El Ateneo Insular dedicó un encuentro literario al escritor Eduardo García Michel

En este encuentro, celebrado en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, Las Lajas, La Vega, los días 24 y 25 de septiembre, los interioristas desarrollaron el programa de estudios que se había preparado para destacar la obra de don Eduardo García Michel. En una breve semblanza de este escritor, don Bruno Rosario Candelier expresó que él es un «destacado cultor de la Mocanidad, ensayista, historiador y novelista». Solo una parte de las horas fue dedicada a la poeta de la antigüedad Safo de Mitilene, y se hizo, precisamente, como un regalo para este escritor que ama, también entrañablemente, la poesía; así lo confesó luego de escuchar todos los poemas que se leyeron en su honor.

Una de las maravillas que ocurrieron pasó durante la presentación de Rosario Candelier de la susodicha poeta antigua, pues solicitó que todos corearan los poemas que aludía en su estudio, quedando preparado con fulgor el posterior escenario poético que tuvo lugar.   En sentido general puede decirse que este evento llegó a la fascinación literaria y, como siempre, a la fruición espiritual de todos los asistentes.  

Luis Quezada Pérez enfocó un estudio titulado «La Mocanidad y creación de Eduardo García Michel», pues, según explicó el creador y maestro del Interiorismo, esta asignación tuvo el propósito de que Luis Quezada «nos diera una idea de la vocación histórica y literaria» del escritor homenajeado «a partir de sus vivencias». Agregó que este escritor «ama su pueblo y la mejor manera de él demostrarlo es escribiendo sobre él». «El problema de Eduardo García Michel es que la Mocanidad se le sale por los poros: casi todos sus libros tienen un sabor a la Mocanidad», destacó Quezada Pérez. Agregó que «uno de los mayores aportes de García Michel es «rescatar la memoria histórica que fueron sepultadas».   

Rita Díaz Blanco abordó su asignación, «Memoria y realidad en Moca, el pueblo de antes, de Eduardo García Michel», de la siguiente manera: «Este libro es un incendiario memorístico de recuerdos, momentos, lugares, emociones y detalles de contextos muy específicos rescatados del olvido y que evoca el autor con asombrosa nitidez»: «Así lo refleja con la escritura de los episodios de su vida desde que tenía un año de edad». Destacó Díaz Blanco que «los seres humanos tendemos a echar de menos, y este sentimiento surge en el autor cuando recuerda los aspectos positivos de su pasado». Dijo que «la infancia y las conexiones entre los amigos se cuenta como un vínculo fuerte: las travesuras por las que fue severamente reprendido o el cine teatro que ponía a volar su imaginación».

El maestro también acudió con devoción a exponer su tarea: Al amanecer, la niebla, de Eduardo García Michel. Expresó Bruno Rosario Candelier que este escritor mocano «tiene una sensibilidad empática, en cuya virtud, mediante ese singular poder de precepción y de valoración, logra una conexión con las cosas gracias a la vigorosa dotación de su sensibilidad, como revela en algunos pasajes de ese libro, en cuyas páginas se nota que las cosas vibran y sienten, ríen y padecen, porque tienen sentimiento»: «Es decir, el autor está consciente de que la realidad sensorial, la realidad viviente, encarna una energía, y sabemos que en toda realidad hay energía: en nuestra condición humana, en nuestra palabra y en lo que nos rodea». Señaló que «esa potencia de la sensibilidad es lo que desata la vocación creadora para que se desarrolle un escritor».  

La sesión de la noche inició con las ponencias sobre Safo de Mitilene. Primeramente, Elidenia Velásquez expuso una semblanza: «En Safo podemos encontrar un arcoíris de colores: Safo la poeta, la amante, la madre, la esposa, la empresaria, la política, la maestra; pero la Safo más hermosa que encontramos en sus líneas es Safo, la mujer: la mujer que, con su valentía, aun siendo muy joven, se ocupó del negocio familiar y lo hizo prosperar; la que con su amor y ternura dejó una pequeña simiente, una hija; la que supo oponerse a las decisiones de un gobernante, aunque le costara el exilio; la que fue capaz de fundar la primera universidad para mujeres; la mujer por cuyo proceder y conducta se crean nuevos términos»: «Como poeta, Safo legó al mundo de una nueva forma de versos: la estrofa o métrica sáfica; además de versos pasionales que provocan el secuestro de los sentidos».

Incansable en su tarea de maestro, Bruno Rosario Candelier tuvo una nueva asignación que presentar, «La lírica griega y la pasión de Safo»: «La agraciada poeta de Mitilene sintió en sus entrañas la fuerza de la pasión erótica y experimentó en su alma el impacto de la dolencia divina que atizó el hondón de su sensibilidad y, concitada por esa energía indomable, cantó en su poesía conmovida por el estremecimiento de fulgores». He aquí, pues, una muestra de la poesía coreada que suscitó: «Igual a los dioses me parece / el hombre aquel que frente a ti se sienta / y cuando dulcemente hablas, te escucha, / y cuando ríes, seduce. / Esto -no hay duda- hace / mi corazón volcar dentro del pecho. / Con solo verlo, / ninguna palabra acude a mis labios».    

Llegada la mañana del domingoEsteban Torres Marte leyó su estudio, «Aproximación al pensamiento antropológico-social del escritor Eduardo García Michel»: «En la obra Vitriólico y sus personajes. Diálogos y relatos (2020) el autor presenta, a través de subgéneros escriturales, el dilema de la modernidad y el sentido que se oculta en el entramado de la impronta social. Audaz y no complaciente cruza el sendero de la desventura y el abigarramiento de los discursos justificativos de una modernidad negativa; desvela el escenario de clase que aúpa una crisis del signo y dirige su corpus nacional. Su temática se inscribe en el ensayo a pesar de su esencia narratológica; su discursiva obedece a una denuncia-respuesta que se expresa como una práctica ideológico-social en los grandes temas: político-institucional, jurídico-social, medioambiental y problemática histórica de la inmigración haitiana». 

Miguel Ángel Durán presentó el libro de Eduardo García Michel 30 de mayo: Trujillo ajusticiado: «Esta es una monumental obra que recoge, no solo lo publicado hace mucho tiempo, sino también lo que aún no se ha dicho». Dijo que la «primera edición sale a la luz 38 años después del magnicidio, lo que nos dice que, definitivamente, quedan muchas tinajas cerradas con valiosos “apócrifos” que pueden cambiar la historia». Destacó que «el capítulo 23, “La consagración del mito de los dos únicos sobrevivientes”, resulta ser uno de los más interesantes porque incita a desfragmentar la historia y a reescribirla, en cierto modo, a las nuevas expresiones de los hombres y mujeres que han alzado su voz en los últimos tiempos: gritos vividos que hoy se escuchan, manos que participaron en el complot y que por alguna razón prefirieron callar motu proprio los porqués  de estos silentes espacios históricos explícitos en esta gran obra de Eduardo García Michel». 

Infografía

Presentación de Horacio y Mon, primera novela de Eduardo García Michel  

Confesado por el autor, esta obra tuvo un gran incentivador para que la misma llegara a la luz, don Bruno Rosario Candelier: «Eduardo García Michel ha publicado dos valiosos libros sobre Moca (La Moca de antes y Al amanecer, la niebla), textos reveladores de su amor por el lar nativo. Ahora presenta un tercer aporte literario en una novela histórica cuyos protagonistas son dos prestantes mocanos con una presencia nacional en virtud de su categoría histórica: Horacio Vásquez y Ramón Cáceres, dos líderes políticos, dos personajes de la historia y dos prohombres de nuestro país».  Observó este crítico literario la alta capacidad investigativa y didáctica del autor acorde con el sentido de su concepción narrativa: «En esta obra sobre Horacio y Mon se enfatiza la conducta de ambos prohombres de nuestra historia, alineada a “los principios de la docencia”; y también se da ante las agresiones e intromisiones de los acólitos de ambos líderes, cuyas actuaciones terminaron distanciando a los dos entrañables amigos y correligionarios».

Destacó que el autor «confirma su talento de historiador y su capacidad creadora para hacer, de hechos verídicos y auténticos, la veta de una obra narrativa de indudable proyección sociocultural por el rescate del pasado y la correcta valoración de unos episodios nacionales que aún repercuten en el imaginario colectivo de nuestro pueblo». Distinguió, además, la honestidad expositiva de este creador: «En esta novela de narración histórica, aunque el autor se inclina a favor de su pariente Horacio Vásquez, lo que es comprensible, sin embargo, tiene la objetividad y mantiene cierta equidistancia para enfocar el enfrentamiento entre los dos caudillos: “Bien sabía yo que eran evasivas que en el fondo escondían un disgusto profundo y una decisión inquebrantable. Ahí mismo teníamos que haber parado eso. Tú no lo hiciste. Por orgullo, pues, te sentías decepcionado por el trato que te estaban dispensando esferas del gobierno, sin que yo reaccionara. Yo tampoco lo hice también por orgullo”». 

Expandir imagen
Infografía

Palabras testimoniales de don Eduardo García Michel

Don Eduardo García Michel, flamante caballero y sensible escritor, prometió seguir asistiendo a estas reuniones del Ateneo Insular producto del sentimiento empático que tuvo con el Interiorismo y con los interioristas: «Para mí esta ha sido una experiencia inusitada. Sentía muchas expectativas acerca de esta reunión; han sido positivas. Me he encontrado con un grupo muy integrado, con mucho ánimo, que gira alrededor de un gran hombre, mi amigo Bruno, que dirige el Ateneo, y que ha formado una escuela con mucho mérito. Me agrada mucho comprobar que en este grupo confluyen generaciones diferentes, con mucho interés en dar seguimiento a estas cosas, y eso me llena de mucha alegría, de emoción».  

«Agradezco profundamente la presentación que se ha hecho de los libros míos. Perdónenme que lo diga: todavía no me creo que soy un escritor; yo soy un aspirante a convertirme en escritor. Así que agradezco el esfuerzo que han hecho para hablar de estas obras. En la medida en que oía las presentaciones que iban haciendo, me daba cuenta de que ese esfuerzo, quizás, no todo ha sido en vano. Yo creo mucho en el poder de la palabra: algo queda, algo perdura. Yo encuentro que esa mezcla de madurez y de juventud es muy interesante. Lo que he oído y escuchado son cosas llenas de vigor y de entusiasmo, sueños que se plasman quizás alcanzables, quizás no; pero para que lo sean hay que soñar, y aquí se sueña, y eso es importante. Destacar también la construcción intachable del encuentro; todo bien organizado, según horarios —que no se violaron, tal vez por segundos—, y en esto la disciplina también cuenta. Percibo en todos ustedes un gran fervor alrededor de lo que hacen, posiblemente por aquello de que “Quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija”».

De los demás poemas y narraciones que se escucharon en el encuentro

En el recital poético, preparado en honor de don Eduardo García Michel, Elidenia Velásquez leyó su poema «Verte llegar»; Yolanda de Jesús, «A un pájaro herido»; Esteban Torres Marte, «El fetiche del rostro» y «Quien mira es la misma mirada»; Rita Díaz leyó su «Amor ermitaño»; Josanny Moní su «Encarnación»; Fernando Hiciano, «Mi tarde está inclinada»; Giselle de Peña, «El mar tiene algo»; y Miguelina Medina su «Temeroso bosque cipresino». En la parte dedicada para la narrativa de los interioristas, Keila González Báez leyó un capítulo de su novela en construcción en honor de Melba Marrero de Munné.

Un impactante cuento fue leído por su autor Rafael Peralta Romero, titulado «Preciosa sangre». Cuando don Bruno Rosario Candelier preguntó a los presentes: «¿Todos entendieron este cuento que acaba de leer Rafael Peralta Romero?», la respuesta de la narradora Rita Díaz Blanco traspasó la sensibilidad de las conciencias que allí latían: «Claro, todas las mujeres lo entendimos». Por cierto, el tema de la conciencia será tratado en el próximo encuentro, así que el Maestro dejó una gran tarea para los poetas y narradores. Ciertamente este encuentro del Interiorismo hizo resplandecer su lema directriz desde su creación (en 1990): «Hacia el vínculo trascendente de las letras».

Periódico líder de República Dominicana centrado en las noticias generales y el periodismo innovador.

El Ateneo Insular dedicó un encuentro literario al escritor Eduardo García Michel