Encuentro de fin de año del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular

En presencia del belén, creación artística que escenifica el nacimiento del Mesías, el Movimiento Interiorista del Ateneo Insular celebró su encuentro literario de final de año. Tuvo lugar en el salón de bienvenida del Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, en Las Lajas de La Vega, el 17 de diciembre de 2022. Se dedicó a los poetas interioristas veganos Rita Díaz Blanco, Reynolds Joseph Pérez Stefan, Alfredo Rafael Hernández, Víctor Escarramán Hernández, Ramón Cordero, Miguel Ángel Durán y William Acevedo Fernández. Junto a ellos también otros escritores de la culta ciudad se destacaron, cuales fueron pilares de su cultura a través de la historia. Añado que todo el programa, increíblemente, se completó en solo uno de los días, pues el 18, segundo del encuentro, tendría lugar la gran final de fútbol y los amantes de este deporte solicitaron al maestro ver el partido en casa, petición que les fue concedida, por supuesto, por el sensible líder de este movimiento literario ¡que lleva ya 32 años de fundado!  

 Bruno Rosario Candelier valoró el aporte literario de la ciudad de La Vega  

Inició con un epígrafe de Miguel Ángel Durán («narrador, ensayista y poeta nativo de La Vega, donde reside y hace vida social, profesional y cultural», como consignó el maestro) que reza: «La sabiduría que cala desde la pluma del Profesor, marca un ritmo, un dinamismo, una musicalidad exquisita, un estilo único, substancialmente rupestre y cotidiano; livianamente poético, que arrebata, que engalana, que nos deja beber del néctar embriagador de la poesía». Al continuar su discurso ponderativo, Rosario Candelier expresó:  

«La ciudad de La Vega Real tiene la distinción de tener tres hitos literarios significativos en el desarrollo estético y cultural de esa comunidad: Federico García Godoy, que fue el más importante escritor establecido en nuestro país, cuyo aporte intelectual dejó una huella luminosa;  Juan Bosch, quien hizo una obra ejemplar como novelista, historiador, economista, politólogo y teórico literario; y el grupo literario «Los Nuevos», en la década de los ’30 y ’40 del siglo XX cuyo quehacer artístico cultural y literario convirtió a La Vega, a mediados del siglo XX, en el más importante polo cultural de la República Dominicana».

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Afirmó que «fruto del trabajo creador de historiadores, poetas, narradores, ensayistas y pintores, enaltecieron la labor intelectual de La Vega». Mencionó entre ellos a «los Hermanos Mario Concepción y José Agustín Concepción; Rubens Suro y Darío Suro; Pedro Antonio Valdez, Pastor de Moya y otros». Y agregó que «también el trabajo realizado por el Movimiento Interiorista está generando un nuevo renacer en las letras veganas con el ejemplo creador de Miguel Ángel Durán, César Arturo Abreu, Florencio Sila, William Acevedo Fernández, Reynolds Joseph Pérez Stefan (Jochy Pérez), Ramón Cordero, Henri Santos Lora, Graciela Pérez, Alfredo Rafael Hernández Figueroa entre otros».  

Hemos de apuntar que el «19 de octubre de 2019 la Academia Dominicana de la Lengua otorgó un reconocimiento a poetas e intelectuales veganos por su aporte al cultivo de las letras y la enseñanza de la lengua, como puede leerse en la página web oficial de la institución.                

Otra de las ponencias estuvo a cargo de la poeta y narradora Rita Díaz Blanco, quien estudió la obra Memorias de Juanito: Historia vivida y recogida en las riberas del río Camú, de Reynolds Pérez Stefan. «Con el ensayo y con Juan Bosch como ejes centrales se realizará la reflexión sobre esta obra de Reynolds Pérez Stefan. Nos colocamos frente a un texto en prosa, de carácter expositivo-argumentativo, en el que el autor reflexiona, diserta, evalúa y analiza con mucho rigor, pero con especial acercamiento humano, a Juan Bosch»: «Memorias de Juanito se divide en siete partes más un apéndice y las primeras cuatro partes representan el contexto y peso histórico de los orígenes de Bosch, quizás con un sentido metafísico, pues para entender la forma de pensar de una persona es menester ahondar en las diversas realidades que lo han tejido».  

Un aporte especial a la narrativa boschiana también lo hizo Miguel Solano: «Como narrador, cuando uno crea personajes el autor hace una promesa y a través del tiempo narrativo logra que la promesa viva, tanto con el personaje como con el lector». Apuntó que «Juan Bosch lograba que el cuento continuara allí donde acababa el personaje: Estamos seguros de que Juan Bosch conocía los textos bíblicos —dijo—; estamos totalmente seguros de que Juan Bosch era un ferviente admirador de las mujeres, sobre todo de las mujeres bellas, inteligentes y valerosas; y estamos totalmente seguros de que Juan Bosch era un formidable analista, que sabía desmenuzar los textos y colocar a cada personaje en su justo tiempo y en el lugar ideal, es decir, construía certezas con ello». Afirmó que «para hacer un análisis literario de la narrativa bíblica se necesita conocer las leyes que rigen esa disciplina y don Bruno Rosario Candelier puso en orden esas siete leyes, siendo una de ellas la Ley de la verosimilitud, que apunta a la credibilidad de la ficción narrativa».        

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Luis Maximiliano Quezada valoró la narrativa de Víctor Escarramán Hernández. Afirmó que es un «polifacético como escritor», pues es «ensayista, poeta, novelista, cuentista». Agregó que «es un verdadero arcoíris literario, como hermosamente lo resaltó Rita Díaz Blanco en su discurso de recepción de Escarramán a la Academia Dominicana de la Lengua»: «Al culminar este año 2022, dos novelas de peso jalonan su narrativa: La venganza del Obispo (2014) y Rostro y sombra (2017». Destacó, además, su libro de cuentos Al límite del tiempo (2018). «Haciendo una pincelada filo-teológica», manifestó que su narrativa «dice mucho de su personalidad», pues «Víctor Escarramán es hijo de un “fanático apasionado de la justicia” y de una “amante entusiasta de la paz”; y justicia y paz son una “herencia axiológica” de sus padres».  

Víctor Escarramán, por su parte, estudió La cayena y el colibrí, de Rita Díaz:«Versada en el lenguaje, Rita Díaz se preocupa de las palabras y con ella bosqueja acuarelas narrativas para que los niños —sus lectores— comprendan el argumento y el mensaje que les quiere transmitir. De hecho, esta cualidad posibilita que en ellos fluya el respeto a sus iguales y a la naturaleza. Son actitudes que le servirán en la asimilación de conocimientos dentro del menú que ofrece el texto de Rita, como también en el portafolio de materia de su proceso de enseñanza. La cayena y el colibrí es un libro que corresponde a este tipo de arte y acomoda un argumento sobre un conflicto originado en un jardín».       

Elidenia Velásquez estudió Luz en el horizonte, de Ramón Cordero. Dijo que «desde el origen de la humanidad, la luz ha sido asociada con lo Divino. En pocas palabras, en el pensamiento humano luz es sinónimo de Dios, por lo tanto, de Amor»: «Este hermoso poemario —expuso— está dividido en siete partes, que es un número muy importante dentro de la simbología universal. La primera parte llamada “Entre el amor y el romance” recoge diez lúdicos poemas que hacen referencia al amor; pero más que el amor romántico es un canto al Amor y a los misterios del universo en toda su plenitud. Citó el poema «Sendero de amor»: “Transito por la pradera de la noche, / tropel hiere la ligereza de mis pasos, / espinas ancladas en las entrañas de mi alma / hablan en el secreto de la nocturnidad. / Madrugada agoniza en mi vereda / y pánico se adueña del danzar de mis entrañas, / el misterio anuncia el retorno de la alborada, / aflora el horizonte y en su seno estalla la algarabía. / ¡Oh, alma mía, en sendero de amor entorno mi alegría!”».   

Bruno Rosario Candelier analizó la poética de Víctor Escarramán. Y explicó que«la poesía es la expresión lírica, estética y simbólica del lenguaje. Expresión lírica como cauce emotivo de la entrañable sensibilidad; expresión estética como canalización de las manifestaciones sensoriales de las cosas; y expresión simbólica que plasma una representación conceptual, imaginativa y espiritual del sentido mediante intuiciones y vivencias con el arte de la creación verbal». Afirmó que «eso lo siente, lo plasma, y lo aplica, Víctor Escarramán, como se puede constatar en este poemario Cantar de hojas» donde «despliega su talento creador con la emoción prístina de lo viviente y el fulgor que la naturaleza misma despliega en alabanza al Creador: “En la cúpula languidecen luces solitarias, / enmascaran su vergüenza en el perfil del preludio. / La algarabía del poniente asoma / con actitud ciclópea / hinchado de soberbia, posas sobre piedras; / en la raíz donde nació mi oración, / la muerte siembra el silencio, / mientras el vagabundo olvida la eternidad” (Cantar de hojas, p. 6)».   

Rafael Peralta Romero presentó un estudio titulado: «Rafael Hernández y el sociorealismo». Manifestó que «la corriente denominada realismo social procura con frecuencia la propagación de los problemas sociales y enfatizar en ellos, lo cual está ligado a sentimientos en pro de cambiar la sociedad y disminuir las desigualdades sociales». Explicó que «a través de las obras de los escritores realistas, otros entes sociales pueden percatarse y sensibilizarse ante la desgracia humana que significa la injusta distribución de los bienes materiales y la explotación del hombre por el hombre»: «Pero el realismo de Hernández no es necesariamente político, de pretensión insurreccional —indicó—. Es la visión sociológica lo que domina su ímpetu creativo. Por eso se fija en todo acto humano: religión, superstición, medios de trabajo y forma de hablar».   

Reconocimiento especial de Elidenia Velásquez a don Bruno Rosario Candelier 

Cierro esta nota reseñando brevemente la primera entrevista de la poeta y narradora interiorista Elidenia Velásquez al maestro Bruno Rosario Candelier. La tituló «El Querubín dominicano de la palabra». Ocurrió el día 3 de diciembre de 2022. «Esa entrevista es un regalo para el maestro», nos respondió al ser consultada para referenciarla en este podio. La asistió en la videograbación el capitaleño Joel Combes.   

EV: Nos encontramos frente a un caballero, no solo por su condición de masculino, de su conducta, de su comportamiento y actitud, sino también porque fue condecorado con la Orden de Duarte Sánchez y Mella en el Orden de Caballero por el Estado dominicano en el 2012; y también porque es un caballero de la palabra, yo diría que el Querubín de la palabra en República Dominicana. El doctor Bruno Rosario Candelier es filólogo, ensayista, crítico literario, poeta, promotor cultural; y algo muy importante: el doctor Bruno Rosario Candelier es un Activo Cultural de la Nación, un honor que le concedió en el año 2010 el Estado dominicano. Es director de la Academia Dominicana de la Lengua y también miembro correspondiente de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua, de la de Filipinas, de la Nicaragüense, de la Hondureña, de la de Miami y de la Puertorriqueña de la Lengua Española. Don Bruno, ¿qué significa para usted ser el director de la Academia Dominicana de la Lengua?  

BRC: Al tiempo que es una responsabilidad, sin embargo, es una distinción, una distinción con la que uno, naturalmente, se siente satisfecho porque, probablemente, después del Ministerio de Cultura, que es estatal, la entidad cultural más importante es la Academia Dominicana de la Lengua. Y como es una institución que se ha consagrado al estudio de nuestra palabra, al estudio de la lengua, eso implica una responsabilidad porque nos corresponde velar por el buen mantenimiento del español, nos corresponde dedicarnos al estudio de la lengua y nos corresponde también dedicarnos al cultivo de la palabra en el plano creador.   

EV: El doctor Bruno Rosario Candelier es un maestro de generaciones, no solamente a nivel de escuela primaria, sino en la PUCAMAIMA donde dedicó aproximadamente cuarenta años de su vida; pero fue también a través del seguimiento, la ayuda y la orientación que les da a múltiples escritores a nivel nacional a través del Ateneo y del Movimiento Interiorista, donde, desde 1990 se reúnen, mes por mes, un grupo de escritores dirigido por el maestro don Bruno Rosario Candelier para orientarlos en el mundo de la escritura. ¿Qué lo lleva a usted a crear el Ateneo?   

BRC: La idea de crear el Ateneo fue fundamentalmente para darle una organización a un proyecto, digamos de promoción, porque la literatura tiene dos partes muy importantes: la creación de la obra literaria y la promoción, porque hay que darla a conocer. Entonces a través del Ateneo Insular nos dedicamos a encender en los pueblos el interés por la literatura; a que los creadores activen el potencial creador que los lleva a asumir la palabra para crear poesía, narrativa, cuentos, novela, ensayos, críticas literarias. El Ateneo Insular es una organización que se ocurrió, primero concebirla y luego plasmarla en ese orden de trabajo, justamente para promover la literatura.  

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