“Me di el lujo de concretar todas mis locas ideas”

Mientras Avelina Esther Vizcaychipi (42) cursaba la carrera de guía de turismo en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM, la frase pronunciada por una docente, la marcó rotundamente: “Serás una excelente profesional, pero sácate de la cabeza que tu ciudad será turística en poco tiempo. Eso va a llevar muchos años de trabajo”.

Lejos de acobardarla, fue como la manifestación de una fuerza interior que la ayudó a volver a su pueblo para materializar todos los proyectos que tenía en mente.

En esa ocasión, tenía que realizar la primera práctica profesional que abarcaba la plaza 9 de Julio, la Casa de Gobierno y la Catedral San José, en Posadas. Había armado un speech original, combinando con dinamismo, con interacción con el grupo que participaba del guiado, pero, “no paraba de nombrar a mi ciudad”, como cuando se presentó ante sus compañeros de aula y dijo: “Soy de Apóstoles, la Capital de la Yerba Mate”, lo que, más tarde, derivó en la observación de la docente. Es que, aseguró que, desde siempre, se mostró como una defensora acérrima de su localidad, y que su objetivo era “ponerla en valor”.

No escatimó esfuerzo ni tiempo para que la Cámara de Representantes instituyera a la ciudad de Apóstoles como “Capital Provincial de la Semana Santa y el Pesanke”, por considerar a la localidad como tierra de una espiritualidad rica en contenido teológico, simbólico y cultural, como la Semana Santa, conmemoración cristiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

“Me dio a entender que no podría vivir únicamente de lo que había estudiado y eso me marcó de por vida. A partir de ahí me puse firme en el propósito que en mi ciudad iba a vivir de lo que estudié. Aunque me sigue costando, fundamentalmente, porque se cruzan un montón de factores. En primera instancia porque el turismo está muy involucrado con la parte estatal, por más que una sea emprendedora y le ponga vida alma y corazón. Del 100% de los proyectos que hice a lo largo de mi vida y de mi carrera profesional, el 85% quedaron como parte del municipio”, manifestó, quien, a pesar de haber estudiado sobre las diferentes ramas, prefiere que la definan como profesional en turismo.

“Empecé con guía de turismo, hice la tecnicatura en gestión de desarrollo turístico, recreación y animación que es necesario para hacer los guiados y coordinación de grupos, periodismo turístico. Después fui haciendo cosas, hilvanando con otras, todas relacionadas al turismo. Pero lo que más me apasionó fue la gestión de desarrollo turístico, que se involucra con los proyectos de desarrollo. Una sola vez me mostraron cómo había que hacer la estructura y ahí ya empecé a delirar. Comencé con mi primer proyecto con una empresa yerbatera, sobre la que basé mi tesis o trabajo final. A partir de ese proyecto desglosaba los subproyectos, que logré concretar. Uno era el libro sobre yerba mate, que buscaba introducir los conocimientos sobre el producto en la educación; otro era el programa de televisión, primero de turismo y después, para niños. Así, a los subproyectos que estaban en ese mega proyecto, los fui concretando de a uno, porque todos se dirigían al mismo al mismo objetivo, que era poner en valor a Apóstoles como Capital Nacional de Yerba Mate; a esta empresa, como la líder del mercado yerbatero en nuestra zona y, a su vez, relacionarlo con los inmigrantes”, se explayó.

Cachapé -tal el nombre de su programa de TV- es un carrito de dos ruedas y un solo eje, que fue el elemento fundamental para el desarrollo económico de la provincia. Gracias a eso, el colono pudo sacar sus productos como yerba, tung, tabaco, y para trabajar adentro. Cachapé refiere a la parte cultural y, viajero, alude a la parte turística.

 

Para acentuar el proceso, se estableció en Puerto Iguazú en busca de experiencias, y también viajó a Inglaterra. Entiende que “hice lo que tenía que hacer para que mi profesión valga la pena. Cuando tuve en claro lo que quería y adónde iba el camino para que en Apóstoles los vecinos al menos se refirieran a la palabra turismo, que no existía, empecé a hacer todas las gestiones de desarrollo turístico con diferentes proyectos, siempre guiándome con los idóneos, capacitados, referentes máximos, a fin de poder encauzar cualquiera de mis proyectos. Si hablaba de historia, acudía al licenciado Esteban Snihur; si hablaba de yerba, me reunía con el ingeniero Escalada. Ninguno fue al azar o sin la base que tenía que tener. Eso me daba seguridad en los pasos que iba dando”, comentó la madre de Tomás y Santiago.

“Todo el tiempo estoy aprendiendo algo. Estoy con mis radares encendidos y todo eso lo vuelco para lo mismo, porque tengo un solo objetivo. No miro para los costados. No existe otra cosa, no me mezclo, y todo lo que a mí me aporte para llegar a eso, dalo por hecho que lo voy a utilizar. Todo sirve”.

 

Remar cuesta arriba

Confió que al proyecto de Semana Santa lo armó para que las personas que vinieran detrás suyo en la gestión, tuvieran una salida laboral en turismo en esa época del año. “No es que había una fuente de turismo, sino que había que inventar un producto turístico y, a su vez, ese producto tenía que ser asegurado para que los chicos que se reciban puedan trabajar y ganar su sustento. Ahora está armado y se convirtió en un producto, en un atractivo, pero, hacerlo, implica todo un proceso. Buscando, me di cuenta que, en Semana Santa, Apóstoles tenía algo diferente, que era las vivencias en las tradiciones, las manifestaciones culturales, que van más allá de lo material, como la bendición de alimentos que ya no se ve ni siquiera en el viejo continente, de donde fueron traídas. Entonces eran cositas, detalles, que entendía que tenía que ocupar como un atractivo y armar un producto por amor a mi pueblo, aunque no lo viera rentable”, dijo.

Lo mismo sucedió con los Pesanké que, si bien se replican donde haya descendientes de ucranianos o polacos, en Apóstoles estaba muy “fuerte, arraigado”, al ser el lugar al que primero llegaron. Vizcaychipi decretó: “este será el atractivo, y lo voy a hacer en gigante”. Cuando contó al licenciado Snihur, sugirió que, “como era un pueblo variado, había que empezar con la aceptación de la idea en los barrios, que la tomaran como propia”.

Hizo un concurso para involucrarlos, y los premios consistían en pintura para el arreglo de sus plazas. Se logró armar una comisión integrada por las colectividades, la hermana Miguela Feyeka, del Museo Ucraniano y Cyntia Rayneli, entre otros, “que hacían los Pesankés más lindos para exponer en las plazas y con ese grupo pedimos la Plazoleta para el monumento”.

Luego sumó a las yerbateras, que adquirieron los armazones de hierro, e invitó a los artistas de la provincia como Ernesto Engel, Bernardo Neumann, Andrés Paredes, Xica Da Silva, para que el proyecto fuera tomando forma. “Fue un proceso paso a paso. Llevó muchísimos años”, reconoció.

“Cuando tuvo forma, se empezó a hablar del tema en la televisión nacional, y lo empezaban a mirar como un verdadero atractivo, “se me erizaba la piel. Era el sueño hecho realidad”. Pero a partir de ahí “tenía que canalizar el objetivo y que las agencias de turismo vendan el producto. Se hicieron los fans tour, que son los viajes familiarización, a los que invité a todas las agencias de turismo, para que se encariñen con el producto”.

Otro de los objetivos era la Fiesta de la Yerba Mate. Si bien su tesis fue sobre yerba mate, escribió el primer libro de cuentos infantiles de la yerba mate, el primer CD de cuentos y canciones –junto a Fausto Rizzani, y de donde salió el primer dibujo animado de Misiones, que es el Súper Tarefero-, y todas producciones la fue haciendo por el amor a la yerba mate, no había tenido la posibilidad de estar en la comisión de la fiesta.

“Cuando tuve la oportunidad, logré hacer todo desde atrás, todo lo que me había propuesto, como que dentro del predio vuelva a funcionar el mini Molino, que haya un restaurante, quería que la gente llegue y sienta que esa no era una fiesta más, que solamente era la fiesta la yerba mate”, dijo, quien hizo una lista, e iba marcando los puntos a medida que iba cumpliendo. Como, por ejemplo, que la Casa del Mate reciba el nombre de Angélica Felisa Schnarbach, la docente que proyectó, promovió y organizó la Primera Fiesta de la Yerba Mate; que el mate tour, lleve el nombre de Ramón “Nene” Hreñuk, o que, al portal, se imponga el nombre de Juan Alfredo “Pancho” Szychowski.

“Estoy conforme con lo que hice y, debo admitir que me divertí mucho haciendo todo. Para mí es un regocijo. Me siento en mi salsa, me brillan los ojos, cada vez que tengo que armar un nuevo proyecto turístico- cultural”.

 

Dar e incentivar

Nacida en Colonia Liebig, justo en el límite entre Misiones y Corrientes -ahí estaba el consultorio de su padrino, el Dr. Cáceres-, aseguró que arma “miles” de proyectos de gestión turística y que sobre el tema la consultan constantemente. Y, “como me gusta, sugiero, paso contactos. No me cuesta dar porque siempre tuve mucho. “Coca”, mi abuela paterna era mi madrina. Y cuando vine a estudiar a Posadas, viví con mis abuelos, y tenía la suerte que me cumplan todas las cosas. Somos ocho hermanos, pero yo era la única a la que papá Juan Carlos llevaba al campo de Gobernador Virasoro, desde chiquitita. Tengo recuerdos de la infancia en la camioneta Ford, poniendo el brazo en la ventanilla para que se me adormezca y los cabellos enredados por el viento. Eran cosas que solo yo las viví, que tuve el privilegio. Creo que era porque siendo la del medio, estaba como perdida, los más grandes tenían todo cosas en común y los más chicos también. Capaz que era por eso que me protegían. Pero eso hizo que aprenda a ser así, de tanto que recibí, dar y dar”.

Además, mamá, Avelina Dalcolmo, “que es una apasionada”, conduce la Asociación “Trabajo, Alegría y Saber”, si tenía dos osos, “me sacaba uno y me decía: tenés dos, cuando hay niños que no tienen. Y yo lloraba de impotencia. Una vez fui a ver al padre Francisco Chijanoski y pregunté por qué mama tiene que ayudar tanto a los otros, a lo que me respondió: todo lo que tu mamá ayude a los demás, va a volver a ustedes y triplicado. Así que quédate tranquila Avelinita. Y la verdad es que el padre no se equivocó”.

 

Objetivo cumplido

Que cuestionen “cuándo Apóstoles será cuidad turística” fue lo que la marcó y a raíz de eso dijo: “voy a lograr, voy a vivir del turismo de mi ciudad. Llevo más de 20 años haciéndolo, pero tuve que inventar. Todo lo que hago, salió de mi cabeza, no es que ya estaba hecho, tuve que concientizar sobre el significado del turismo, concientizar respecto a que teníamos riquezas naturales y culturales, concientizar a la gente, y crear el programa. Fue todo un proceso”, contó quien se manifiesta en contra del turismo masivo y brega por uno “accesible, sustentable y de calidad”.

Sus hermanos: Juan Carlos, José María y Carlos Antonio, son empresarios, pero como sus hermanas (Marcela, Katherina, Martina y María Elena), son doctoras, cuando llegó el momento que Avelina debía elegir la carrera, su padre, Juan Carlos, creyó que seguiría la misma senda. Pero como tenía creatividad, fue a estudiar diseño gráfico a la Facultad de Artes de Oberá. “Al poco tiempo sentí que no era lo mío. Necesitaba estar más con la gente, tener contacto, hablar, hacer amigos. Me hablaron de turismo, vine a Posadas y elegí ser guía. En esa carrera escogí a los amigos que son los estuvieron en las etapas más importantes de mi vida, y que siguen estando”.

Confió que, hoy por hoy, uno de sus puntales es el turismo en la empresa yerbatera más importante de la zona, y que está feliz porque Tres Capones tenga su primer emprendimiento como lo tuvieron otros municipios de la zona como San Carlos (Corrientes), Azara y Concepción de la Sierra.

“Gracias a Dios me llevo bien con todos los empresarios, y con cada uno tengo una afinidad diferente” pero lo que hizo Don Ramón Hreñuk “fue marcarme porque fui a la empresa y dije quiero hacer mi tesis sobre esta yerbatera y, que me hayan abierto las puertas como me abrieron, que me lleve a conocer los campos y diga a los encargados de los campos, esta chica va a venir las veces que quiera y ustedes tienen que abrirle, porque quiere aprender, fue un gesto extraordinario. Además, que me enseñe lo que él sabía, y a su modo. Ahora puedo decir que tuve suerte porque tuve a alguien me enseñó todo desde la raíz. De todos modos, si tengo que nombrar a una persona que haya influenciado en mi formación, no podría, porque son muchísimas”.

Recordó que egresó del secundario del colegio La Inmaculada, de Apóstoles, sin saber lo que era la yerba mate, residiendo en la Capital de la Yerba Mate. “El colegio posee un excelente nivel educativo, pero al no saber que el turismo sería mi modo de vida, nunca me preocupé por aprender sobre nuestro producto madre, así que egresé sin saber nada sobre yerba mate, recién al ingresar a la facultad empecé a unir todo”, acotó.

“Las bases están. Ahora hay que trabajar, gestionar, innovar, sin esquivar la sustentabilidad. No hace falta copiar ni imitar a nadie, cuando tenés la esencia, lo puro, lo rústico, esa es tu fortaleza. Si sabes trabajar bien eso y si te dedicas a hacerlo bien, vas a lograr, quizás, más que el 5 estrellas, más que la alfombra de oro”.

El menos pensado

Con canción propia incluida, su programa “Cachapé Viajero” empezó el 6 de enero de 2010. Comenzó en Radio Chimiray como un espacio dentro del programa de su amigo Germán Zumpano, quien ahora es coconductor en Cable Norte, y Damián Correa Da Rosa, que es director y productor de radio y televisión. “Cachapé somos todos. Porque si bien pongo la cara, las protagonistas son los vecinos. Tratamos de mostrar lugares que no tienen la posibilidad de trascender, que están escondidos, que nunca se imaginaron que alguien iba a venir a filmarlos. Tratamos que todo sirva para algo, que todos se complementen”, resumió, para quien “el andar es el secreto para ir descubriendo soluciones”.

Y en la vida de Avelina, una cosa fue llevando a otra. Por ejemplo, el proyecto estatal de Los caminos del Chimiray, surgió de la nada. Se trata de un proyecto de desarrollo turístico en la zona de campos llanos y mogotes con una infinidad de arroyos, hilos de agua y montes en galería. En el recorrido, se puede visitar cabañas, parques recreativos, miradores, establecimientos, viveros, finalizando en el Camping Chimiray, de Apóstoles.

“Cuando vi eso, entendí que tenía que aprovechar y beneficiar a todo lo que está alrededor, fui a las chacras, y descubrí a Doña María Glinka, que estaba perdida en el medio de la nada, tenía un barbacuá típico, sumamente artesanal. Hoy por hoy, si se quiere relacionar a Apóstoles con la Capital de la Yerba Mate, es necesario visitarlo -está abierto de lunes a lunes- porque ahí se entiende cómo es el proceso de elaboración. ¿Cómo descubrí eso? Andando. Le dije a María, te voy a traer visitas, y cada vez que me ve, recuerda: gracias al turismo, gracias a las visitas, volví a la vida”.

Al regreso de la abuela, pasó por una casa abandonada, con piscina. “Tres horas después, apareció la propietaria y aceptó ser parte de la propuesta: un alojamiento de casa campo. Desde la Semana Santa en que se inauguró, todos los fines de semana ‘Flor Silvestre’ tiene visitantes. Otro vecino del circuito, me vino a buscar para ofrecer su propiedad. Si miramos el mapa, parece que fue diseñado adrede, pero no es así. Solo faltaba que alguien los una, parece mágico. Quedaron 12 emprendimientos, cuyo recorrido abarca poco más de una hora y termina en el camping Chimiray”.

Y, así, en poco tiempo y en un corto tramo se puede aprender sobre la yerba en sistema antiguo, y sobre la yerba actual, con Valeria Nahirñak y su famoso Lapacho Rosa. También pasar por Don Ladislao, que trabaja con turismo educativo, con cabalgatas, tirolesa, y visitar el vivero de Teresa Tarnoski, que también ingresó al circuito.

“Me di el lujo de concretar todas mis locas ideas” – Primera Edición