Turismo místico en Uruguay: las rutas de Maldonado y Lavalleja

ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Alguien dijo que Francisco Piria y Humberto Pittamiglio podrían haber sido personajes de una novela de Dan Brown. Pero fueron seres reales, políticos, empresarios y destacados constructores del siglo XX, que dejaron un legado tan rico en edificaciones como en mitos y leyendas que galantean, por donde se las mire, con la alquimia, la masonería y el esoterismo.

En la creciente oferta del turismo temático, que abarca desde la “aventura” hasta la gastronomía, las propuestas místicas y espirituales han tomado vigor en los últimos años. Y en esto tienen que ver tanto las creencias como la herencia -tangible e intangible- que dejaron personas como Piria y Pittamiglio en Maldonado. ¿Fue el fundador de Piriápolis una suerte de “iniciador” de Pittamiglio en las artes esotéricas? Hay quienes dicen que sí. Pero otros aseguran que no existen pruebas de ello. Así y todo, los suyos son los dos nombres más invocados en la tradición oral que, en buena medida, cimienta el turismo místico fernandino.

En Lavalleja también hay contextos y tradiciones que impulsan esta pequeña industria sin chimeneas. Y energías que incluso han llevado a que la Red de Centros de Budismo Tibetano, presente en varios países, decidiera construir un templo enclavado en las sierras, a 400 metros de altura.

“Una de las características que más sobresalen en el turismo espiritual del siglo XXI en este departamento reside en la heterogeneidad de los productos turísticos que se brindan al turista/visitante. Todos los atractivos son disímiles entre sí: visitas guiadas a través de los senderos que bordean las estructuras pétreas en el valle El hilo de la vida; ejercicios de meditación y retiro espiritual en el Templo Budista; sesiones de armonización energética y terapias antiestrés en el Cerro Místico Hotel; técnicas y rituales de meditación (highline-yoga); y recorridos histórico-místicos por las grutas del cerro Arequita”, explica a Revista Domingo el docente Martín Gamboa, miembro del Departamento de Turismo, Historia y Comunicación del Centro Universitario Litoral Norte de la Udelar.

Castillo Pittamiglio
Castillo Pittamiglio de Las Flores, Maldonado

Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

PIRIA Y PITTAMIGLIO. Mucho se ha dicho y escrito sobre el Castillo Pittamiglio de la rambla Wilson de Montevideo. Desde su extravagante arquitectura, la propiedad de Punta Trouville nos habla de los gustos, preferencias e ideales de su creador, un hombre nacido en el hogar de un modesto zapatero remendón, que se transformó en una de las figuras más prominentes de su época.

Fue edil de la Junta Departamental de Montevideo, ministro interino de Obras Públicas y socio durante medio siglo del ingeniero Adolfo Shaw en una de las empresas constructoras más importantes y prolíficas de su época, que realizó obras referenciales de la capital del país como el Hospital de Clínicas, el Palacio Municipal, el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo y la Facultad de Agronomía. Pittamiglio amasó una verdadera fortuna, tuvo decenas de propiedades y conoció a figuras relevantes del plano internacional y local como el papa Pío XII, Josephine Baker y Francisco Piria.

El interior de su castillo de Montevideo tiene una curiosa estructura de laberinto con múltiples salones e infinitos recovecos, puertas que no conducen a nada y pequeñas escaleras, así como torretas, escudos, esculturas y otras ornamentaciones tan extrañas como pintorescas. Desde la rambla, destaca su emblemática fachada, que en realidad no es otra cosa que la parte trasera de la propiedad: la punta de un barco erguida hacia el mar, con la Victoria de Samotracia como mascarón de proa.

¿Pero qué nos dice el “otro” castillo de Pittamiglio ubicado en el balneario Las Flores? Cosas mucho más terrenales de su creador, un hombre tan popular como solitario. Y un conocido homosexual. Entre las habitaciones existen, por ejemplo, puertas con pequeñas ventanas que se cree eran utilizadas para participar de las orgías que allí se realizaban y fisgonear lo que hacían los invitados en los cuartos linderos.

El castillo de Maldonado está rodeado de unas 80 hectáreas de bosques. Y cerca de allí tuvo hace muchos años un restaurante el “Negro” Juan Pablo Capdepon, quien también se había interesado por los secretos de la alquimia. Hay quienes aseguran que el recordado chef descubrió en los terrenos de Pittamiglio siete aljibes, un dígito “que todo lo contiene”, según la numerología.

La entrada de Humberto Pittamiglio de Wikipedia asegura que Francisco Piria fue un personaje “notorio” en su vida. Así como “su maestro de alquimia”, algo que se repite, desde hace muchos años, en un sinfín de textos y comentarios. Sin embargo, no habría pruebas históricas para sostener estas afirmaciones.

LA TRADICIÓN ORAL. El profesor Pablo Reborido, secretario de la asociación civil para la preservación de Piriápolis y representante de esta ciudad en la Comisión de Patrimonio de Maldonado, sostiene que hay suficientes elementos para sostener que Piria fue masón y católico, incluso espiritista, aunque no una persona “mística”. También descarta que haya existido un vínculo entre Piria y Pittamiglio (de quien lo separaba una diferencia de 40 años), más allá de que el terreno de Trouville, en el que este último construyó el famoso castillo de la rambla montevideana, habría sido vendido por el fundador de Piriápolis.

“Según mi investigación y la de otra gente, lo del misticismo es una tradición oral que sale de un hijo de Piria, Arturo, que era afín a esas actividades”, dijo Reborido a Revista Domingo.

La que fuera residencia de descanso de Pittamiglio en el balneario Las Flores es, como no podía ser de otra manera por el perfil de su constructor, una propiedad tan extraña como singular. Simula ser un gran castillo, pero es pura fachada. La visión caricaturizada podría ser el Tren Fantasma del Parque Rodó: un frente de estilo medieval, con torreones y pasadizos, y una construcción pequeña y casi escondida detrás, de baja calidad.

“El castillo de Las Flores es de 1956 y Piria murió en 1933; es muy reciente. La comunicación desde Las Flores a Piriápolis recién se pudo hacer por la costa a partir de 1956 cuando se construye el puente sobre el arroyo Tarariras, antes había que ir por la ruta 73, era una vuelta enorme. Y la casa de Pittamiglio en Piriápolis, en la calle Sanabria, es de 1947. De mi investigación y de la que han hecho otras personas no surge nada que vincule a Piria con Pittamiglio, ni siquiera en temas políticos. Pittamiglio fue ministro de Obras Públicas y habría sido colorado, en tanto Piria tuvo una iniciación blanca”, agregó el investigador, autor del libro Piriápolis: una historia en 100 fotos.

Con respecto al interés de Piria en comunicarse con los muertos, se sabe que llegó a publicar en la prensa (diario La Razón del 7 de diciembre de 1913) la noticia de una sesión con una médium. Y que era admirador de Allan Kardec, un filósofo y escritor francés considerado el sistematizador de la doctrina del espiritismo.

“También era un profundo admirador de la hermana Francisca María Rubatto y fue el padrino de la iglesia de Nuevo París Hermanas Capuchinas”, anotó Reborido.

El entorno del Castillo de Piria fue el punto de encuentro de Piria Alive.

Castillo Piria.

EL PAPA Y EL SANTO GRIAL. Por supuesto que existen otras versiones sobre el vínculo entre Piria y Pittamiglio. Como por ejemplo la que dice que este último fue “iniciado” en las artes místicas por el fundador de Piriápolis. La “iniciación” es el proceso por el cual “se expande la conciencia a otra realidad, comenzando a trabajar con la energía, la materia y los elementos”.

Estos rituales habrían tenido lugar en tres sitios cercanos: el Castillo de Piria, la Colonia de Vacaciones de Piriápolis (primer hotel del balneario) y en una cueva que se encuentra en el cerro Pan de Azúcar.

Carlos Rodríguez es un experto en temas místicos que desde hace años realiza recorrido por Piriápolis. Son gratuitos, se hacen los miércoles y domingos de 9:00 a 11:30 horas y se puede contactar con él a través de la cuenta de Instagram Piriápolis_místico.

Rodríguez dijo a Revista Domingo que según el libro La alquimia y el grial en el Río de la Plata, de Julio César Stelardo, el castillo de Pittamiglio de Las Flores albergó nada menos que el Santo Grial a partir de 1956. El objeto, uno de los principales íconos del cristianismo, habría permanecido previamente en su propiedad de la rambla montevideana entre 1944 y 1956. Este elemento, un cáliz aparentemente, “fue llevado luego al Vaticano por el Papa Juan Pablo II” tras su segunda visita a Uruguay, dijo Rodríguez.

“El Castillo Pittamiglio del balneario Las Flores integra una ruta mística que hacen cientos de peregrinos que vienen desde todos los lados del mundo”, asegura Rodríguez.

Esa ruta va desde la Sierra de las Ánimas hasta la ciudad de Piriápolis, “que está hecha con geometría si se la mira desde arriba; con el árbol de la vida”.

RETIROS ESPIRITUALES. Hace una década Ximena Guerrero (45) y Matías Perdomo (47) decidieron dar un vuelco a sus vidas. Ella era gerente de marketing de Portones Shopping y trabajaba para compañías multinacionales. Y él tenía su propia empresa de comunicación. Económicamente les iba bien en Montevideo, pero vivían, como se dice habitualmente, “solo para trabajar”, sin tener una buena calidad de vida.

Desde entonces, residen en las sierras de Minas, donde están al frente de Cerro Místico, un sitio 100% ecológico y autosustentable, dedicado al bienestar y a la espiritualidad, en el que muchas familias han seguido sus pasos fundando un pequeño pueblo en las cercanías del emprendimiento, donde el viento y el sol son los principales proveedores de energía y alimentos.

Ximena Guerrero y Matías Perdomo.jpg

Ximena Guerrero y Matías Perdomo.jpg

“Hace diez años no había un lugar en el que vos te pudieras alojar y tuvieras clases de yoga, meditación y talleres de desarrollo personal, fuimos los primeros en el país en hacerlo. Nuestras dos hijas eran chiquitas en aquel momento. Pedimos un préstamo al BROU, presentamos un proyecto y compramos la puntita de este cerro, donde construimos el primer emprendimiento especializado en turismo espiritual”, explica Guerrero a Revista Domingo.

En Cerro Místico es posible hacer retiros espirituales “para que el participante se encuentre consigo mismo, sepa quién es y cuál es su misión de vida”. También se realizan meditaciones, caminatas conscientes por la naturaleza y reflexiones. Y se ofrece un taller de Eneagrama (sobre el famoso mapa del comportamiento humano) y otro llamado El Camino del Héroe (a través de los arcanos del Tarot) donde cada uno conoce su proceso de vida, sus desafíos y etapas a transitar.

“Es ideal para quien busca hacer una pausa y poder identificar lo que realmente quiere en su vida y encaminar ese proceso. Las jornadas, luego de la cena, terminan con los participantes disfrutando del fogón privado que cada uno tiene en la terraza de su habitación, con vista panorámica sobre las sierras y rodeados de la vía láctea en todo su esplendor”, dice el sitio del emprendimiento.

Pero, además, las habitaciones de Cerro Místico están aisladas acústicamente, por lo que quien duerme en ellas, en el más absoluto silencio, “puede oír los latidos de su corazón”, asegura Guerrero. También se pueden bloquear las radiaciones. “Tenés un botón que al apretarlo bloquea el campo electromagnético. Y tampoco te llega la señal del celular. Entonces, tu cerebro no detecta impulsos eléctricos durante la noche y segrega más melatonina, por lo que dormís muchas más horas y más profundo”, agrega.

Ximena Guerrero dice que existe una explicación científica sobre la energía en Minas: “Las sierras son parte de un proceso de erosión que viene de millones de años. Y debido a eso, están conformadas por muchísimo cuarzo, una roca que tiene propiedades piezoeléctricas. El contacto con el cuarzo hace que nuestro cuerpo libere el exceso de iones positivos y que nos sintamos bien. Nosotros ionizamos por ejemplo después de una ducha o de una tormenta, cuando percibimos un aire más limpio y nos sentimos más livianos”.

ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN. El turismo místico en Lavalleja, así como el religioso, han sido objeto de estudio por parte Martín Gamboa. El docente del Centro Universitario Litoral Norte realizó una investigación para su tesis de doctorado, en la que separa ambos tipos de turismo, aunque admite también que las creencias místicas pueden mezclarse con la religiosidad.

Mapa Martin Gamboa Lavalleja.jpg
Mapa de turismo espiritual en Lavalleja, realizado por Martín Gamboa.

copypoint

Un caso típico es el Templo Budista de Lavalleja, claramente un espacio religioso, pero que ha sido construido en las sierras por la creencia de que existen determinadas energías en la zona.

“Yo utilizo el término ‘turismo espiritual’ en vez de ‘turismo místico’, ya que me parece una categoría de análisis más acorde a lo que quiero designar”, dice Gamboa a Revista Domingo. Y agrega: “El turismo espiritual se define como la actividad que busca, además del aspecto de recreo, placer o cultural, conectar la mente y espíritu a través de la práctica de rituales de carácter místico”.

Según Gamboa, la práctica del turismo espiritual en Lavalleja comenzó a tener auge a inicios del siglo XXI. Por ello, a principios del año 2000 empezaron a surgir en forma paulatina una serie de atractivos turísticos cuyos productos ofertan una variada gama de técnicas, rituales y visitas guiadas con base en lo místico-espiritual. Tales productos turísticos tienen como plataforma en común la energía inmanente del territorio, que incluso tendría una comprobación y explicación científica (ver recuadro a la izquierda).

“Pero la aparición de muchas modalidades de turismo espiritual a comienzos de este milenio no significa que durante el siglo XX no existiesen algunas formas de turismo espiritual en dicho departamento. Esto fue comprobado en el análisis de las entrevistas (con guías y propietarios de los atractivos turísticos) y con datos secundarios (folletería, páginas web, filmografía, archivos históricos, etcétera). No obstante, las modalidades de turismo espiritual practicadas en el siglo pasado no tuvieron ninguna injerencia. Y tampoco son la causa o el factor de la aparición de los atractivos turísticos actuales”, aclaró.

Martìn Gamboa.jpg

TAMBIÉN EN ROCHA

También Rocha tiene sus propuestas de turismo místico para momentos de introspección y meditación en un entorno ideal.

Portales del Uruguay recomienda especialmente cinco sitios: Las Cárcavas (una extraordinaria formación geológica); el Parque Nacional de Cabo Polonio (donde sobrevive el espíritu de aquellos indígenas que vivieron sobre sus tierras); el Monte de Ombúes (una de las plantaciones de su tipo más grandes de la región con 20 kilómetros de extensión); el Fortín San Miguel (dicen que allí se siente una energía especial, además de que los paisajes y paseos son espectaculares) y el Camino del Indio, con sus humedales, lagunas, sierras y palmares.

Turismo místico en Uruguay: las rutas de Maldonado y Lavalleja