Uno de los principios de Goebbels (que no enunci Goebbels, aunque s los emple) seala que toda propaganda acta sobre un sustrato preexistente. Es decir: que acta sobre un pblico que quiere recibir este tipo de informacin, y por tanto est dispuesto no solo a creerla, sino tambin a negar que sea falsa, aunque se le demuestre con pruebas. Las ‘fake news’ o noticias falsas, tan en boga hoy en da aunque, como veremos, no son una invencin moderna, se basan en este principio que, de forma ms asptica, tambin se formula como “dar al pblico lo que quiere”.

Fue el caso del periodista y literato francs Leo Taxil (Marie Joseph Gabriel Antoine Jogand-Pags, 1854-1907), autor de una de las ‘fake news’ de mayor alcance de la historia -tanto que casi 140 aos despus de su creacin, sus ecos siguen resonando, que con este principio llev a cabo una venganza personal de gran estilo y adems se hizo rico. Casi todo el mundo conoce en Occidente la existencia de la masonera aunque la mayora no sepa exactamente ni qu es ni a qu se dedica. Se tiende a pensar que se trata de una sociedad secreta, vagamente progresista o, al menos, enfrentada a ‘poderes tradicionales’ como las iglesias, sobre todo la catlica, y las formas de gobierno apoyadas por esta.

Sin entrar en mayores explicaciones, tal cosa poda tener sentido durante los siglos XVIII y XIX, los del enfrentamiento entre el Antiguo Rgimen y las nuevas formas de pensamiento. En Europa la Iglesia Catlica se haba comprometido efectivamente con la defensa de ese Antiguo Rgimen, en el que era un poder no ‘fctico’, sino muy real, mientras la masonera aglutinaba a los ‘librepensadores’ que se oponan al absolutismo. La lucha no slo fue intelectual: recordemos que el siglo XIX la Iglesia Catlica proclam la Infalibilidad del Papa (el Papa no poda equivocarse en cuestiones de fe) y entre sus decisiones estuvo la condena de la masonera y los masones. Se juzgaba que la Masonera estaba tras las revoluciones liberales en Francia, Espaa, Italia y otros lugares: en 1870, el Reino de Italia ocup los Estados Pontificios. El enfrentamiento entre el liberalismo progresista y un pensamiento poltico catlico muy beligerante fue enconado, y no solo intelectual.

El Papa Len XIII aval pblicamente los infundios de Taxil

En ese contexto surge la figura de Leo Taxil. Periodista -o al menos, escritor en medios de comunicacin- abraz la causa anticlerical, dedicndose a escribir publicaciones, o ms bien libelos, en este sentido. Arremeta contra la Iglesia y sus representantes sin prestar demasiada atencin a la veracidad, adems de ‘divulgar’ abundantes detalles eroticos o seudopornogrficos, lo que contribuan a su popularidad en el entorno de severa represin sexual de la Europa del siglo XIX. En torno a 1880 intenta ingresar en la masonera. Sin embargo, la misma tena unos criterios muy estrictos en cuanto a la conducta y moralidad exigible a sus miembros: la fama de Taxil como seudoporngrafo no era la mejor, y adems se haba visto implicado en fraudes y plagios: fue expulsado antes de superar los grados inferiores.

Enfurecido, decidi vengarse y cambi de bando. En 1885 el Papa Len XIII -que era moderado, en comparacin con otros clrigos y polticos confesionales- public la encclica ‘Humanum genum’, en la que se condena a la masonera y se la asocia a Satans, el mismsimo diablo. Taxil anuncia, pblicamente, su conversin al catolicismo -un catolicismo muy militante, como hemos sealado- y su voluntad por divulgar todo lo que que haba ‘aprendido‘ en su paso -falso- por la masoneria. El propio Papa le haba ‘mostrado’ que los catlicos de la poca queran -deban- creer que la masonera era satnica. Evidentemente, eso fue lo que les cont Taxil.

Taxil comenz a proveer a las libreras de los mismos textos seudopornogrficos con los que antes atacaba a la iglesia, pero ahora referidos a los masones, y con xito similar. Cada pocas semanas aparecan espectaculares revelaciones sobre los crmenes (incluso sacrificios) que cometan los masones, las orgas que se verificaban en las logias, las depravadas costumbres de masones y masonas -estas sobre todo, que Taxil era un gran misgino- y su voluntad de convertirse en un gobierno mundial en la sombra.

El xito le va animando a publicar ms y ms detalles, y as por va de Taxil la gente se enter de que el propio Lucifer acuda a reuniones de las logias, y que con su cola puntiaguda escriba rdenes y profecas sobre la espalda de una mujer desnuda. Que la logia satnica principal se llamaba Palladium (reparen en la cantidad de locales de espectculos que an en la actualidad llevan tal nombre. Quiz tenga algo que ver). Que esta logia tenia su sede en Charleston (EE.UU) e incluso ‘desenmascar’ a su lder, el general Albert Pike como Sumo Sacerdote satnico.

La cosa lleg a tal punto que el propio obispo catlico de Charleston, monseor Northrop, protest por tales infundios asegurando que los masones que l conoca eran personas respetables… y se llev una reprimenda de Len XIII, que pblicamente apoy la ‘lucha’ de Taxil contra la masonera.

Los folletos de Leo Taxil se tradujeron a muchos idiomas

Con tal aval, Taxil ya no tuvo freno. En sus opsculos y panfletos posteriores se describieron asesinatos de nios, templos secretos… bajo el Pen de Gibraltar, entre otros lugares, ms orgas, e incluso introdujo a otros personajes con nombres y apellidos. Uno de ellos, Sarah Vaughan, una sacerdotisa satnica estadounidense arrepentida, que hizo ‘revelaciones’ an ms escabrosas y espectaculares. Tengamos en cuenta, tambin, que a finales del siglo XIX Europa y Occidente hervan en ‘nuevas’ formas de espiritualidad: junto al catolicismo militante estaban tambin la teosofa y el ocultismo de personajes como Eliphas Levy y Madame Blavatsky, el neopaganismo… elementos que andando el tiempo se podran rastrear en el nazismo esotrico.

Aquello dur 12 aos, en los que Taxil fue uno de los personajes ms populares de Europa y ‘haciendo caja’ en consonancia con su condicin. La presin, sin embargo, haca l iba siendo demasiado fuerte y su posicin, nada cmoda pese al apoyo de la jerarqua eclesistica -cardenales y prensa oficial incluidos, no poda ser de otro modo tras el aval explcito del Papa-. Finalmente anunci espectacularmente que el 19 de abril de 1897 Diana Vaughan aparecera en pblico, junto a l, en la Sociedad Geogrfica de Pars.

Los discursos actuales de los Q-Anon y el Pizzagate son muy parecidos a las ‘revelaciones’ de Taxil

El da citado, en el lugar indicado, ante un pblico numeroso y expectante, apareci Taxil. Solo. All anunci que Vaughan no aparecera. Que no lo hara porque haba muerto. Que la haba matado l. Y que l tambin la haba creado, como toda la parafernalia masnica y satnica: en resumen, confes que se lo haba inventado todo. En los momentos de estupor que siguieron a su confesin y tras un brevsimo debate, consigui ganar la puerta y desaparecer mientras los gendarmes presentes contenan al pblico que empezaba a lanzarse en su persecucin.

Qu sucedi? Que muchos se negaron a creer que haban sido engaados y mantuvieron su fe en la masonera satnica, acusando ahora a Taxil de ser agente de los masones. Len XIII falleci en 1903. Taxil, en 1907. La Iglesia y los crdulos fueron borrando de su memoria a Taxil y el fraude. 60 aos despus, el Concilio Vaticano II dio lugar a una iglesia ms humana y menos militante.

Pero si hoy en dia, en los tiempos de Internet y Redes sociales, reparamos en los mensajes que emiten y circulan desde grupos como Q-Anon, defensores de Donald Trump y el ala ms extrema del conservadurismo USA, o teoras de la conspiracin como el Pizzagate, que tambin incluye ritos satnicos y sacrificios, debemos concluir en que los ecos de la obra de Leo Taxil no se han extinguido: de hecho, el discurso es casi idntico. Siempre hay alguien que quiere creer.

Las grandes Fake News (I): Leo Taxil, los masones, Satans y el Papa engaado