el mundo.

Y él, gracias también a ese contacto
tan constante con la gente joven,

que ya manejaba
la tecnología de otra manera,

pues no solo lo vislumbraba,
sino que además lo hacía suyo

y lo utilizaba luego
a la hora de hacer sus películas.

Yo estaba intentando
imaginarme a Bigas,

en medio de
esas secuencias en la película,

con los coches tuneados,
la chulería de las bandas.

Me lo imaginaba ahí, a Bigas en medio
de todo eso, gozando como un enano,

pero también con esa cosa
de “dandy pagés” que tenía

como de chapo de otro pozo pero al
mismo tiempo como si fuera uno más.

-Porque de hecho,
Bigas era un maravilloso voyeur.

Era una persona
que le encantaba observar

y yo creo que
de su cine hacía un juego.

Bigas vino con Verónica Echegui
a hablarnos de “Yo soy la Juani”,

una grabación
que no pudimos emitir en su día

y que ahora tenemos
el placer de ofreceros.

Si os parece, vamos a ver
cómo Bigas hablaba de su película.

Vamos a empezar por el final,
porque estábamos hablando de él

y estábamos diciendo
que rodasteis dos o tres finales.

Dos o tres finales no,

el final en el guion,
cuesta imaginárselo ahora,

pero era sin Jona, sin Dani.

Ella se iba
y hacía esta reflexión y todo.

Pero a medida
que fue avanzando la película

y fui viendo como Dani defendía
al personaje y toda esta pasión,

decidimos que no,
que había que incorporar

y hacer este final que es fantástico.

Es un final
con el que estoy encantado.

Hombre es mucho más desgarrador.

Por más veces que lo veo,

me sigue emocionando,

el golpe que le da a la ventana.

Están enamorados y ella dice:
“No me digas que me quieres”.

Porque ella ha entendido
que ha evolucionado y él no,

pero él está enamorado,
él es ese animalito perdido.

Si tuviese que hacer una lista
de finales buenos de mis películas

sin duda el de la Juani
estaría en los primeros.

¿Ese concepto
de libertad irrenunciable

es de los grandes
valores que tiene la Juani?

Sí, este deseo
y esta lucha por ir adelante.

-Sí, de desprenderse
de ciertas cosas o comprender

que si no persigue lo que quiere,
si no hace lo que realmente quiere,

no va a ser feliz.

Yo es que la veo y no puedo acabarla.

-Yo creo que “la Juani”
es una película

que entra en el
discurso del mundo digital

donde hay cosas que cambian.

La forma de ver una película
con el mundo digital ha cambiado.

Yo siempre digo que “La Juani”
tiene un montaje pasional.

Antes del mundo digital
era muy difícil

porque hay unas normas de montaje,

tú montas una secuencia
y luego puedes probar otra solución.

Pero antes,
cada prueba eran tres días.

Con el mundo digital,
una prueba de cambio de una cosa

te permite hacer locuras.

Como la locura que hicimos que, en
un momento dramático de la película,

que se oye la canción de La Mala
Rodríguez, esa canción de “La Juani”

y de repente hicimos salir a
La Mala Rodríguez de verdad cantando.

Esto lo ves
en un guion que no es un musical

y dices: “Esto es
una locura, esto no va a funcionar”.

Y era una decisión pasional,

que viste que funciona
más que una solución clásica.

Esto sin el
mundo digital es muy difícil,

lo de probar
y hacer este tipo de cosas.

-Sí, es verdad.

-El mundo digitar aporta la
posibilidad del montaje pasional.

Ella se lo montó de juanera.

(RÍE)

Hubo cinco finalistas

y bueno, fue contundente.

Todos coincidimos en que era ella.

Pero fue una experiencia,

la búsqueda de la Juani a través
de esos castings que hicimos,

que se han puesto de moda
y se han hecho 10 000 castings.

A todas las niñas que vimos,

que llegaron
casi a 4000 por toda España

les hacíamos unas preguntas
que nos servían de documentación.

Le preguntábamos:
“Niña, ¿tú qué haces?”

“¿De qué vives, qué haces?”

Dicen: “Bueno, yo cuido mucho
de mi abuela que se está muriendo”.

Cuando mi madre se va a trabajar,
pues yo voy a cuidar a mi abuela,

la tengo que limpiar…”

Todo eso,
que era una cosa festiva, de broma.

Esa niña estaba contando
un drama impresionante,

todo el mundo serio,
escuchando y la niña contando.

“Le leo cuentos a mi abuela,
hasta que llega mi madre,

cuando llega mi madre,
me arreglo, me pinto

y salgo a bailar y a follar que
es lo que más me gusta del mundo”.

Y oímos aquello, que se iba a follar

que es lo que
más le gustaba en el mundo,

en aquel contexto,
nos quedamos todos…

¿Cómo llegas a ese mundo
tan lejano a ti, tan diferente,

como para querer hacer una película?

Yo tengo dos frases de Zuluaga:

“En la vida hay que chiflarse
por todo y atreverse a todo”.

Eso son dos frases que yo tengo
y las observo cada día en mi estudio.

Entonces, a través de mis talleres de
cine digital que hice en esa época,

fui descubriendo gente joven, del
mundo del tunning, del extrarradio

y me fasciné por todo ese mundo,
sobre todo, por lo creativo que era.

Estamos viviendo una era
en la que hay una creatividad

donde todo es igual,
las mismas tiendas, todo es lo mismo,

entonces claro, no tienen
dinero para tener una casa

pero sí les llega para 1000 euros,

tener un coche que lo pintan,
lo arreglan, que es su casa.

Para ellos es su casa,
allí van a pasárselo bien.

Es de una solución
creativa maravillosa.

Su botellón con el tunning y tal.

Había uno buenísimo
que sale en un plano

y que lo grabamos,
que cuando paraba el coche,

ponía el tanga de su
chica en el volante pegado.

Un mundo fascinante.

Biga se atrevía con todo,
no hay duda.

Tenía una capacidad ilimitada
para reinventarse, para disfrutar…

¿Cómo funcionaba su cabeza?

¿Era contagioso?

Sí, era contagioso.

-Bueno, allí dice esa frase:

“En la vida
hay que chiflarse por todo”.

Yo creo que de alguna manera Bigas
se chiflaba mucho por muchas cosas.

Hizo un universo de esa chifladura,
su propio universo,

tenía una filosofía muy propia,

tenía una manera
de ver la vida muy personal.

Yo reconozco,
como amigo cotidiano de él,

a veces oírle decir frases
que en aquel momento yo pensaba:

“Bueno, esto es una putat absoluta”.

Y días más tarde pensar:
“Joder, qué razón que tiene”

Porque las cosas las decía
con un poso y un conocimiento…

Lo que pasa es que las decía siempre
con esa especie de socarronería.

-Sí, parecía como
si no las dijera en serio

pero es verdad que luego,
se van quedando ahí, como un poso.

-Y luego, “La Juani” yo creo
que tiene mucho de esa España

que a él le interesaba tanto,

que él había acuñado con esa
expresión de “brutalismo ibérico”.

(GRITA) ¡Harto, harto!

¡Harto de tantos cojones
y tanta mierda!

-El brutalismo ibérico,
que es esa cosa

que otros podrían decir
que es muy primaria, muy básica,

a veces muy española,
muy de esa paella y ese porrón,

de esas chonis de barrio…

Todo eso, a Bigas,
le encantaba, le gustaba mucho.

Fíjate que él vivía
en un mundo totalmente opuesto,

quizás por eso.

A mí me llama la atención
en la película y me gusta de Bigas

que, aun retratando
esos mundos tan primarios,

ese comportamiento
del machito ibérico

con su coche,
con su pibita, con su no sé qué.

-Tan básica.

-La verdad que a mí me da bastante
vergüenza ajena ver todo eso

y, sin embargo, estas mujeres
que forman parte de todo eso

y que también funcionan
un poco en esos códigos,

pero resulta que su protagonista
y la amiga de la protagonista,

estas dos mujeres
se ponen el mundo por montera.

“Bueno me gusta que te pongas un poco
celoso, pero cuidado no te pases”.

O como decide largarse, dejarlo todo:

“Yo soy libre y a mí
no me va a parar nadie,

yo voy a conseguir lo
que me he propuesto en la vida”.

A mí me gusta mucho
cómo dibuja a estas mujeres libres,

que logran salir de esa cosa
tan marcada y tan tremenda.

-¡Nos vamos a pirar
de esta mierda de barrio!

-Vamos a hacer lo que el puto
Nacho nunca me ha dejado hacer.

-¡Eso! ¡Tía, vamos a follar,
pero como hijas de puta!

En la presentación,

por si alguien se ha enganchado
más tarde a estar con nosotros,

hablábamos de que eres impulsor
y coproductor de “Bigas x Bigas”,

estupendo documental
que merece la pena ir a ver

y que ya está en los cines.

Me gustaría que tú hables de él.

¿Qué aspectos has abordado
de ese testamento de Bigas Luna?

Porque son horas y horas,
grabadas por el mismo Bigas Luna.

¿Qué, Carles?

Bueno, como decía antes,

está hecho por un Bigas
entusiasta por varias cosas.

La tecnología, estaba entusiasmado
con la cámara que tenía de dv8

y decidió llevársela consigo,
como el que se lleva el bolígrafo

y entonces
la ponía en cualquier sitio

y la quería compartir
con todo el mundo.

-A veces
no te avisaba de que la ponía.

-No, no.

-No, no, no decía nada,
la colocaba a veces y grababa.

Bueno, ahí está
Candela en el documental.

En el documental, Candela
se sorprende por la cámara

y Bigas se levanta y la deja sola,

sin decirle
que aquello está grabando.

-Sí, sí, espera
que me pongo ultra primer plano.

¿Me estás grabando? Serás cerdo.

-Otra cosa es esa
necesidad de Bigas de compartir

con la gente querida o con los amigos

momentos de cotidianidad.

Y ahí es donde yo creo que
se puede ver al Bigas más tierno,

más cariñoso, en el que por ejemplo,

se puede ver
una relación con su perro, Pirata,

que es una relación
imposible porque…

-Pirata no le hacía caso nunca.

-(RÍE) Nunca le hace caso.

Oye, le dice “sube” y sube.
El único momento que le hace caso.

-Dame la patita, la patita.

Dame la patita, levanta la patita.

Bueno, yo creo que,
como prueba, es suficiente.

-La película crea un personaje

tan inmensamente tierno

tan profundo al mismo tiempo,

tan sensible.

Con una capacidad
de seducción tan grande

y con una espiritualidad
hacia todo lo que es terrenal.

Porque, ojo,
es espiritualidad pero es terrenal.

Sí, sí, sí.

Abraza los árboles,
quiere a la tierra,

coge una lechuga de las suyas
como el que cogería un tesoro.

-Sí, se ve también
como va montando su huerta

y, al lado, tiene este árbol enorme
donde hace sus obras de arte.

Porque una de las facetas
menos conocidas de Bigas

por el gran público, es que era
un artista plástico impresionante.

Su obra como pintor y como creador

es algo que está
por descubrir, yo creo.

-Sí, sí.

-Cada día pintaba
una o más caras del alma

y de repente
con tinta china o acuarela…

-Sí, pinceles chinos.

-O cogía una ramita o una hoja,

algo de la naturaleza,
cualquier cosa que se encontrara

paseando por su huerta.

Y te lo mandaba por correo.

Y te lo mandaba por correo postal.

-Todos los amigos tenemos…
-Tenemos caras del alma.

-Que él hacía con tanto mimo.

Siempre hubo un artista
más allá del director de cine.

Él tenía una obsesión con
los pechos de las mujeres y la leche.

Hay un momento en
el que dice en el documental,

ya de no tan pequeño, pensaba
que en el pecho de las mujeres,

verdaderamente había leche.

Entonces, cuando descubrió que no,
se llevó un enorme disgusto,

porque su madre era una persona
muy generosa en este sentido

y él pensaba que los pechos de
su madre estaban repletos de leche.

Entonces, él siempre
pintaba esas “lactatio”,

que son esas
imágenes rebosantes de eso.

-Sí, también tiene
piezas cortas, videos cortos

que son como instalaciones,
pero en vídeo, donde representa eso.

-Como un vídeo arte.

-Bueno, yo me convertí en
una lactatio también en su película,

porque hablábamos de esos momentos
compartidos en la intimidad con él

y que dices:

“Bueno, jamás pensé que ese
momento acabaría en un documental”.

Evidentemente está ahí porque
yo he querido que estuviera

pero bueno, sentí que nadie como él

para entrar de una manera
tan sutil, tan delicada,

en un momento tan íntimo
como puede ser una mujer desnuda

amamantando a su hijo.

Además, mi hijo Teo, era su ahijado,

entonces, ese vínculo personal,

queda ahí como…

-Ya que no me pude despedir de él.
-Es un testimonio bonito.

-Pues es algo que cierra
de alguna manera mi relación con él

y permanece con ese
testamento vital tan hermoso.

-Hablamos siempre de Berlanga y
hablamos de Buñuel y de grandísimos,

pero hay otros directores

que están también en ese podio,

pero que no han tenido,
creo yo, su reconocimiento

desde la academia o desde,
no sé, desde las instituciones

y creo que Bigas
podría ser uno de ellos.

Estoy muy de acuerdo.

Ya que hablamos
desde la perspectiva profesional

y que tú hiciste con él

“La camarera del Titanic”
y “Volavérunt”.

Cuenta, por favor,
cómo dirigía Bigas.

¿Cómo era su filosofía en el rodaje?

Mira, hay un momento que yo recuerdo

determinante que define
exactamente lo que era Bigas

en ese mimo y
en esa delicadeza con sus actrices.

Fue en Volavérunt, en la segunda
de las películas que hicimos juntos.

Recuerdo que ese día
teníamos que rodar un momento

en el que la duquesa de Alba estaba
muy frágil, se sentía muy insegura,

le pedía a Goya
que le maquillara la cara.

Se sentía además físicamente mal
con el Verde Veronese

y con todos los pigmentos
que él utilizaba con sus cuadros.

Yo ese día, personalmente
estaba muy revuelta, muy insegura

y le dije a Bigas:

“Bigas, no sé si
lo voy a poder hacer bien,

porque
me encuentro muy insegura hoy”.

Y me dijo:

“Es que quiero que lo hagas mal”.

“Hazlo mal, eso es lo que quiero,

te quiero vulnerable,
te quiero insegura

te quiero como estás
y como eres tú ahora mismo,

porque entonces lograrás
transmitirle a la duquesa esa verdad

que tú misma tienes ahora mismo”.

Entonces, él siempre jugaba
a favor de tus estados de ánimo,

de cómo te encontraras.

Lo aprovechaba y te quitaba
la presión, era como “hazlo mal”

y lo hice, lo peor que pude.

Tan mal, tan mal, que era un
personaje absolutamente maravilloso.

Así salió de bien.

Vamos a ver ahora cómo
define Bigas su método de trabajo,

entre otras cosas.

Es un segundo extracto de la
conversación que mantuvimos con él

hace ya cinco años.

La Juani es la esencia
de la mujer del siglo XXI.

La mujer quiere y
debe ser libre y tener

las posibilidades que la Juani,
con su rebeldía, demuestra y tiene.

Es la esencia y es la solución.

Hay un filósofo francés, italiano
perdón, que a mí me gusta mucho,

que dice que la
solución del futuro está,

con una palabra que se imagina
él: “gli invaginazione del senso”.

La invaginación del sentido.

Porque hay que sustituir la voz seca

y fálica de lo racional,

por la voz húmeda
e intuitiva del vientre.

Entiéndase como “coño”.

-Útero, ¿no?

-Es verdad, en un mundo intuitivo,
en un mundo racional

con cánones más varoniles y tal,

yo creo que es verdad que hay
una gran necesidad de esa intuición,

de esta carga femenina,
que es muy importante,

no solo para la mujer,
sino para el futuro.

Yo creo que el futuro deseable
es un futuro femenino.

No quiero decir solo
de las mujeres, ni mucho menos,

pero las normas de la feminidad.

Yo he aprendido mucho de las mujeres,

he aprendido mucho de las mujeres

y me interesa mucho el universo,
la filosofía femenina,

la forma de actuar de la mujer.

Hay toda una serie de cosas
de las que he aprendido mucho.

Tuve una madre maravillosa,
de la que aprendí, sobre todo,

a tratar a las mujeres,
que eso es un arte,

porque no sois fáciles de tratar,

hay todo un mundo.

Cuando una mujer te pregunta:

“Oye, ¿qué zapatos me quedan mejor?”

Tienes que acertar,
porque tú dices que es el verde,

pero lo que quiere
es que le digas que es el rojo,

que es el que ella quiere,
pero pregunta.

Lo aprendí
con mi madre que decía:

“Oye, ¿tortilla o huevo frito?”,
y yo decía: “Tortilla”.

“¡Pues te tomas el huevo frito,
que ya lo tengo hecho!”

Bueno, claro, si me preguntas…
Claro, tienes que acertar.

Esto es una lección
que recomiendo mucho aprender,

para tratar a una mujer
hay que saber acertar.

Cuando una mujer pregunta…

-Ahora con el chico
de en medio, ponte en medio.

-Hay gente que es
un buen director de actores.

Yo creo que no lo soy.

Porque yo lo que sí se
es sacar lo bueno que un actor tiene,

de eso sí que presumo,
y esconder lo malo.

Pero me gusta dejarles, ver
lo que tienen bueno y potenciarlo.

Por eso, cuando un actor se
da cuenta de esto se van conmigo.

“Es que contigo hacen
cosas que no hacen con otros”

Cuando el actor descubre esto,
se siente cómodo conmigo.

-Párate, párate.

Date la vuelta.

Bueno,
¿qué te parece? Ese, soy yo.

-(RÍE) Bueno, pues ya te he visto.

-Creo a partir de lo que
ellos hacen, lo voy mejorando,

si puedo, y ellos me siguen,
lo vamos mejorando.

Pero siempre prefiero crear
a partir de lo que ellos hacen.

-A mí, lo que me gustaba mucho,

es que yo no sentía
ningún juicio por parte de Bigas,

porque yo estaba muy guerrera
y tenía muchas ganas de trabajar,

muchas ganas de hacer “La Juani”
y yo quería hacerla ya.

Y al principio hice
una Juani muy macarra,

bastante borde, creo.

Llegó a decirme:

“Relájate que tienes
que caer bien a la gente”.

Porque yo quería hacerla…

-Yo los trato como el personaje.

Yo, cuando tengo
un actor en la película,

lo trato
como si fuera el personaje,

y al inicio,
sé más de ellos que ellos.

Pero a medida que
va avanzando la película,

son ellos los que saben más que yo,

porque son ellos los que
tienen el personaje pillado.

-Lulú, cuando se juega en serio,
hay que respetar las reglas.

-Pero si yo no estoy jugando a nada.

-Todas mis películas
siguen un intento siempre:

utilizar las secuencias de erotismo
para explicar más a los personajes.

Entonces, en “Yo soy la Juani”
pues es otro ejercicio de este tipo.

Los personajes son dos personajes
muy jóvenes, con mucha vida…

Entonces, preferí
recrearme desde un punto de vista

narrativo estético
y conceptual que no,

digamos entrando
en un terreno estrictamente erótico.

Era más de explicar los personajes.

La acción de ella, que es ella a
veces la que lleva la energía de él.

El conato ese
de polvo encima del coche.

Es pasional, es más el hecho
de que la tira encima de un coche

que no el contenido
de qué ocurre en ese momento.

Haberle dado
una carga de erotismo mayor,

yo creo que hubiese
desvirtuado un poco este ritmo,

esta cosa más
física de los personajes.

Bueno, en cualquier caso,

apostamos por la voz
húmeda e intuitiva del vientre.

-Del vientre.

“Invaginación”.

Para el futuro.
La invaginación del sentido.

El subtexto es invaginación.

Invaginación.

Con este
gran concepto nos despedimos.

Buenas noches a los dos,
muchísimas gracias.

-Os espero en el huerto, a las dos.

Que nos lleve al huerto.
Es bonito.

Venga, vamos
de la mano por lo menos…

(RÍE)

Y nos llevaba.
Y nos llevaba al huerto.

Porque lo que es
tener un carisma apabullante

y la inteligencia mezclada
con el sentido del humor

y la bonhomía y…

Yo sé que aquí ahora mismo
hay una atmósfera de mucho cariño,

porque los tres somos parte muy
implicada en la vida de este señor.

Pero es un seductor.

-Totalmente.

Es un seductor, tú le oyes hablar

y te habla de sus historias,
de su filosofía y te seduce,

y un día dice una cosa
y otro te dice la contraria

-Por supuesto.

-Pero él era así y yo cuando le
presentaba a muchos amigos comunes,

por primera vez a amigas,
en la siguiente me preguntaban

por cuándo volvía Bigas.

Además, yo siempre lo he dicho,

era un grandísimo vendedor
de sí mismo, de sus proyectos.

Como no podía ser de otra manera.

Él se reinventaba constantemente,
a cada proyecto.

(CANTA)

-¿Qué, cómo vas?

-Pues ahora
me han quitado las tijeras.

Bigas, diles algo.

Oye, ya que nos llevaba al huerto,

vamos a hablar
de su huerto físico también

porque realmente
estaba muy dedicado,

sobre todo, en sus
últimos años a su tierra.

Y a la ecología.

Y a la ecología.

¿Cómo era su pasión
por la tierra Aitana?

Pues era maravillosa,

tanto es así que él
se ha convertido en un árbol.

Cuando decía:
“Quiero ir a abrazar a su árbol”

No es abrazar a su árbol,
sino que se ha convertido en árbol.

Lo cuenta también el documental,
como sus padres eran ya dos palmeras.

Y él ahora mismo, ¿es un algarrobo?

-Sí, él decía que,
además con mucha naturalidad.

-Claro, en el momento decías,
otra de esas cosas suyas…

-Sí, esas Bigadas.
-Sí.

Y yo, sinceramente,
sé que ese árbol ahora es Bigas

y por eso me queda ir a abrazarme
a Bigas convertido en árbol.

Esa fusión con la tierra,
que también mezclaba con el arte,

esa cosa del saber japonés,

deja actuar al tiempo y
a la meteorología en tu obra de arte

y se convertirá en algo inesperado.

Él, de repente, colocaba en
medio de su huerta todos sus guiones,

apilados y los dejaba
a lo mejor un año a la intemperie.

-Esto es “La camarera del Titanic”
y la primera parte de “Jamón, jamón”.

-Y claro, lluvia,
bichitos que lo carcomían…

Acababa convertido
en una pasta extraña aquello.

-Pero precioso.

Era una obra de arte en la que había
dejado intervenir a la naturaleza

y él iba también modificando,
dando una pincelada aquí

o modificando no sé qué.

Era esa fusión.

En esa época en la que cada vez fue
inclinándose más hacia el ecologismo.

En su campo compró,
ilusionadísimo, tres burros.

-Tres o cuatro burros, ¿no?
-Sí.

-Que cada mañana él personalmente
iba a visitar y a cepillar,

con las gallinas,
miraba sus lechugas…

-Él era un tío feliz.
-Hacía su propio pan.

-Exactamente.

-¡”Bravissimo, bravo”!

-Hay una frase dentro
del largometraje “Bigas x Bigas”

en el que precisamente
desde este programa

la maquilladora le pregunta, mientras
él está grabando frente al espejo:

“¿Qué está haciendo ahora?”.

Y él dice:

“Estoy preparando una
película que rodaré en Valencia,

que es una cosa que me gusta mucho,
porque en Valencia se come muy bien”.

Bueno, ahora
os cuento yo también una de esas.

-O sea, lo importante
era qué en Valencia se comía bien.

La película, pues sí, también.

Disfrutar
de los placeres de la vida.

En “La camarera del Titanic”,

que es una película que está basada
en la novela de un autor francés

y se tenía que rodar o en Francia o
habían estado localizando en Bélgica

y Bigas volvió de Bélgica diciendo:

“Bélgica es muy aburrido
y se come muy mal,

vamos a rodar en Italia”.

Y acabamos rodando una película
que todos hablábamos en francés

y que transcurría
en Francia, en Italia.

Solo la parte final
de la película acababa en Italia,

pero la rodamos completa en Italia,
porque en Italia sí se come bien.

-Oye, estos son
los panes que hizo él ayer.

Bueno, este lo hice yo solito.

-Y le gustaban mucho
las largas sobre mesas,

por supuesto el buen comer.

A veces eran cosas sencillísimas, con
un aceite maravilloso de no sé qué,

otras veces
eran cosas más complicadas.

Cocinaba Celia, sobre todo.

-Celia, en este sentido, hay que
darle un reconocimiento público.

-Hombre por favor.

-Porque, claro, como todo
excelente acompañante de un genio,

tuvo que sustentar a veces
grandísimos caprichos del amigo,

que era un grandísimo anfitrión,
pero también gracias a Celia.

-Claro, de repente se les llenaba
la casa porque invitaba y tal

y te veías a Celia
trajinando y organizando.

Pero bueno, luego estaban
esas sobremesas en las que decía:

“Ahora, con la tripa llena
es cuando sienta bien criticar”.

Pero era curioso porque
él no criticaba a nadie,

se callaba y dejaba que los demás
empezaran a despacharse.

-Decía que en
los postres era el momento.

¿Y su maravillosa
mini siesta entre plato y plato?

“Perdonad,
que estoy cansado, ahora vuelvo”.

Y se dormía
dos minutos y volvía otra vez.

Que a mí me parecía eso
como un mutis, para aplaudir.

Sí, sí.

-Yo sinceramente creo, que aquellos
que puedan ver “Bigas x Bigas”,

tienen que verlo
con la voluntad de descubrir,

al margen o en paralelo
del director de cine,

a un ser humano con unas
cualidades humanas muy grandes,

muy sencillas, pero también
muy profundas al mismo tiempo.

Nosotros,
como se puede hacer evidente,

hablamos desde la pasión
que a él tanto le gustaba.

Pero creo que a los desapasionados
que vean “Bigas x Bigas”

o que de hecho, me consta que
ya han visto “Bigas x Bigas”,

lo van a valorar.

Van a descubrir
esa personalidad tan seductora.

Me ha parecido un bonito
cierre de conversación,

puesto que se nos
está terminando el tiempo.

Yo creo que
él constantemente transmitía

que vale la pena
tener ganas de vivir,

en sus películas y en su actitud

y quisiera que tú también
dijeras algo para cerrar, Aitana.

Si te quedas con
algo que decir Carles…

Le echo de menos.

-Sí.

-Le echo de menos.

-Yo, en sus últimos días,
simplemente me dijo:

“Sé lo que me espera y es una lástima
porque la vida es muy bonita.”

Y lo dijo de una manera
muy intensa y muy sentida.

Y me he quedado con esto.

Bueno, pues nos vamos a
ir antes de que rompamos a llorar,

porque eso no le gustaría nada.

Le daría un pudor tremendo.

Porque era muy pudoroso,
a pesar de lo que su cine explicaba.

Sí, a pesar de los planos y las
secuencias has visto en su cine,

quizás por eso, ¿no?

Pero bueno, muchísimas gracias
por haber estado aquí

y por Bigas x Bigas, sin duda,

por esa belleza de película
que tenéis ahora en los cines.

Luego ya nos comentáis,
nos mandáis mensajes.

No os podemos contar más,
porque si no le quitamos la gracia.

Pero es una propuesta artística que
merece la pena vivir y compartir.

Gracias por haberla impulsado.
Gracias a ti.

Gracias por haber
participado en ella.

A vosotros.

Y con esas ganas de vivir que
destilaban su cine y personalidad,

cerramos este homenaje a Bigas Luna.

No vemos el domingo para compartir
el cine español más reciente.

Un beso muy fuerte.

¡Acción!

(CANTA EN ITALIANO)

Programación: ¿Qué ver hoy en TV? Domingo 23 de octubre