La nueva vida de Fernanda Silva, la chica sexy de la TV que ahora se dedica a lo espiritual

ENTREVISTA

La comunicadora ex Noche y píco y Pizza a Carballo lleva 10 años fuera de la pantalla. “No volvería”, asegura. En la actualidad se dedica a terapias holísticas.

—¿En qué momento comenzó tu interés por lo místico y lo espiritual?

—Desde muy chiquita. En casa eran católicos y de chica iba a la iglesia. Siempre tuve esa conexión de rezar y pedir a Jesús. Luego de los 20 años comencé mi formación en otras disciplinas vinculadas a lo espiritual y entré en una escuela de filosofía que me abrió un abanico increíble: conocí el budismo, el hinduismo, el pensamiento de los estoicos y todo eso me despertó una pasión y una curiosidad que me fueron llevando hasta este momento. No lo viví como una contradicción con mis raíces católicas. De hecho Jesús está en mi altar y le sigo rezando. Creo que todas las religiones van hacia el mismo lado por caminos diferentes. Todos buscamos ser mejores, iluminarnos y sacar esos sentimientos feos como la ira, el odio, los celos, la depresión… que nos confunden y enferman.

—Hiciste una carrera como modelo y como chica sexy de la TV. ¿Cuáles fueron los comienzos en ese rubro?

—A los 16 – 17 años empecé como promotora. Trabajaba para una agencia e iba al supermercado, a eventos, a la Rural del Prado para diferentes marcas. En 2001 se abrió la puerta de la televisión. Fui a un casting y quedé para el programa Noche y pico, con Leo Rossenwasser, un programa bastante rupturista. Hacíamos cámaras ocultas y de repente salíamos en ropa interior por la peatonal Sarandí. Allí tuve como compañera a Mónica Farro, entre otras chicas.

—¿Cómo te llevabas con ese perfil de modelo sexy?

—Al principio me daba mucha vergüenza pero luego me fui soltando. Como todo trabajo, te acostumbrás a hacerlo. Hasta hoy mucha gente se acuerda de Noche y pico. Nos iba bien: nos contrataban de boliches para hacer presencias y sirvió de puntapié para hacer teatro. Después comencé a trabajar con (Luis Alberto) Carballo. Estuve varios años con él hasta que, con cinco meses de embarazo de mi segunda hija, dejé el programa y no volví más a la TV.

—¿Qué pasó? ¿No te interesó más o no hubo oportunidades?

—Tuve oportunidades, incluso me llamaron de Buenos Aires pero siempre me gustó mantener un perfil bajo. Soy madre de dos hijos y la familia siempre fue lo primordial para mí. Además, no me gustaba lo competitivo del ambiente: lo que se hablaba unas de las otras. Nunca entré en esa rosca. Lo mío era ir al trabajo y volver a mi casa. Después de la última etapa de Pizza a Carballo (2011), sentí que era un ciclo terminado.

—En ese momento también te formabas en disciplinas espirituales…

—Sí, soy terapeuta floral desde hace 20 años, por ejemplo. Yo quería tener otra seguridad porque tenía problemas de autoestima. De pronto la gente veía a la chica sexy, la mujer fatal pero detrás de esa vanidad o falso orgullo en realidad había inseguridad. Me gustaba salir en cámara, el supuesto poder de ser una modelo sexy pero en el fondo no me sentía llena. La felicidad no pasa por la ropa, el perfume, por la tele ni el reconocimiento o la belleza. Empecé a aplicar la filosofía budista según la cual nada nos pertenece y cada vez que nos apegamos a algo, vamos a sufrir irremediablemente. Porque nada es nuestro, ni siquiera un hijo, la pareja, una casa o un vaso de vidrio… no vamos a ir sin nada de este mundo. Ni nuestro cuerpo es nuestro, todo es prestado. Así que disfrutemos de lo que tenemos en préstamo en este momento, sabiendo que mañana podemos no tenerlo y la felicidad no puede depender de eso. Yo trato de no aferrarme a nada, ni siquiera a aquella fama, chiquita, que supe tener.

—¿En algún momento veías la exposición del cuerpo y de lo sensual como una contradicción con tu otro perfil?

—No. Era un trabajo. Nunca hice un desnudo tampoco. En las producciones de fotos podía salir en malla o ropa interior. Pasé buenos momentos: me tocó viajar y trabajar en varios países como Venezuela o México.

Fernanda Silva. Foto: Leo Mainé.

—¿Hoy te sentís mejor de autoestima?

—Es un trabajo de todos los días. Porque los sentimientos y emociones están ahí. Tengo miedos e inseguridades que hay que dejar se expresen sin dejar que te controlen. A veces veo a las personas discutir por política, por ejemplo, despotrican contra el otro y todo ese odio es como un chupito de veneno que se toman porque el otro ni se entera.

—¿Conservás vínculos, una amistad, de aquella época como modelo o en la televisión?

—No. Ni siquiera en aquel momento era de relacionarme mucho. Lo mío era el trabajo y nada más.

—¿A Carballo los has visto últimamente?

—Sí, me lo crucé en el shopping que estaba con el hijo. Conversamos un rato. Era un buen compañero.

Fernanda Silva y Luis Alberto Carballo en 2010.
Fernanda Silva y Luis Alberto Carballo en 2010. Foto: Archivo.

—¿Desde cuándo te especializaste en terapias holísticas, como instructora de yoga, reiki y meditación?

—Hace unos tres años. En este tiempo hice muchas cosas: fui socia en un spa, trabajé como uber, fui enfermera… En este momento estoy más estabilizada. La meditación me abrió un camino de autoconocimiento que cambió mi vida. Hoy me levanto todos los días a las 6 de la mañana y medito una hora para empezar el día.

—Sos vegetariana también…

—Sí, siempre me gustó la carne. Pero desde hace un año me dije que no quería más carne. No es algo forzado, ni me lo propuse; se dio en función de tanta información que te va llegando. No sé si voy a volver a comer carne, pero hoy estoy bien así.

—¿Volverías a una propuesta televisiva?

—Creo que no. Estoy muy bien así.

La nueva vida de Fernanda Silva, la chica sexy de la TV que ahora se dedica a lo espiritual