OnlyFans en primera persona: vivir de los contenidos hot

Sobre fondo blanco, el símbolo azulceleste parece el logo de una aerolínea. Son la O y la F con forma de flamas de OnlyFans, red social paga donde predomina el contenido NSFW (Not Safe For Work o no seguro para ver en público), que ascendió durante la pandemia en todo el mundo.

Una base de 188 millones de usuarios reportó la comunidad lanzada en 2016 con dos políticas de uso claves: admisión solo para mayores de 18 años y contenido monetizado: el que produce gana y el que consume, paga.

Fue el primero de esos términos lo que, según el fundador, Tim Stokely, orientó el contenido hacia el terreno del erotismo, cuando la esencia era más bien la segunda parte: hacer que influencers, artistas y creadores en general empezaran a cobrar por el contenido que venían haciendo gratis, a cambio de ofrecer algo más de lo que publicaran por las redes clásicas, que generase “una conexión más profunda con los fans”.

De ahí que todavía se sostiene que en OnlyFans hay de todo –comida, deporte, música, artes visuales, espiritualidad: en la home se promociona este contenido–, aunque a Stokely, un británico de Essex de 39 años, hoy lo apodan “el rey del porno casero” y a su vez, en 2018, vendió cerca del 75 por ciento de las acciones de la compañía –montada con la ayuda de su padre, ex banquero– al oscuro empresario del mundo de la pornografía y la programación Leonid Radvinsky, vinculado a la comercialización de pornografía ilegal a fines de los ’90.



Gustavo es traductor de inglés, especializado en temas médicos. Se expone en OnlyFans por placer, no por dinero.

Darse cuenta

El concepto ya existía antes de OnlyFans, en plataformas como Paetron, que encuadra la relación creador-suscriptor en términos de mecenazgo, o para personas como Silvina Soria que, en 2015, empezó a vender sus fotos hot por el chat de Facebook.

Alguien la vio despachando combustible en una estación de servicio de Valentín Alsina y le propuso trabajo como promotora en expos de autos, donde desbloqueó un poder que desconocía.

“Los fotógrafos se arremolinaban para tomarme imágenes, era una cosa de locos”, cuenta. “Cuando me vi dije: ¿esa soy yo? No lo puedo creer, qué buena que estoy”. Su cuenta era “tranqui, aburrida”, hasta que empezó a subir esas fotos.

Los mismos fotógrafos la invitaban a sesiones privadas, a veces sola, a veces con otras chicas, y ella iba porque se divertía. No supo inmediatamente que los fotógrafos vendían ese material; cuando lo supo, decidió venderlo ella.

OnlyFans tiene dos políticas de uso claves: admisión sólo para mayores de 18 años y contenido monetizado: el que produce gana y el que consume, paga. 

“Por privado los seguidores me pedían fotos de mi cola en tanga y yo les decía: ‘mirá que no te las regalo, te las vendo’. Entonces empecé a hacer fotos osadas y a comercializarlas con el nombrecito pack”. Un día, un contacto apareció en los mensajes de Twitter –donde Silvina ha ganado muchos torneos de colas– con otra idea: quería verla teniendo sexo.

“Me ofreció una plata que para mí era mucha, entonces dije bueno. Conseguí el actor y empecé con el porno”. En 2018, cuando se enteró de que existía, Silvina se abrió su primera cuenta de OnlyFans: “Fue un portal al mundo”, asegura.

Silvina Soria pasó de despachar combustible en Valentín Alsina a promotora. Luego, sumó su imagen a OnlyFans.


Silvina Soria pasó de despachar combustible en Valentín Alsina a promotora. Luego, sumó su imagen a OnlyFans.

En tándem

Lisandro y Bruno se conocieron en el gimnasio; se hablaron por Facebook, tuvieron una cita y empezaron a salir, hace siete años y medio. Hasta los cuatro años de relación practicaron la exclusividad (“Nos faltaba ir a misa juntos”) y, cuando establecieron sus propios parámetros de amor y confianza, abrieron la pareja: “Conexión sexual podés tener con mucha gente”, dicen.

A la hora de crear piezas para OnlyFans, liberarse les vino muy bien porque, en general, las colaboraciones pagan mejor que el contenido en solitario.

Lisandro y Bruno –trabajador de la construcción y tripulante en tierra de una aerolínea– se registraron “jodiendo” y al primer mes ya habían recaudado más del doble del sueldo de sus trabajos normales: “Dijimos: qué está pasando acá. Uno se pone a analizar…”

El de ellos fue un ingreso típico del año 2020, cuando la pandemia creó las condiciones ideales y hasta Beyoncé mencionó en un tema (el remix de Savage, de Megan Thee Stallion) la idea de abrirse un OnlyFans.

La ex actriz de Disney y actual directora de cine erótico Bella Thorne lo hizo y rompió récord de tráfico y recaudación, con los fans esperando algo explícito que nunca apareció.

Una suscripción común en OnlyFans cuesta diez dólares mensuales. Pero cada caso es particular y puede resolverse por privado, con creadores y fans acordando. 

Ahora Bella habilitó la suscripción gratuita –con links a su lista de deseos de Amazon e incursión en la música en la bio– y de ese modo mantiene la presencia sin deberle contenido a nadie.

Es el reverso del uso común de OnlyFans, donde una suscripción estándar cuesta diez dólares mensuales con el primer mes bonificado al cincuenta por ciento.

Pero los casos son particulares y también se resuelven por privado, donde creadores y fans pueden coordinar un acuerdo propio: “Hay chicos que hacen un video y después lo borran para venderlo aparte. En general tienen suscripción a precio bajo. Nosotros preferimos tener una suscripción acorde a lo que subimos y no vender nada ni hacer publicidad adentro de la plataforma”, dicen, por ejemplo, Lisandro y Bruno.

Lisandro y Bruno forman una pareja abierta y producen material juntos para la plataforma hot.


Lisandro y Bruno forman una pareja abierta y producen material juntos para la plataforma hot.

La campeona

Una suscripción baja no te rinde para la cantidad de producciones y fotos que tenés hacer, el material que tenés que aportar. Es una hazaña que te salga una foto o un video medianamente bueno. Solamente quince dólares por todo un mes en el que te estoy brindando un montón de contenido, no alcanza. Si querés ver algo mejor, tenés que pagar un poco más.”

Es la política de Melany, 25 años, culturista campeona Wellness Overall en Buenos Aires.

Hace dos años, unos chicos le hablaron por Instagram acerca de su potencial: que tenía el cuerpo que suele gustar, que les pasara fotos, que ellos le llevaban la página. “Ellos me tiraron la idea”, dice Melany, que se da maña con las plataformas y enseguida se puso a estudiarlas.

No arranqué en Onlyfans por una necesidad económica sino porque soy morboso y hace tiempo que me grabo con mis parejas.

Gustavo, traductor, y creador en OnlyFans

“Yo busco videos que me expliquen todo. Soy de observar mucho y de aprender mirando. Empecé con fotos de espalda solo con bombacha puesta. Después me animé a mostrar los pechos tapándome ahí abajo. Más adelante, cuando me di cuenta del potencial y la plata que se podía levantar, puse un precio de suscripción un poquito más alto, de 17 dólares. Siempre tenés que tener en cuenta que OnlyFans se lleva el veinte por ciento de tus ganancias. Me fui animando cada vez más con las fotos y después claramente tenés que poner un contenido un poquito más llamativo para venderlo por mensaje privado. Ahí es cuando empezás a hacer realmente la plata.”

Por privado, los fans escriben para pedir cosas, y está en cada cual cómo responder.

El vínculo suele comenzar con un mensaje automático de bienvenida con alguna foto de regalo y algún ofrecimiento de compra. “Yo me tomo el ratito para hablar con cada uno”, dice Melany. “Obviamente hay precios y todo se cobra. Si vos querés hablar a un nivel sexual conmigo te sale tantos dólares la hora y charlamos, nos mandamos fotos y hacemos un sexting.”

Melany asegura que el contenido más "llamativo" se vende por mensaje privado. A veces la fotografía su madre.


Melany asegura que el contenido más “llamativo” se vende por mensaje privado. A veces la fotografía su madre.

Alta exposición

“Los suscriptores te escriben, te piden el número, videos, fotos especiales. Yo puedo contestar con mi WhatsApp, mi Telegram, ofrecer personalizados o contarles de otros videos que tengo, que no pongo en OnlyFans porque me denuncian la cuenta”, sigue la pionera Silvina Soria, que tiene tres hijos y hace el profesorado de Matemática.

“También me han pedido cosas que no hago. Yo hago hasta lo que tengo, ofrezco lo que tengo, no voy a arriesgarme a decir que sí y después que me hinchen”.

Su cuenta tuvo un pico el año pasado después de viralizarse un video de TikTok donde, con un vestidito Kendall y la piel aceitada, se sienta en una ducha escocesa. Lo vieron 32 millones de personas en una semana: “Saqué suficiente para alquilar toda la temporada de verano en Mar del Plata”, recuerda.

Que la familia sepa del trabajo en Only Fans se vuelve necesario si se quiere crecer o ya se creció. En primer lugar porque las redes comunes son conductores de audiencia y ocultarse resta promoción; en segundo, porque los nuevos ingresos se vuelven inocultables.

“Llega un punto en que ven que no trabajamos y nos la pasamos viajando, o los ayudamos con plata”, dice Lisandro. En el caso de Melany, su madre no sólo sabe: a veces le oficia de fotógrafa.

Mis suscriptores de la plataforma me escriben, me piden el número, videos, fotos especiales. Onlyfans fue para mí un portal al mundo.

Silvina Soria, creadora en OnlyFans

Gustavo, rosarino que vive en CABA, no sintió que tenía que explicar nada: “Directamente, de un día para el otro, hubo un link de Only en mi Instagram”.

Tiene 33 años, es traductor de inglés especializado en temas médicos y mantiene su profesión: no tuvo que tocar su sueldo en los últimos dos meses, y lleva cuatro en la plataforma.

No arranqué por necesidad económica sino porque soy un morboso y hace tiempo que me grabo con mis parejas”, cuenta.

Su novio se hizo un perfil para poder grabar juntos (con un precio excesivo para que no lo sigan, pero sí para ser etiquetado, término y condición después de tantas denuncias de cámaras ocultas y menores de edad en los contenidos). O de repente se puede inspirar en el medio de una reunión de Teams y filmarse de la cintura para abajo: “A la gente le regustó”, dice.

Por privado, Gustavo aprovecha su inglés para charlar con fans de todo el mundo: “Trato de interactuar lo más que pueda porque eso es lo que genera la fidelidad del suscriptor”.

A Bruno, un hombre le pagaba casi todos los días para que le escribiera mensajes amorosos. Otro modo de recaudar son las propinas, lo que además aporta información certera sobre quién es el público, qué le gusta y qué quiere ver, aunque siempre hay sorpresas: “Hemos hecho videos besándonos únicamente y tuvieron más ingreso que otros explícitos”, aseguran Lisandro y Bruno.

Bella Thorne,  ex actriz de Disney y actual directora de cine erótico, causó furor en OnlyFans.


Bella Thorne, ex actriz de Disney y actual directora de cine erótico, causó furor en OnlyFans.

Los clases de Melany

En su video más exitoso, Melany está sola en una silla con un juguete sexual y una luz cálida de costado. “La clave es disfrutarlo porque se nota cuando algo esta hecho a las apuradas para generar plata nomás”, dice ella, que además enseña a usar OnlyFans por WhatsApp: “No finjo nada, así que tengo que tener ganas realmente de filmar. Por eso cuando lo hago trato de hacer mucho y voy subiendo de a poquito”.

En sus cursos –sesenta cuentas fueron activadas con su ayuda– recomienda arrancar con un stock mínimo de veinticinco fotos y diez videos.

Gustavo agrega: “Al principio tuve la estrategia de tener la cuenta gratis con contenido no tan explícito, para que me empezaran a conocer. Una vez que tenés una base, le ponés un precio y empezás a hacer contenido más explícito”.

Su hora feliz llegó cuando le escribió el dueño de una cuenta famosa para filmar juntos. A Lisandro y Bruno los han convocado actores porno muy conocidos y ya filmaron grandes producciones, por diversión y publicidad, porque económicamente les rinde más OnlyFans.

La gente prefiere videos caseros, no una producción. Le atrae más la cotidianidad del sexo. 

Bruno, creador en OnlyFans

Ese tipo de “favores” suelen hacerse en la plataforma donde, por un lado, el deseo cotiza (“hay fans muy meticulosos que te dicen: ‘che, ese no te gustaba’”) y, por otro, la demanda de contenido es permanente. “Si no se actualiza constantemente el perfil, tu nivel baja, la gente se vuelve intensa, se aburre y cancela la suscripción.”

En cuanto a escenografía y utilería, Melany o Silvina –que han filmado juntas– pueden llegar a invertir unos cuantos miles de pesos por producción, entre hotel, lencería y cuestiones técnicas.

Pero un kit básico puede incluir un trípode, un buen celular y un aro de luz. “Un buen video tiene que ser corto y mostrar todas las lindas etapas del sexo, y que se note que es casero, no una producción. La gente quiere ver la cotidianidad de una persona en el sexo, eso es lo que más le atrae”, dice Bruno.

Los chicos aprovechan el verano para estoquearse de material, y durante el invierno argentino entrenan, viajan o se dedican al ocio, como mirar series. “La gente se piensa que estamos haciendo contenido las 24 horas, que somos una máquina sexual”. A veces Lisandro extraña tener un trabajo normal: en el futuro querría ponerse algún negocio y tener una protectora de animales.

Cuando hace falta, Melany usa la opción de programar contenido (“A vos te llega un mensaje dándote los buenos días y yo capaz estoy durmiendo”) o de habilitar temporalmente la suscripción gratuita para atraer público.

Estudia cómo volver su cuenta más internacional y se está preparando para competir en culturismo a nivel nacional.

Silvina, después de aquel TikTok, alcanzó tal visibilidad que paga tres cuotas de colegio privado y ya hizo llegar su historia de vida a los medios. Gustavo superó sus propias expectativas en cuestión de semanas: “Yo pensé que iba a hacer un par de dólares, no vivir de esto”.

Él era de los que tenían prejuicios: le parecía “no muy bien” semejante exposición. En cambio ahora le puede pasar que lo reconozcan en el gimnasio y disfrutarlo: “Uno cuando va creciendo se va haciendo más morboso, me lo dijo un fan y es así.”

Cifras y estrellas

OnlyFans tiene sus figuras internacionales –además de la mencionada Bella Thorne– y sus peculiaridades. Algunos casos: Cardi B (4.99 dólares la suscripción, avisó que no iba a subir desnudos); Mia Khalifa (ex actriz porno y una de las más buscadas en la plataforma); Michael B. Jordan (dona las ganancias y no sube contenido erótico); Tyga (fue el cuarto usuario con mayores ganancias, casi 8 millones de dólares, se fue y fundó otra plataforma del estilo, Myystar); Blac Chyna (19.99 dólares la suscripción, llega a ganar 17 millones en un mes); Carmen Electra (suscripción free, se paga por posteo, lo mismo que en el caso de Bella Thorne); Bhad Bhabie (23.99 dólares, rompió el record de Bella: ganó 1 millón en seis horas).

En el plano local, en OnlyFans se destacan Cande Tinelli (25 dólares la suscripción), Agibail Chaves (arquera de Boca, 14 dólares) y Cazzu (10 dólares la suscripción, no muy activo). Muchas argentinas optan por DivasPlay, plataforma del uruguayo Mauricio Peña, empresario de la industria XXX. El contenido está también dolarizado y el porcentaje que se queda es mayor que el de OnlyFans. Es principalmente para creadoras mujeres y no hay posibilidad de interacción entre creador y suscriptor.

Ahí están Florencia Peña, Cinthia Fernández, Charlotte Caniggia, Adabel Guerrero, Silvina Luna, Barby Silenzi y Celeste Muriega.

Hoy, mientras Elon Musk planea un sistema de contenido pago similar al de OnlyFans en Twitter, Stokely se concentra en su nueva idea para hacer que los fans se relacionen con las celebrities de un modo distinto llamada Zoop, a la vez que intervino para evitar que se prohibiera la pornografía en OnlyFans luego de una presión bancaria.

Lejos, desentendidos de las internas, los que crean contenido –el que muestra los pies, la que va al baño, la que vende la lencería usada en los posteos, y tantos ejemplos posibles– aprovechan el momento para hacer su diferencia. Dólares, dólares, dólares, y tiempo para gastarlos. 

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